De cómo Dios decepcionó a un Niño.

Los niños y Dios no se llevan bien.

Parece que Dios los odia y maltrata de forma constante y sistemática. Y no hablo solamente de todos los niños asesinados y vejados que menciona en innumerables versículos la santa Biblia; hablo también de los niños que día a día y alrededor del mundo mueren y sufren terriblemente.

Si Dios de verdad existe y “ama a los niños”, es bastante contradictorio que pudiendo evitarles el dolor y la muerte, no lo haga; sino más bien los observa sufrir sin siquiera inmutarse.

Dios ha decepcionado a millones de niños. Lo hace cada día. Cada minuto. Hoy voy a hablar de la decepción de un niño que conocí muy bien; y que se llevó una gran decepción por parte del amoroso y tierno Dios. Por suerte para ese niño, su decepción fue algo relativamente banal, sin gran importancia general, pero que para él, en su momento, era algo muy importante.

Ese niño... al que Dios “le jugó sucio”... soy yo.

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Fui un niño muy creyente en Dios.

De verdad me esmeraba en cumplir sus leyes e intentar de corazón complacerlo.

Rezaba mucho. Ufff... como rezaba!!! Como ya conté en mi relato de “desconversión”, me acostumbre desde muy chico a rezar todas las noches a Dios un padre nuestro y un Ave María. Lo hacía “religiosamente” al punto que si una noche me quedaba dormido, la siguiente rezaba doble (pidiendo antes perdón a Dios por haberme quedado dormido).

Ingenuamente de verdad creía que si eras bueno, no cometías pecado, y te portabas bien en la escuela y con tus padres, Dios te recompensaría con lo que tu le pidieses. Ea! Que me decían que Dios es todopoderoso y que escuchaba todas las plegarias hechas de corazón!!! Y claro... fe. Tenías que orar con mucha fe. Si Dios no te concedía lo que pedías... es que te faltó pedir con más Fe. Así que yo volvía a la noche siguiente a orar mas fervorosamente.

Mi rutina diaria de oración era la siguiente: una vez metido en la cama y bajo las sábanas, unía las dos palmas de las manos y comenzaba a pensar y a dirigirme a “él” con mucha fe.

- Un Padre nuestro y un Ave maría. (de vez en cuando algún “Credo”)

- Luego “conversaba con Dios” como si hablase con él estando a mi lado. (Evidentemente era una conversación de una vía. Dios nunca me respondió ni nada parecido)

- Agradecimientos: Procedía a agradecerle a Dios por estar vivo y sano (ahora reconozco que era una especie de “Gracias Dios porque no me mataste hoy!!!”)

- También agradecía por tener a mis padres y mi hermana vivos y sanos. Claro... mis padres en esa época tenían excelente salud (entre los 30 y 40 años). Supongo que al volverme adulto Dios se vengó de mí asesinando a mis dos padres con enfermedades. Así es Dios... vengativo.

- Agradecía la comida, los estudios, y bla bla... (era un niño, no sabía que había en ese momento millones de niños en el mundo que también oraban a Dios y que no tenían nada que comer, que no iban a la escuela y que muchos morirían al día siguiente de hambre)

- Después de los “Agradecimientos”. Me ponía a enumerar las cosas buenas que había hecho en el día. Pedía perdón por las malas (que casi siempre eran travesuras que le hacía a mi hermanita). Y señalaba las faltas que no hacía: hoy no maté ninguna lagartija; hoy no falté a la escuela; hoy no dije groserías; hoy no maté a nadie, etc...

- Ahhh, y para el final, dejaba la mejor parte: las peticiones a Dios: mi mente de niño funcionaba así:

“Fui bueno. Obedecí a mis padres. No pequé. Salí bien en la escuela. Rezo todas las noches... Dios tiene que concederme algo!!!!”

¿Que le pedía a Dios”

Cosas ingenuas de niño: Lo primero que pedía era la paz mundial y que la gente no sufriera más (aun espero eso...)

Pedía salud para mis padres y seres queridos.

Y de último dejaba las cosas banales y materiales.

Le pedía a Dios cualquier cantidad de tonterías y juguetes que veía en la tele o que tenían mis vecinitos. Procedía de una familia muy pobre y que a veces ni siquiera teníamos para poder comer decentemente. Por esa escasez de “cosas materiales” era que pedía insistentemente todo tipo de artilugios. Eso si... cambiaba de petición casi a diario: hoy le pedía unos walkie-talkies parecidos a los que tenía un vecino; y mañana pedía un guante de béisbol que vi en un comercial en la tele.

De sobra está decir que casi nunca... se cumplían mis pedidos. Sin importar la fe y la concentración con lo que los pidiera.

A pesar de que pedía muchas baratijas diferentes... siempre hubo dos que eran perpetuas en mis oraciones y que religiosamente las pedía noche tras noche: Una bicicleta y una enciclopedia para aprender inglés.

- Bicicleta. De niño nunca tuve una. No teníamos dinero. Recuerdo que una vez mi padre trajo una destartalada bicicleta muy vieja a la que le faltaban las llantas, frenos, sillín y demás cosas. No servía para nada. Y me dijo: “-Tranquilo. Poco a poco le iremos comprando las piezas hasta que esté lista. Ten un poco de paciencia”... Nunca pudo comprar nada y la bicicleta quedo para ponerla “boca arriba” y jugar a los autos con el ring metálico de las ruedas haciendo de volante de vehículo. Viajé por todo mi país con mi auto imaginario y con mi hermana de pasajero.

- Ingles Junior. A veces mi padre conseguía algún buen trabajo esporádico y los fines de semana íbamos a un gran supermercado a comprar los víveres. Allí, cuando sobraba algo de dinero, él me compraba algo que yo siempre apreciaré y que le estaré inmensamente agradecido: libros. Casi siempre eran fasciculos de enciclopedias de los cuales solo comprábamos los tres primeros y después nos quedábamos sin dinero. Pero una vez compró algo que me fascinó: un tomo de una enciclopedia llamada “Inglés Junior”. Era un lindo estuche con forma de libro, que lo abrías y dentro tenía un libro y dos casettes donde aprendías inglés desde cero; y especialmente dirigido a los niños. ¡Lo leía y escuchaba cientos de veces!!! Trataba de la historia de un par de extraterrestres con forma humana que llegan a un circo y comienzan a trabajar allí. Todos estos personajes me enseñaban a hablar y entender el inglés. Británico, por cierto. Eran 12 tomos... pero solo pudimos comprar 4.

Y aunque sabía que ya había perdido la oportunidad de completar la colección tanto por falta de dinero como porque ya se había agotado la existencia... yo seguía pidiendo y rogando a Dios por tener el resto de los libros. Dios es todopoderoso y si hizo cosas tan maravillosas e increíbles como las que relata la Biblia... seguro que el conseguir el resto de los libros sería algo fácil para él.

Ehh...

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Dejé de hacer ese tipo de oraciones-peticiones más o menos hasta los 11 o 12 años. Eso si, nunca abandoné el sempiterno Padrenuestro y Ave maría.

Crecí.

Con el tiempo dejé de creer en fantasmas, Dioses y gobiernos populistas. Caí en cuenta que todo, absolutamente todo lo que obtienes en la vida, bien sea material o inmaterial, lo logras tu solo o con la ayuda de otras personas. No hay Dioses o espíritus involucrados.

Me enteré que las oraciones eran una pérdida incalculable de tiempo y que mi infancia era un lamentable ejemplo de eso. Que las oraciones no sirven para nada; solo para atarnos psicológicamente a ese inexistente Dios y a muy “existente” religión y sus ladrones líderes.

Pero me las cobré... ehh!!!

Bueno, en realidad fue media venganza: ya mayor (de hecho después de los 35 años) por fin logré uno de mis mas anhelados sueños de mi infancia: tener mi propia bicicleta. Pude ir y elegir una a mi gusto. Con los accesorios que se me antojase. ¿El precio?... nahhh, no importa. Al fin tenía dinero como para dejar ese detalle de lado. Me hice con una Merida crossway V10, le cambié las gomas/llantas originales por unas más gruesas. Guardafangos, cambios de velocidad de ultima generación, tacómetro. Luces delanteras y traseras. Y demás aditamentos. Pagué en total más de 500 euros.

Mi Bicicleta (Foto colección del autor)

Mi “Yo” niño se hubiese muerto de un infarto al verla.

Lamentablemente en mis múltiples viajes alrededor del mundo... tuve que dejarla. ¡Pero ahí está! Y espero algún día volver cómo turista y manejarla de nuevo. De todas las cosas materiales que he podido llegar a tener... esa "mí" bicicleta, es por la que me siento más orgulloso.

¿Y los libros de inglés?... bueno, ya estoy grande y me las ingenié para aprender mí primitivo inglés por mi cuenta. Ya esos libros no me serían de utilidad. Pero si tuviese la oportunidad de comprarlos a un precio razonable... ¡claro que lo haría! Leerlos y escucharlos sería como un viaje a través del tiempo al pasado, cuando las cosas eran más sencillas y éste asunto llamado "Vida" no parecía tan difícil y complejo.

Si algún lector tiene o conoce alguna posibilidad de venderlos... por favor comunicarse conmigo. Y si a algún genio se le ha ocurrido escanearlos y pasarlos a algún formato de lectura... le estaría inmensamente agradecido si lo comparte conmigo.

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¿Qué me propongo al contar ésta sencilla historia que sé que a muy pocas personas le interesa?

Dos cosas:

1) Que Dios no existe y por esa razón, no solo mis triviales oraciones quedaron en la nada, sino que las miles y millones de peticiones realmente importantes de niños con serios problemas... caen totalmente en el vacío.

2) Si dios existe, es un ser realmente abyecto y cruel que escucha pero no atiende los ruegos de miles de niños que esperan cosas más valiosas que simples juguetes: desde un bocado de pan, pasando por no ser golpeados o violados hasta el no morir por las tantas amenazas que los rodean.

De verdad que, a pesar de las limitaciones y la pobreza... tuve la suerte que mis constantes oraciones eran para pedir cosas triviales. Muchos niños no tuvieron esa suerte.

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Excusas Cristianas.

Ante el hecho de que Dios nunca cumplió ese par de peticiones infantiles, muchos cristianos suelen responder cosas como :

- "Más bien tienes que estar agradecido de que tuviste familia, comida y estudio"

O sea... ¿de eso se trata la vida? ¿De sobrevivir?

¿Donde queda eso de "pedid que dios dará"?

¿Y los niños que tuvieron todo tipo de comodidades y que nunca rogaron por nada? ¿Y los hijos de ateos acomodados?

¿Por qué Dios le da Playstation 4 a niños que nunca han orado por ello, y a otros niños que ruegan por comida más bien les envía pestes y parásitos intestinales?

Amigo Cristiano lector. Piénselo. Si ese no fuese "su dios" seguro pensaría que un ser así, que juega con la ilusión y la vida de niños indefensos, es un sádico bastardo.

- "Seguro dios no te concedió la bicicleta porque tendrías un accidente grave en el futuro. No era conveniente para ti"

O sea... dios en su magnanimidad tenía preparado un auto para que me atropellase, si y solo si, llegaba a tener una bicicleta.

Ese argumento también se aplica a:

Dios: - Ese niño pide por un pedazo de pan para el almuerzo de mañana. Pero no se lo daré ya que tengo perfectamente diseñado que se atragante y se asfixie si se lo doy.

En teoría, ¡Dios puede manejar el destino a voluntad! Tener predestinadas desgracias a infantes como excusa para no cumplir peticiones... es de lo peor para alguien que se autodenonine "Amor".

- Los caminos de Dios son misteriosos. Nadie puede entender las decisiones de dios.

De verdad que no entiendo... no importa si me esfuerzo en ser bueno y cumplir los mandatos de dios. No importa si rezo, oro, pido con la más grande fe, devoción y perseverancia... al final estamos sujetos a que posiblemente Dios no nos escuche o por el contrario nos envíe algún mal bajo la excusa: "eso es un misterio"

- Los caminos de Dios son misteriosos

- Excusas Cristianas: "Eso es un Misterio que no podemos entender"

- "Nadie puede entender a Dios". Excusas y Contradicciones Cristianas

Y... ¡Sin duda es una pérdida de tiempo orar!... siempre prevalecerá el capricho de dios.

Que ganas de desperdiciar el tiempo tienen algunos.

Revisar:

10 Razones de porque las Oraciones y Rezos son Perjudiciales y Dañinas

La Farsa de la Oración. Lo Inútil de Pedirle a Dios

La Farsa de la Oración. Lo Inútil de agradecerle a Dios

- Eres Ateo porque Dios no te dio lo que pedías.

Este es el "Clásico de los clásicos". A los creyentes les encanta decir que nos volvimos Ateos porque estamos enojados con Dios al no cumplirnos alguna petición.

Es como decir: "Voy a dejar de creer en la existencia de mi padre porque no me compró el sabor de helado que quería".

La verdad conozco a muy pocos Ateos que afirman que su desconversión fue por algún incumplimiento divino. La mayoría tenemos razones de sobra y muy contundentes. En general no creemos en Dioses porque NO hay evidencias de su existencia.

En mi caso particular pueden verificar mí falta de creencias revisando el resto de este Blog, en especial:

- 5 Razones por las que no creo en Dios

- 5 Razones por las que no creo en Jesús

- 5 Razones por las que no creo en la Biblia

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Ahora, ya mayor, con más experiencia y todavía tratando de entender lo que significa "vida"... Si pudiese hablar en éste momento con mi "yo" niño... le diría:

No pierdas tu sueño... necesitas más horas para dormir, para descansar, para enfrentar los retos que encontrarás mañana.

Y no pierdas tus sueños... anhelando que algún ser invisible, mudo y etéreo los cumpla mágicamente. Hazlo tú. Cúmplelos tú. No importa si hoy o mañana no se pudo. Tarde o temprano se presentará la oportunidad de llevarlos a cabo sin la necesidad y el estorbo de dioses inexistentes.