La Mente del Ateo
30 de Mayo de 2016 | 06:57
por Walter Burriguini
¿Se puede afirmar tajantemente que Dios no existe? ¿Hacen realmente eso los ateos? ¿Qué hacen si no? A continuación, un cuadro apretado pero minucioso que muestra los entresijos de una forma de pensamiento sobre los que la mayoría opinamos sin conocer en profundidad
El primer paso para entender el pensamiento ateo es tener claro que la inexistencia precisamente por serlo no deja evidencias. Y sin evidencias, es imposible demostrarla. ¿Qué debería exhibirles para demostrar (pongamos por caso) la inexistencia de Papá Noel? ¿Ninguna foto? ¿Ningún trineo volador? Y eso se consigue exactamente en ningún lugar.
Ahora bien, si no se puede demostrar la inexistencia de Papá Noel, ¿qué nos obliga a descartar tajantemente su existencia? Nada. Así que desde un punto de vista lógico muy estricto, quizás existe.
El ateo es, antes todo, alguien que toma muy en serio esta imposibilidad lógica de descartar tajantemente la inexistencia. En consecuencia (y contrariamente a lo que supone un prejuicio muy arraigado) no piensa que Dios no existe de ningún modo. ¿Y entonces? Piensa en realidad que aún cuando Dios existiese, sencillamente no se justifica creer en Él.
Razona el ateísmo: no hay ninguna teoría seria en la que sea necesario postular a Dios como premisa, ni los teístas han podido usarlo jamás en forma coherente para explicar fenómeno natural alguno, ni siquiera aquellos que hasta ahora no han podido ser explicados de otra manera. Si Dios existe, todo indica que “por algún misterioso motivo” decide no intervenir en el mundo real [1]. Si no interviene en el mundo real, por definición es indetectable. Y si es indetectable, resulta absolutamente indistinguible de un personaje de ficción. ¿Qué sentido tiene, pues, tratarlo como si fuera de verdad?
Desde la perspectiva atea, no obstante, el mundo real no es lo único que no proporciona justificación para creer. Tampoco ofrece justificación la idea de Dios defendida por los teístas. Es decir, es demasiado contradictoria y disonante como para tomar en serio. Por ejemplo: aseguran los creyentes que Dios es omnisciente: tiene la cualidad esencial de saber y conocer todo de antemano (Salmos 139: 3-4; 1 Juan 3:20). Y por otro lado, aseguran que Dios desea y espera que las personas se enmienden y mejoren. Por eso nos invita a la santidad (Mateo 5:48) y manda a Jesús en misión salvadora al planeta Tierra (Juan 3:16). O sea, Dios tiene expectativas de cambio. Y su comportamiento en Números 14:11 (Antiguo Testamento) despeja cualquier duda al respecto.
Ahora bien, ¿no es acaso la omnisciencia la anulación directa de cualquier tipo de expectativa? Sabe y conoce hasta el más mínimo detalle todo lo que va a acaecer en el Universo, incluso si las personas se van enmendar o no, ¿cómo puede anhelar y pretender que algo cambie en esa historia que domina hasta el hartazgo? [2] ¿Alguien se imagina a sí mismo anhelando y pretendiendo (como Dios en Números 14:11) que algo cambie en el comportamiento de los personajes de una película cuyo argumento ya conoce pormenorizadamente de antemano? No tiene sentido. Y hay una constatación final que profundiza todavía más la seriedad del embrollo. Según los creyentes, Dios no puede hacer nada que contradiga su propia esencia. Sin embargo, acabamos de ver que lo presentan como un ser que se hace expectativas y tal expectación (también lo acabamos de notar) contradice fuertemente un aspecto de la esencia divina: la omnisciencia.
Otro ejemplo, que agrego al único efecto de hacer constar lo diverso y variados que son los embrollos divinos. Los creyentes aseguran que Dios no puede hacer cosas ilógicas. Mientras que por otro lado, aseguran que hizo surgir lo existente desde la nada. ¿Hay una cosa más absurda que algo surgiendo de la nada; existencia surgiendo de la no-existencia? Parece que, al final, Dios si puede hacer cosas ilógicas. Y en caso que no pudiera, significaría que lo lógico condiciona su accionar, ¿pero no aseguran los creyentes que es omnipotente, que su poder no conoce límites? Pedazo de maraña.
No se puede decir “no hay Dios”. Se puede decir “no hay fundamentos razonables para creer que Dios es cierto”. Esa es, a fin de cuentas, la posición general entre los ateos [3]. Porque, ¿qué tiene de razonable dar por cierto un ser que resulta super indetectable pese a estar en absolutamente todas partes, y que se hace expectativas pese a saber y conocer absolutamente todo de antemano? ¿Qué tiene de razonable creer en un ser que no puede hacer cosas ilógicas pese a ser omnipotente y que desobedece esa restricción (de todos modos impracticable) para sacar existencia de la nada?
Estas son el tipo de preguntas que millones de escépticos se hacen cada día alrededor del mundo. Y son el tipo de preguntas que tarde o temprano nos vamos a tener que hacer todos alguna vez (incluso los teístas), a no ser que renunciemos conscientemente a usar el raciocinio en forma honrada.
____________
NOTAS
[1]
Los teístas tratan de refutar que Dios no interviene en el mundo real argumentando que a veces se producen milagros. Pero nunca hay pruebas serias de que realmente lo sean. Y las conclusiones de que lo son, descartan arbitrariamente posibles explicaciones que no sean sobrenautrales y normalmente se apoyan en el prejuicio que Dios existe sin lugar a dudas.
[2]
La omnisciencia no sólo anula la expectación divina. También anula la certeza del Juicio Final. Debido a su poder de visión ilimitado, Dios conoce desde antes que exista el Universo quién se va a portar bien o quién mal y cuál es su propio veredicto al respecto. Así que, por regla de tres simple, el juicio no se hace al final. Ya está hecho y sellado incluso desde antes del principio, desde la eternidad misma.
[3]
Bien sabido es que hay personas que sí afirman tajantemente la inexistencia de Dios. Son los antiteístas, algo así como la facción jacobina del campo escéptico. Para ellos, la ausencia de fundamentos razonables es, en sí mismo, una evidencia que Dios no existe. Una presunción errónea, desde la perspectiva de los ateos. Y tratan de demostrarlo con una pregunta: ¿“no tomar cocaína” puede considerarse una adicción? De ninguna manera: “no tomar cocaína” es la ausencia de adicción. Una no-adicción. Del mismo modo, “no haber fundamentos razonables” no puede considerarse una evidencia porque es la ausencia de ésta. Una no-evidencia.
El autor: Walter Burriguini es historiador mendocino, Universidad Humboldt de Berlin, residente en Alemania.
Fuente:
http://www.mdzol.com/opinion/675006-la-mente-del-ateo/
Ver:
Opinión - Debate.
Los Ateos también van al Cielo
Ver:
Lista de las Excusas más utilizadas por los Cristianos en los debates con Ateos
Opinión - Debate.
Los Ateos también van al Cielo
Ver:
Lista de las Excusas más utilizadas por los Cristianos en los debates con Ateos
Ver: "Niños sin Dios"
Ver Articulo: Países con más Ateos
Ver Articulo: Los Países Ateos son más Pacíficos
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"La diferencia entre una religión y un espejismo es el número de personas que la comparten"
Anónimo