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Cuando Dios fue juzgado y condenado a muerte (Opinión y Noticias)

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El día en que Dios fue juzgado y condenado a muerte


29/05/2013

Tras el triunfo de la Revolución Rusa de 1917 los bolcheviques se empeñaron en erradicar completamente la religión, que consideraban como un veneno para el pueblo, y para ello iniciaron una serie de persecuciones sistemáticas contra la Iglesia. Entre los muchos episodios que tuvieron lugar en esas fechas, y que incluían generalmente el asalto a monasterios e iglesias y la confiscación de sus bienes, llama la atención uno en concreto. Tuvo lugar en Moscú el 16 de enero de 1918 y fue el «Juicio del Estado Soviético contra Dios por sus muchos crímenes contra la Humanidad».

Se trató de una simulación de un juicio, presidido por el comisario del pueblo para la instrucción pública Anatoli Vasilievich Lunacharski, conocido sobre todo por su labor como crítico literario y por ser uno de los fundadores del movimiento artístico proletario. Con una Biblia situada en el banquillo de los acusados, durante más de cinco horas se leyeron los cargos que el pueblo ruso, en representación de toda la especie humana, formulaba contra Dios. Se presentaron pruebas tanto en su contra, en forma de testimonios históricos, como a su favor, incluyendo una petición de absolución alegando «grave demencia y trastornos psíquicos». El tribunal popular desestimó esta última petición y Lunacharski acabó leyendo la inevitable sentencia. Dios fue declarado culpable de genocidio y de crímenes contra la Humanidad y condenado a muerte. La sentencia, que no podría ser recurrida ni aplazada, debía ser ejecutada al día siguiente.

Fusilamiento de Dios

Así que a las seis y media de una fría mañana de un 17 de enero de 1918 un pelotón de fusilamiento mató simbólicamente a Dios disparando cinco ráfagas de ametralladora contra el cielo de Moscú. La ejecución de la sentencia se repitió en otros lugares, en muchos casos disparando no contra el cielo sino contra imágenes y monumentos cristianos.

Como curiosidad, decir que en 1933 Stalin nombró a Lunacharski embajador en España, aunque murió en Menton, Francia, antes de poder tomar posesión de su nuevo cargo.

Fuente:
http://lapiedradesisifo.com/2013/05/29/el-d%C3%ADa-en-que-dios-fue-juzgado-y-condenado-a-muerte/


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Lunacharski, el comunista que «juzgó» a Dios por crímenes contra la humanidad


/ MADRID Día 12/09/2013 - 11.10h

En 1918, este comisario de Instrucción Pública de Lenin y posterior embajador en España en la Segunda República organizó en Moscú un juicio contra el Todopoderoso en el que fue «imputado» por genocidio y «condenado a muerte»

«La religión es como un clavo. Cuanto más se la golpea en la cabeza, más penetra», dijo Anatoly Lunacharski en 1923. Y debía saber de lo que hablaba este comisario de Instrucción Pública de Lenin, que había dedicado gran parte de su vida a perseguir a la Iglesia tras el triunfo de la Revolución Rusa en 1917. Él y sus camaradas bolcheviques estaban convencidos de que podían erradicar la religión de la noche a la mañana y, como tal, se dedicaron a confiscar los bienes eclesiásticos, destruir monasterios, organizar procesiones simbólicas en las que se ridiculizaba a dioses y profetas y a erigir cadalsos en los que se decapitaban y quemaban efigies del Papa.

Pero el hecho más sorprendente e insólito fue el que protagonizó Lunacharski en enero de 1918: el «Juicio del Estado Soviético contra Dios». Un acontecimiento que tuvo lugar un año después de que el zar Nicolán II fuera derrocado, al inicio del considerado primer periodo (1918-1923) de la persecución sistemática contra la Iglesia en Rusia, y que coincidía con la primera época de la exaltación del delirio iconoclasta.

En esta vorágine de acontecimientos se organizó en Moscú un tribunal popular presidido por el tal Lunacharski, que se declaró absolutamente competente para juzgar al Todopoderoso por sus «crímenes contra la Humanidad».

«Culpable» de genocidio

El 16 de enero, y con una gran cantidad de público presente en aquel «circo» histórico, comenzó el proceso en el que, durante más de cinco horas, se produjo la lectura de todos los cargos que el pueblo ruso, en representación del resto de la especie humana, formulaba contra el «reo». La imputación principal parecía estar clara para los fiscales bolcheviques: Dios era «culpable» de genocidio.

No parecía haber diferencias entre aquel juicio «divino» y otro de índole más terrenal. Los detalles estaban perfectamente cuidados, como si de un juicio legal se tratara: en el banquillo de los acusados se colocó una Biblia, los fiscales presentaron una gran cantidad de pruebas basadas en testimonios históricos y los defensores designados por el Estado soviético presentaron bastantes pruebas de su inocencia, llegando incluso a pedir la absolución del «acusado», alegando que padecía una «grave demencia y trastornos psíquicos», no siendo responsable de lo que se le achacaba.

Otro detalle importante de esta historia es que el presidente del tribunal no era exactamente un ignorante en lo que a cuestiones de religión se trataba. Todo lo contrario. Lunacharski –que en 1933 sería nombrado precisamente embajador en España de la URSS– aprovechó sus largas temporadas en la cárcel, antes de 1917, para estudiar intensamente la historia de las religiones, a la que ya se había dedicado durante años en París, como reconoce en su autobiografía.

De hecho, la intención de su libro «Religión y socialismo» –que provocó una violenta condena por parte de los miembros de su partido– era incorporar al marxismo los valores religiosos y salvacionales que se encontraban en las formas religiosas y cristianas. Esto le puso en contra a muchos de sus camaradas.

Sentencia de muerte

El 17 de enero de 1917, tras cinco horas de testimonios, apelaciones y protestas, el tribunal declaró finalmente «culpable» a Dios de los delitos que había sido acusado: genocidio y crímenes contra la Humanidad. A Lunacharski ya sólo le quedó leer la sentencia: el Señor moriría fusilado a la mañana del día siguiente y no se daría hasta entonces la posibilidad de interponer ningún tipo de recurso, ni establecer el más mínimo aplazamiento.

La pena de muerte fue ejecutada por un pelotón de fusilamiento, disparando varias ráfagas al cielo de Moscú.

Pocos años después, entre 1923 y 1929, la astucia del pensamiento bolchevique aconsejó no repetir este tipo de actos ni la persecución abierta contra la Iglesia que habían protagonizado en los años anteriores, e incluso el mismo Lunacharski condenó los excesos cometidos en este sentido, antes de morir en el camino hacia España, cuando se dirigía a ocupar su cargo en la embajada.

Fuente:
http://www.abc.es/20120117/archivo/abci-lunacharsky-juicio-dios-201201121325.html


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El juicio a Dios de Lunacharski


Historia 4|MARZO|2016

En enero de 1918, poco después del triunfo de la Revolución Rusa y en plena guerra civil, el comisario de Instrucción Pública de la URSS, Anatoli Lunacharski, decidió abrir uno de los más llamativos procesos judiciales de la historia. Los primeros años tras el triunfo de la revolución fueron de un especial anticlericalismo y los ánimos hacia la Iglesia en Rusia estuvieron de lo más caldeados, llevándose a cabo una persecución contra todo aquello que oliera a religión en territorio soviético. Dadas estas condiciones, Lunacharski, para darle aún más repercusión pública al asunto, decidió que Dios debía ser sometido a un juicio por sus crímenes. Las manifestaciones iconoclastas de la época fueron de lo más variopintas, pero esta sin duda se llevaba la palma.

El propio Lunacharski se declaró al frente del proceso y se organizó en Moscú un tribunal encargado de juzgar al Altísimo por sus delitos. El día 16 de enero comenzó el juicio con una lectura de más de cinco horas de los cargos que el pueblo ruso, como acusación particular, atribuía a la deidad, aunque realmente se podían resumir en uno solo: se acusaba a Dios de genocidio.

Las características del juicio fueron las de cualquier juicio ordinario, intentando dotar del mayor realismo posible a la representación. Por un lado los fiscales presentaron diversas pruebas que inculpaban a Dios en crímenes contra la humanidad, y por otro el propio acusado tenía su defensa, abogados de oficio que el Estado le había asignado de pleno derecho tal y como le correspondía; y bueno, como Dios en persona no iba a sentarse en el banquillo de los acusados pues recurrieron a colocar una Biblia en su lugar, no todo podía ser calcado a un juicio real. Los abogados tuvieron que hacer de abogados del diablo (bueno, no, en realidad aquí era precisamente al revés) y defender a Dios utilizando distintos argumentos, pero como suele ocurrir cuando tienes que defender algo indefendible, que tienes las de perder por todos lados y sabes que más vale asegurar la opción menos mala, recurrieron a lo típico: alegaron que Dios padecía una demencia y trastornos psíquicos. Como vemos la táctica de alegar enajenación ha sido utilizada desde siempre y por todo dios, nunca mejor dicho.

Tras otras cincos horas de apelaciones y protestas, consideró declarar a Dios culpable de los delitos de genocidio y crímenes contra la humanidad. Y se dictaminó la pena también. Dios debía morir fusilado al amanecer del día siguiente, y así se hizo, pero en esta ocasión dispararon al cielo, no la Biblia que habían venido utilizando como personificación divina. No sabemos exactamente cuando decidieron que ya estaba bien de disparar, pero seguro que se tiraron un buen rato por aquello del por si acaso.

Lo más curioso de todo es que el mismísimo promotor del juicio era un gran estudioso de la historia de las religiones y las relaciones entre teología y política, de hecho Anatoli Lunacharski se encontró con más de un problema dentro del partido (ni más ni menos que con Lenin topó) por querer aplicar los conceptos religiosos del dogma cristiano a la revolución y al sistema comunista, especialmente el concepto de ideología de la salvación. La utilización de los principios salvacionales cristianos aplicados al marxismo queda reflejada en su obra Religión y socialismo y no fue el único que planteó cosas por el estilo. En los últimos años de su vida, tuvo una actitud crítica ante este periodo de exaltación antirreligiosa y en los años posteriores a 1929 se rebajó el nivel de violencia en este aspecto por parte de la propia URSS. Puede que quizá fuera porque ya no quedaba nada que reprimir, pero bueno, algo fue algo. Lunacharski, el hombre que pasó a la historia por haber juzgado a Dios, acabó muriendo en 1933 cuando se dirigía a ocupar su puesto como embajador en la España de la II República.

Fuente:
http://queaprendemoshoy.com/el-juicio-a-dios-de-lunacharski/


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El día en que Dios fue fusilado


EL PAÍS | 02 de agosto de 2013
Autor invitado: Javier Sanz, autor del blog Historias de la Historia (*)

Precisamente a Benedicto XV le tocó uno de los peores días para la Iglesia o, mejor dicho, para Dios... el día que fue acusado, juzgado y condenado por genocida.

El protagonista de esta historia fue Anatoly Lunacharski, un marxista que tras la Revolución de Octubre (1917) -Revolución Bolchevique- se puso al frente del Comisariado Popular para la Instrucción Pública (Narkompros) encargado de la educación y la cultura en la URSS. Se convirtió en una especie de mecenas de la cultura y salvador de bienes culturales que los bolcheviques pretendía destruir; en materia educativa trató de que llegase a todos los rincones del vasto territorio soviético y disminuir el analfabetismo reinante; y en materia religiosa... persecución contra la Iglesia. Y como en el caos y en las revoluciones los fanáticos suelen hacer de las suyas, Lunacharsky fue un poco más allá... en 1918 montó un juicio a Dios con la acusación de genocidio.

Un juicio en toda regla: en ausencia de reo -no pudieron localizar a Dios porque tenía el móvil apagado o fuera de cobertura- pusieron en su lugar una Biblia; los fiscales acusadores se basaron en hechos históricos y los abogados defensores, lógicamente de oficio, pedían la absolución por enajenación mental. Aunque el tribunal popular que juzgaba el caso tenía claro el veredicto, deliberaron una cuantas horas junto a unas botellas de vodka. Se le declaró culpable de genocidio y Lunacharski, presidente del tribunal, lo condenó a morir fusilado. A las 6 de la mañana del 17 de enero de 1918, el reo era ejecutado... se dispararon varias ráfagas al cielo.

Falleció en Francia en 1933 cuando viajaba hacia España para ocupar el puesto de embajador.

Fuente:
http://blogs.elpais.com/cuestion-de-fe/2013/08/el-dia-que-dios-fue-fusilado-por-genocida.html

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Nota del editor del Blog:
Agradezco publicamente al lector y colaborador del Blog: Ivan Ivan. Por recomendar la presente publicación.
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Ver:
De cómo el Autor de este Blog blasfemó contra el Espíritu Santo y se condenó al Infierno

Ver:
Top 10. Los Misterios de la Biblia

Ver:
Top 10 Amenazas Cristianas



   
Ver:
De por qué Dios odia a los Ateos


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De por qué Dios odia a los Blasfemos

Ver: Lo Sobrenatural Hoy... 
¿Está presente Dios en el Mundo Actual?


Ver: Curaciones milagrosas. 
Punto de vista Ateo

Ver: La Probabilidad de Escuchar a Dios. 
Las Comunicaciones Sobrenaturales Divinas.

Ver: Guía para el Cristiano novato que desea convertir Ateos en Creyentes



Ver Artículos sobre: 
Los 10 Mandamientos 

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Oraciones Cristianas

Ver: ¿Nadie ha visto a Dios?


                          

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