El ministro salió del clóset manifestando su ateísmo: Ordóñez arremete contra Alejandro Gaviria
COLOMBIA 5:23 AM - 20 DE ABRIL DE 2017
Por: Noticiascaracol.com
El exprocurador respondió a señalamientos que minsalud hizo en entrevista con Noticias Caracol y acusó al Gobierno de estar en contra de los valores cristianos.
“Lo del ministro Gaviria es importante por varias razones, primero porque se salió del clóset manifestado públicamente su ateísmo (…) pero lo importante es que devela la razón de ser del Gobierno, devela la agenda del Gobierno en estas materias de carácter cultural, ese fanatismo laicista, fanatismo agnóstico”, aseguró.
En la entrevista, Alejandro Gaviria había manifestado que Ordóñez lideró una cruzada contra ciertos funcionarios. Esto fue lo que dijo:
“Yo básicamente lo voy a decir con absoluta claridad. Ha habido una persecución desde la Procuraduría a todos los funcionarios públicos que se atrevieron a entrar en ese tema. De Alejandro Ordóñez hacia abajo”.
“Él lideró casi una cruzada en contra de funcionarios honestos que querían cumplir lo que había estipulado la Corte Constitucional”.
¿Cómo era esa persecución?
“Con investigaciones disciplinarias abiertas, con demandas a todos los actos administrativos, con cartas que llegaban aquí todos los días, con citaciones al Congreso de algunos congresistas aliados de esa causa que yo combato, no solo intelectualmente sino con políticas públicas”.
Al respecto, Ordóñez lo negó y pidió al ministro que le dijera cuántos funcionarios fueron sancionados por esos temas. “Ni uno”, añadió enfáticamente.
Además afirmó que en casos como el del aborto ha sido el Consejo de Estado quien en tres oportunidades ha tumbado decisiones referentes al tema, al considerar que el Gobierno se ha extralimitado en sus funciones.
Fuente:
http://noticias.caracoltv.com/colombia/el-ministro-salio-del-closet-manifestando-su-ateismo-ordonez-arremete-contra-alejandro-gaviria
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La disputa entre el ministro de Salud ateo y el exprocurador católico
Alejandro Gaviria y Alejandro Ordóñez no comparten posiciones y eso los ha llevado a mutuos ataques.
Por: ELTIEMPO.COM 20 de abril 2017 , 09:30 a.m.
Un rifirrafe con fuertes acusaciones de lado y lado se desató entre dos hombres con alta figuración pública, uno desde el Gobierno y otro desde la oposición, quienes, al parecer, no comparten más que el nombre.
Alejandro Gaviria, actual ministro de Salud, y Alejandro Ordóñez, exprocurador y líder de la oposición conservadora al gobierno de Juan Manuel Santos, tranzaron una discusión que toca temas de fondo como la relación entre las convicciones religiosas de los servidores públicos y las decisiones que toman desde sus cargos.
El detonante del más reciente desencuentro fue una entrevista concedida por Gaviria a ‘Noticias Caracol’ que gira alrededor de las ideas de este en el libro ‘Alguien tiene que llevar la contraria’, en el que se declara abiertamente ateo.
Preguntado por el periodista Juan Roberto Vargas, Gaviria se ratifica: “Soy ateo como producto de lo que he leído, de lo que he vivido, de la forma como concibo el mundo, pero me gusta la espiritualidad. Creo que es importante para todos los seres humanos tener un sentido de la trascendencia”, dice.
Pero, más allá de una declaración de principios, la entrevista transita hacia disputas de orden ideológico y moral que han trascendido en políticas públicas y en las que el Ministerio de Salud, a su cargo, se ha visto enfrentado con otras entidades, como la Procuraduría, cuando Ordóñez estaba a la cabeza.
“Aquí ha habido una persecución desde la Procuraduría a todos los servidores públicos que se atrevieron a entrar en ese tema. De Alejandro Ordóñez hacia abajo”, asegura Gaviria.
Para él, las dos peleas más “complejas” en ese sentido desde su cartera han sido la vacuna contra el virus del papiloma humano –“que algunos fundamentalistas religiosos la llaman la vacuna de la promiscuidad”, dice– y el cumplimiento de la sentencia de la Corte Constitucional que autoriza la interrupción voluntaria del embarazo en tres situaciones específicas.
La primera réplica de Ordóñez surgió casi de inmediato, en la noche del martes. “Un ateo confeso me acusa de usar la ley para defender la vida y los valores. Le compro su acusación”, trinó Ordóñez, a quien se le ha visto más desparpajado en sus posiciones desde que fue destituido de su cargo por el Consejo de Estado, en septiembre de 2016.
Según Gaviria, Ordóñez le hizo daño al país desde su función pública con su oposición a la interrupción voluntaria del embarazo, porque “en Colombia, según las estadísticas disponibles, que no son muy exactas, hay 300.000 o 400.000 abortos clandestinos”. Agrega que se pudieron evitar “muchas muertes y sufrimiento humano”, de llevar a la práctica la jurisprudencia de la Corte.
Pero Ordóñez no paró en sus réplicas, y este miércoles hizo al menos 10 trinos contra Gaviria y sus posiciones, que calificó como “el fundamentalismo ateísta de este Gobierno”. Otra frase que se puede leer en la cuenta oficial del exprocurador dice: “Un gobierno sin Dios promueve el aborto, la eutanasia y legalización de la droga. Además, se ufana de su ateísmo en televisión nacional”.
Ordóñez se mantuvo como tendencia en redes sociales por cuenta de sus declaraciones. Si bien recibió manifestaciones de apoyo de sus seguidores, también fueron fuertes las críticas en su contra de quienes resaltaban el carácter laico de la Constitución de 1991.
Una de las críticas más punzantes salió del Twitter del caricaturista Matador, quien recordó la muerte de su padre tras una larga lucha para que se le permitiera la eutanasia: “Señor Ordóñez mi papá José Ovidio González era ateo y usted utilizó su cargo para alargar su sufrimiento. Sólo que mi papá tenía más huevos” , escribió.
El exprocurador volvió a a polémicas recientes, al mencionar las cartillas “diseñadas por la (ex) ministra” Gina Parody “para robarle la inocencia a nuestros hijos”, y el argumento de la oposición a los acuerdos con las Farc de que este contenía una supuesta “ideología de género”: “Ahora comprendo por qué acuerdos de La Habana pretendieron elevar la ideología de género a normas constitucionales”, aseveró.
Las posiciones de Ordóñez y Gaviria lucen irreconciliables, pues mientras el exprocurador manifestó que “Dios está presente en todos los escenarios” de su vida, Gaviria aseguró en la citada entrevista que le gusta “llevarle la contraria a los mercaderes de la inmortalidad, esto es, la industria farmacéutica y la Iglesia católica”.
Aunque Gaviria dice que no tiene aspiraciones en la política electoral, y Ordóñez se perfila como precandidato presidencial para el 2018, sus hondas diferencias radican en temas tan profundos que es posible esperar nuevos desencuentros entre el Alejandro católico, descalificado como "fundamentalista" por quienes no comparten sus ideas, y el Alejandro ateo, descalificado como "fundamentalista", también, por sus detractores.
Fuente:
http://www.eltiempo.com/vida/salud/pelea-entre-alejandro-ordonez-y-alejandro-gaviria-por-entrevista-en-caracol-79554
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¿Dejaría la salud y la educación de su hijo en manos de un ateo?
Los cuestionamientos del exprocurador Alejandro Ordóñez al ministro de Salud, por no creer en Dios, reviven temores de una mezcla peligrosa entre religión y política que se consideraba parte del pasado.
ANÁLISIS | 4/29/2017 10:00:00 PM
Hace unos días el ministro de Salud, Alejandro Gaviria, declaró en una entrevista a Noticias Caracol su condición de ateo. Casi de inmediato Alejandro Ordóñez salió a acusarlo de promotor de la cultura de la muerte por no creer en Dios, le pidió renunciar y le preguntó a los colombianos: “¿Dejaría usted la salud de su familia y la educación de sus hijos en manos de un ateo?”.
Las palabras del exprocurador causaron un gran debate en los medios y las redes sociales. Periodistas, opinadores y caricaturistas las calificaron de sectarias e incluso representantes de la Iglesia católica mostraron su descontento. “Las declaraciones de Ordóñez son muy poco felices y contrarias a la postura oficial de la Iglesia que se encuentra consignada en el Concilio Vaticano II y ‘Dignitatis humanae’, en la que queda claro que toda persona tiene derecho a tener una religión o no y que por ello no puede ser discriminada”, le dijo a SEMANA el padre Carlos Novoa, jesuita, profesor titular y doctor en ética teológica por la Universidad Javeriana.
Lo normal sería que la arremetida de Ordóñez contra el ministro de Salud quedara como una salida en falso. Sin embargo, el exprocurador hizo sus declaraciones en una sociedad en la que, según datos del Barómetro de las Américas, el 74 por ciento de su población se declara católica, el 11 por ciento protestante, evangélica o pentecostal y tan solo el 0,9 es atea, y en la que para el 66 por ciento la religión es un aspecto muy importante en su vida. Por lo tanto las palabras de Ordóñez pueden recoger el sentimiento de buena parte de los colombianos y tener efectos políticos por cuenta de las ideas religiosas.
El codirector del Observatorio de la Democracia de la Universidad de los Andes Miguel García Sánchez afirma que el discurso de Ordóñez resuena en medio de una sociedad muy conservadora, en la que temas como el ateísmo y los derechos sexuales y reproductivos causan recelo. “Si nos fijamos bien, los triunfos de la comunidad LGBTI en torno a sus derechos se han dado a través de fallos judiciales en los que una minoría progresista de jueces, en contravía a lo que piensa la mayoría de los colombianos, considera que esta población debe tener los mismos derechos que los demás”, explica García. Un ejemplo concreto fue el fallo de la Corte Constitucional que permite adoptar niños a la población LGBTI, ante el cual la senadora Viviane Morales impulsa un referendo en el que, si prospera, las mayorías revisarían la decisión del Alto Tribunal.
Colombia se convirtió en Estado laico hace apenas 26 años, con la Constitución de 1991. Eso significa que la separación entre religión y Estado todavía es débil porque aún se siente la inercia de muchos años de Estado confesional. Esta realidad se ha visto en procesos recientes, como la controversia sobre las cartillas escolares cuestionadas por supuestamente promover una ideología de género. Muchos criticaron a la ministra de Educación anterior, Gina Parody, por estar en contra de la “ley de Dios”.
Por todas estas razones un discurso basado en la religión, como el de Ordóñez, puede tener eco en “un nicho de población que no es pequeño y que simpatiza con sus ideas”, explica José David Cortés, profesor de la Universidad Nacional y experto en historia de las religiones.
Además hizo estas declaraciones en un momento en que el país atraviesa por una profunda polarización que vuelve rentable el discurso religioso con fines electorales. El proselitismo de pastores evangélicos que utilizaron argumentos de fe para hacer campaña por el No en el plebiscito es una muestra de ello.
El país atraviesa por una profunda polarización que vuelve rentable el discurso religioso con fines electorales.
En cualquier Estado de derecho, las libertades de pensamiento y religión están garantizadas. Pero una cosa es que haya libertad de cultos –reforzada en la Constitución del 91- y otra, muy distinta, que se confundan las creencias religiosas con las normas legales. Los credos son personales, mientras que las leyes son universales. La religión no puede estar por encima de la ley en una democracia. Y las creencias minoritarias tienen las mismas garantías que las religiones que profesan las mayorías. Lo criticable de Ordóñez es confundir estos principios fundamentales, como queda en evidencia en su ataque al ministro de Salud.
Ya hay quienes asimilan el discurso del exprocurador al de personajes que se suponían superados por la historia, como monseñor Miguel Ángel Builes, quien en los años cuarenta atizaba desde el púlpito el conflicto entre liberales y conservadores cuando les decía a sus feligreses que ser liberal era pecado. El padre Novoa afirma que “tanto Ordóñez como algunos sectores que se dicen católicos –pero que van en contravía de la doctrina de la Iglesia– y grupos protestantes, con esas actitudes intransigentes e irrespetuosas están cultivando la agresividad que le puede abrir la puerta a esa virulencia política vivida en el conflicto liberal-conservador de mediados del siglo pasado en Colombia”.
En una sociedad que valora la religión y que es en su mayoría creyente, un discurso maniqueísta como el de Ordóñez atiza la hoguera de la polarización, al mejor estilo del predicador Savonarola en la Italia del siglo XV. Muchas personas que profesan el catolicismo o alguna versión evangélica no votarían por un candidato que abiertamente declare que no creer en Dios. Casos se han dado. En las elecciones presidenciales de 2010 Juan Manuel Santos jugó esta carta al decir “tengo lo que no tiene Mockus: creo en Dios”, y puso en aprietos al entonces candidato del Partido Verde. Este para no perder electores tuvo que afirmar: “Yo soy católico, fui acólito y casi soy sacerdote (...) una cosa es no ir a misa y otra es ser ateo”. Incluso en la actual etapa preelectoral y a raíz de las declaraciones de Ordóñez contra Gaviria, Sergio Fajardo se enredó al responder en una entrevista si era ateo, y algunos posibles precandidatos presidenciales que hablaron con SEMANA expresaron su preocupación por los problemas que les podría traer electoralmente confesar que no creen en Dios.
En una sociedad que valora la religión y que es en su mayoría creyente, un discurso maniqueísta como el de Ordóñez atiza la hoguera de la polarización, al mejor estilo del predicador Savonarola en la Italia del siglo XV.
Un argumento político basado en doctrinas religiosas podría poner en peligro los derechos de sectores minoritarios como el LGBTI. El triunfo de una propuesta de esa naturaleza se convertiría en un retroceso en el que la vida privada y pública volverían a fusionarse y significa “retornar a un modelo integrista o integralista de la sociedad, en donde todos los aspectos de la vida (públicos, privados, legales, morales, educativos, etcétera) están atravesados por el factor religioso. A medida que ese discurso vaya tomando fuerza se ve con claridad cómo la sociedad liberal y sus principios entran en declive”, explica Cortés.
Es esperable que los políticos exploten los sentimientos religiosos de los votantes. Pero los excesos pueden ser peligrosos porque permiten alimentar el sectarismo y atropellar los derechos de las minorías. Y ese tipo de violencia moral forma parte de una página que el país parecía haber pasado hace rato.
Fuente:
http://www.semana.com/nacion/articulo/alejandro-ordonez-y-alejandro-gaviria-polemica-por-ateismo/523614
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La vida sin religión vale la pena: minsalud critica a “profetas”, políticos y redes sociales
COLOMBIA12:12 AM - 19 DE ABRIL DE 2017
‘Alguien tiene que llevar la contraria’ es el libro que escribió el ministro Gaviria y que causará mucha política. Allí plasma ideas que, seguro, levantarán ampolla.
En entrevista con Juan Roberto Vargas, director de Noticias Caracol, el ministro se va lanza en ristre contra Alejandro Ordoñez, critica a lo que llama “falsos profetas” y asegura que no se deja influenciar por las indignaciones colectivas en redes sociales.
Usted le da palo a los extremos, a la derecha y a la izquierda
Hay una frase del intelectual Voglio: “Yo odio los fanáticos”. No me gusta el fanatismo ni de izquierda ni de derecha.
¿Usted es ateo?
Yo soy ateo, respetuoso. Soy producto de lo que he leído, de lo que he vivido, la forma como concibo el mundo, pero me gusta la espiritualidad. Pienso que es importante para los humanos tener el sentido de la trascendencia.
Primero habla de una historia personal, pero pone un tema que es crítico, el tema de la salud pública y temas que tienen que ver con la sexualidad y entra un cuestionamiento grande al tema de los sacerdotes y de la fe en Colombia utilizada para este tema.
Aquí en el ministerio me ha tocado dar varias peleas muy complejas en esa dirección.
Una es la vacuna del papiloma humano, que algunos fundamentalistas religiosos la llaman la vacuna de la promiscuidad. La otra es la lucha por la interrupción voluntaria del embarazo, que es un derecho de las mujeres colombianas.
¿Ni siquiera aceptando la sentencia de la Corte?
Yo básicamente lo voy a decir con absoluta claridad. Ha habido una persecución desde la Procuraduría a todos los funcionarios públicos que se atrevieron a entrar en ese tema. De Alejandro Ordoñez hacia abajo.
¿Él lideraba?
El lideró casi una cruzada en contra de funcionarios honestos que querían cumplir lo que había estipulado la Corte Constitucional.
¿Cómo era esa persecución?
Con investigaciones disciplinarias abiertas, con demandas a todos los actos administrativos, con cartas que llegaban aquí todos los días, con citaciones al Congreso de algunos congresistas aliados de esa causa que yo combato, no solo intelectualmente sino con políticas públicas.
¿Eso que tanto daño hizo?
Yo creo que hizo mucho daño por lo siguiente, en Colombia según las estadísticas disponibles, que no son muy exactas, hay 300 o 400 mil abortos clandestinos. Tenemos la jurisprudencia constitucional en este tema más sofisticada de América Latina. Pudimos haber evitado muchas muertes y sufrimiento humano.
Muy grave esa denuncia
Me parece grave lo que pasó en Colombia, además es utilizar el poder intimidatorio de un organismo de control para que el país no consolide un derecho.
La siguiente frase que usted dice y encaja en eso: hay que cuestionar a los salvadores de almas. ¿Cómo es eso?
Yo creo que quien trata a uno de salvarlo y de imponerle su visión del mundo…hay una frase por allá en la Revolución Francesa, los que se creen puros buscando a los menos puros para depurarlos.
¿Eso era el procurador?
Sin ninguna duda.
Y ahora es candidato presidencial
En esos estamos. Las sociedades tienen que estar basadas en la diversidad; que todos podamos pensar distinto, y cuando uno cree que está por encima de todo el mundo y que su labor es de depuración moral empiezan los problemas.
La vida sin religión vale la pena…
Yo creo que se puede encontrar significado, sentido de trascendencia más allá de las religiones; yo siendo muy respetuoso de las creencias religiosas.
Hay una frase más de ese tema. Los ateos y religiosos somos vecinos de apartamento y dice los ateos y los agnósticos no cometen más crímenes que quienes comulgan cada domingo
La historia de la Iglesia ha sido una historia violenta así lo tenemos que aceptar la humanidad. Hay una frase de Héctor Abad Faciolince, que se definió, y yo me definiría de la misma manera, como un ateo manso.
No busquen todas las respuestas en un único libro o predicador por elocuente que sea. Esos son con frecuencia los peores. ¿En Colombia quién es así hoy?
Yo creo que Colombia está viviendo una polarización, tenemos un tema muy complejo, donde la extrema derecha y la extrema izquierda tratan de presentar un único dogma.
Desconfíen de los profetas, los iluminados, de los que creen en las soluciones totales
Lo podemos ver en la reciente historia de la humanidad, qué pasa cuando llega un iluminado que dice borrón y cuenta nueva, vamos cambiar completamente la sociedad…¿qué es lo que ocurre?
Desafortunadamente a los seres humanos nos gusta eso, nos gusta el gregarismo, seguir a cualquiera que nos presente la respuestas para estas preguntas tan difíciles.
¿Que tan lejos estamos de caer en Colombia en una situación de esas con un profeta, como le ha pasado a Venezuela, a otros países, incluso como algunos dicen le está pasando a Estados Unidos?
Yo tengo esa preocupación. No sé qué tan lejos no sé si sea un evento probable pero es un evento posible. El clima de opinión de este país es tan complejo, la misma polarización política. Segundo, y es un hecho que no se ha dimensionado mucho. Las clases medias urbanas con mayor información están viendo que los problemas tradicionales estaban ahí que no nos preocupábamos ya comienzan a ser evidentes. Es una ciudadanía más informada.
Y tercero las mismas redes sociales.
También los problemas que tenemos como sociedad algunos recientes, otros más antiguos. Yo si veo una especie de contradicción
Nuestro país tiene muchos problemas, pero también muchas virtudes y eso parece depreciarse completamente.
Esa es la “fracasomanía”, cuando las soluciones que son importantes, pero que no son perfectas, comienzan a ser odiadas, por todo el mundo nuestros esfuerzos reformistas pueden terminar en la nada.
¿A Colombia se la tomó la fracasomanía?
Yo veo mucho, mucho, pesimismo permanente, en las redes sociales, en los políticos y digámoslo claramente, en los medios de comunicación.
No le presten atención a los juicios pasajeros y superficiales de la opinión pública, no se sumen a la indignación facilista. ¿Cómo es eso?
No ser apocalípticos. Y decir aquí tenemos problemas y vamos a afrontarlos con decisión, pero los juicios coyunturales y pasajeros de la opinión pública no lo son todo.
Cada dos meses se hace una encuesta en Colombia, y aparte en el periódico El Tiempo; ¿y cuál es el ministro peor evaluado?
Usted. ¿Por qué?
Por los problemas del sistema de salud. Entonces la pregunta es, ¿yo me debo preocupar mucho por eso? ¿Sí o no? No puedo ser indiferente completamente pero no puede ser la única métrica. Debo tener una perspectiva de mucho más plazo.
Usted le achaca esa impopularidad suya a la falta de información de la gente. ¿No puede haber también algo de verdad?
Y hay algo de verdad. El mundo es complejo y coexisten una indignación que es completamente valida. Muchas de las otras cosas son invisibles.
Yo no creo que la mayoría tenga la verdad y las opiniones agregadas de millones de personas no son necesariamente correctas y eso es difícil para todos.
Es difícil para ustedes en los medios de comunicación porque es difícil estar en contravía de la opinión y mucho más difícil desde el gobierno porque nosotros nos debemos a la gente.
Pero yo creo que uno tiene también necesita tener el valor y decir, y puede que la gente esté pensando una cosa, pero yo creo lo contrario y pienso que es correcto, y lo voy a defender con argumentos. Tampoco se puede caer en la trampas del aplauso y resistirse a esas presiones de la gente, es algo que necesitamos hacer desde la función pública.
¿Cómo resiste el aplauso?
Yo tengo una ventaja porque no me estoy preocupando por una próxima elección, no me llama la atención la política electoral; entonces no me interesa ser muy popular.
Usted no dice lo que la gente quiere oír
Trato de no hacer eso, de no ser siempre políticamente correcto. No creo que muchos políticos puedan dar una entrevista diciendo yo soy ateo. Eso es un suicidio político.
Hay una virtud que yo trato de decir en el libro. La única virtud que pretende este libro es la honestidad. No es para enamorar a nadie.
Alguien tiene que llevarla contraria, ¿a quien se la lleva usted?
Yo le he tratado de llevar la contraria no solo en el libro sino en mi vida pública a ciertas formas de dogmatismo, al dogmatismo que dice que el Estado es la única solución o el único problema.
He querido llevarle la contraria a cierta indignación colectiva que yo veo muchas veces en las redes sociales, que piensan poco.
Me gusta llevarle la contraria a los mercaderes de la inmortalidad, esto es la industria farmacéutica y la Iglesia católica.
Usted dice que esto es una catarsis o sublimación de las obligaciones propias de un funcionario. ¿Qué significa eso?
Ser funcionario público es enfrentarse todos los días a ciertas frustraciones. Que muchas veces la gente no funciona como uno quiere.
Es un edificio de 23 pisos, uno dice una cosa, muchas veces no se hace. Los debates en el Congreso son complejos. El cambio social es complejo.
¿Es muy difícil del dicho al hecho?
Uno de los primeros capítulos que se dice en la vida pública: pueden pasar años muchas veces décadas entre el comuníquese y el cúmplase.
¿A qué es lo más difícil que se ha enfrentado?
Tal vez lo más difícil es la superposición de intereses que coexisten en este sector. Desde EPS, hospitales, industria farmacéutica, médicos -y dentro de los médicos especialistas, generales- y pacientes.
No encuentro otro sector donde haya una economía política más compleja.
La percepción y la realidad muchas veces es que el tema de la salud en Colombia no funciona. A la gente no le prestan salud. Casi que les toca rogar, demandar pelear para que les den salud en Colombia, hablo del sistema público incluso en la privada. Pero en la pública es una batalla diaria para el ciudadano de a pie.
Es una realidad compleja. Pero donde lo más visible son los problemas, pero también hay cosas buenas que paradójicamente es visto con admiración desde afuera.
¿Sabe o no el país que la mortalidad infantil disminuyó sustancialmente en Colombia en los últimos cinco años y cumplimos la meta del milenio? ¿Que por primera vez en una generación disminuyó el embarazo adolescente?
Esas cifras deberían importar pero son muy invisibles en medio del debate nacional, porque el cambio gradual se nos invisibilidad en la sociedad. Uno tiene que ser capaz de apreciar los logros pero de no caer la complacencia en la rebeldía. Hay cosas que son inaceptables en nuestro sistema de salud, pero también reconocer lo bueno.
Usted hizo algo que fue capaz de enfrentarse a un monstruo a una farmacéutica nacional. Eso pisa callos.
Cuando yo llegue me tocó regular los precios de los medicamentos. Con eso se ahorró un billón de pesos, eso casi que justicia mi paso por el ministerio.
A mí el clientelismo me parece la puerta de entrada a la corrupción y lo he combatido.
Fuente:
http://noticias.caracoltv.com/colombia/la-vida-sin-religion-vale-la-pena-minsalud-critica-profetas-politicos-y-redes-sociales
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Alejandro Gaviria Uribe es un economista e ingeniero civil colombiano, nacido en 1965 en Santiago de Chile, de padres colombianos y criado en Medellín.1 Desde el 3 de septiembre de 2012 se desempeña como ministro de Salud y de la Protección Social.
- Ingeniero civil.
- Maestría en Economía en la Universidad de los Andes.
- Doctor en Economía de la Universidad de California, San Diego
- Investigador del Banco Interamericano de Desarrollo
- Subdirector de Fedesarrollo y subdirector del Departamento Nacional de Planeación.
- Columnista de El Colombiano
- Columnista y miembro del consejo editorial de El Espectador.
- Miembro independiente de la junta directiva de Bancolombia
- Decano de la Facultad de Economía de la Universidad de los Andes por seis años.
- Ha publicado decenas de artículos académicos y varios libros.
- En 2006, recibió el Premio Juan Luis Londoño, entregado cada dos años a un investigador o innovador colombiano en temas sociales.
- En 2009, recibió el Premio Nacional de Periodismo Simón Bolívar a la mejor columna de opinión.
- En 2010, recibió el Premio Portafolio al mejor docente universitario
- En 2014, fue reconocido por la revista Semana como uno de los personajes de año en Colombia
- En 2015, fue nuevamente reconocido como personaje del año por El Espectador
- En 2015, fue elegido como uno de los diez líderes más destacados de Colombia
- En 2016, fue mencionado como uno de los economistas más influyentes en Twitter a escala global
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Ver:
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Ver:
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Ver: "Niños sin Dios"
Ver:
Ver Articulo: Países con más Ateos
Ver Articulo: Los Países Ateos son más Pacíficos
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"Un mito es una religión en la que ya nadie cree"
James Feibleman