Nota Inicial:
La presente publicación fue escrita y elaborada por un colaborador y amable lector de este Blog. Este artículo NO fue escrito por el habitual escritor y responsable de este sitio Noé Molina. (*)
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Un mito actual: Teresa de Calcuta,
Premio Nóbel de la Paz y Santa
"Nuestros sufrimientos son caricias bondadosas de Dios, llamándonos para que nos volvamos a él, y para hacernos reconocer que no somos nosotros los que controlamos nuestras vidas, sino que es Dios quien tiene el control y podemos confiar plenamente en él"
"Hay algo bello en ver cómo los pobres aceptan su suerte de sufrir como en la Pasión de Cristo. El mundo gana mucho de su sufrimiento"
"(El SIDA) es la justa retribución por la inapropiada conducta sexual"
"Yo no le daría un bebé de una de mis casas en adopción a una pareja que usa anticonceptivos. Los que usan anticonceptivos no comprenden el amor"
"(Los bauticé) para que San Pedro les dejase entrar en el cielo. Es muy bonito ver a la gente morir con tanta alegría”
Madre Teresa de Calcuta
Su biografía
La Madre Teresa de Calcuta, cuyo nombre secular era Agnes Gonxhe Bojaxhiu, nació en Uskub, Albania (actualmente Skopje, capital de Macedonia), el 26 de agosto de 1910. Fue una monja católica que fundó en 1950 la Congregación de las Misioneras de la Caridad en Calcuta. El 11 de septiembre de 1946, Teresa experimentó lo que más tarde describió como la "llamada dentro de la llamada", en referencia a haber escuchado a Dios pidiéndole que dedicara su vida a los menos privilegiados de la sociedad. Tras haber recibido capacitación médica básica en París, comenzó a trabajar entre los pobres en 1948 enseñándoles a leer. Adoptó la ciudadanía india en 1950, recibió formación como enfermera durante tres meses en Patna (India), con las Hermanas Misioneras Médicas de Norteamérica, y finalmente se asentó en los barrios más humildes de Calcuta. Durante más de 45 años atendió a pobres, enfermos, huérfanos y moribundos, al tiempo que guiaba la expansión de su Congregación, en un primer momento en la India y luego en otros países del mundo. Fue llamada la "Santa de las Alcantarillas", por su trabajo en los barrios más pobres de la ciudad. La rama masculina de su Congregación, los Hermanos Misioneros de la Caridad, fue fundada en 1963, y en 1984 fundó los Padres Misioneros de la Caridad, para combinar los objetivos de las hermanas con los recursos del sacerdocio ministerial. En 1979 obtuvo el Premio Nóbel de la Paz y, en 1980 el más alto galardón civil de la India, el Bharat Ratna, por su labor humanitaria. A ellos se sumaron una decena de premios y reconocimientos de primer nivel, tanto nacionales como internacionales. Tras su muerte, fue beatificada por Juan Pablo II el 19 de octubre de 2003 y canonizada por el Papa Francisco en diciembre de 2015, después que la Congregación para las Causas de los Santos reconociera su segundo milagro, la curación de un brasileño enfermo en estado terminal. En el momento de su fallecimiento, la Congregación operaba 610 misiones en 123 países, incluidas tareas en hospicios y hogares para personas con SIDA, lepra y tuberculosis, comedores populares, programas de asesoramiento para niños y familias, orfanatos y escuelas.
Con los años, la salud de la Madre Teresa empezó a deteriorarse a un ritmo acelerado y, si se quiere, sorpresivo. En la década del 80 tuvo dos ataques cardíacos y se le implantó un marcapasos. En 1991, se sobrepuso de una neumonía y en 1993 ingresó en el Hospital de las Naciones Unidas a raíz de una congestión pulmonar. Ese mismo año tuvo malaria y en Roma se rompió tres costillas. En abril de 1996, se cayó y se fracturó la clavícula. Para agosto, sufría de insuficiencia en el ventrículo izquierdo y recibió una cirugía cardíaca, pero su salud seguía declinando de forma notable. Cuando enfermó nuevamente, tomó la controvertida decisión de internarse en un hospital bien equipado de California. Frente a tal seguidilla de desgracias, el arzobispo de Calcuta, Henry Sebastian D'Souza, ordenó a un sacerdote llevar a cabo un exorcismo en la Madre Teresa con su permiso, porque pensaba que podía haber sido atacada por el diablo. El 13 de marzo de 1997, renunció como jefa de las Misioneras de la Caridad debido a sus enfermedades y padecimientos. Teresa murió en Calcuta el 5 de septiembre de 1997, a causa de un paro cardíaco, a los 87 años. El gobierno indio le concedió un funeral de Estado, y su féretro fue trasladado por gran parte de la ciudad en el mismo carruaje en que fueron llevados los restos de Mahatma Gandhi y Jawaharlal Nehru.
Críticas y controversias
La Madre Teresa es sin duda la figura católica más respetada y admirada en la historia de la India. Su obra recibió elogios de muchas personas, gobiernos y organizaciones. Sin embargo, desde los noventa varias voces se han alzado para criticar su lado oscuro, que ni en Occidente ni en India se quieren oír porque nadie desea saber que su icono de la compasión, premio Nóbel de la Paz, era una fanática religiosa amiga de dictadores, ricos y corruptos. Muchos son los que han considerado que Teresa de Calcuta no ayudaba a sanar ni trabajaba por mitigar los dolores. Los detractores de la Madre saben que todavía son pocos quienes quieren escucharlos. Pero se felicitan de que los medios empiecen a hacerse eco de críticas que le achacan una mentalidad medieval y reaccionaria, que hicieron notar la deficiente atención en sus centros y cuestionaron sus métodos, su gestión de las donaciones y sus relaciones socio-políticas.
Uno de los mayores detractores de la religiosa fue el periodista y escritor británico Christopher Hitchens, que acuñó para ella el sobrenombre de "Ángel del infierno". En 1994, grabó y presentó al mundo Mother Teresa: Hell's Angel (Madre Teresa: Ángel del Infierno), un documental hecho para la BBC de apenas veinte minutos, con el director de cine pakistaní Tariq Ali. En él se expusieron por primera vez a nivel mundial los aspectos más oscuros y menos conocidos de la monja, desde sus relaciones políticas hasta sus ideas reaccionarias. Un año más tarde escribió The missionary position: mother Teresa in theory and practice (Ed. Verso, UK, 1995, reeditado en 2012, no editado en castellano). La información presentada proviene de su visita personal a la Madre Teresa en India, y de entrevistas con trabajadores, médicos y voluntarios religiosos que la ayudaron a lo largo de los años. La tesis del libro es que "la Madre Teresa está menos interesada en ayudar a los pobres que en usarlos como una infatigable fuente de miseria para impulsar la expansión de sus creencias fundamentalistas católicas". Hitchens destruye gradualmente la idea que la Madre Teresa era un modelo de virtud, caridad y humildad. Sus asociaciones con personajes de dudosa reputación, el uso indebido de fondos de sus organizaciones benéficas y su conservadurismo ascético se han convertido en evidencia de una mujer que no es santa. Sus centros se caracterizan por "austeridad, rigidez, dureza y confusión", porque "cuando los requisitos del dogma chocan con las necesidades de los pobres, es esto último lo que cede". En palabras de Hitchens "ella no era amiga de los pobres, era amiga de la pobreza", aunque se codeaba con algunas de las fortunas más escandalosas del planeta (cf. infra), y le adjudica una visión fundamentalista incluso dentro de la propia ortodoxia de la Iglesia. Durante el Concilio Vaticano II, manifestó su oposición a cualquier reforma eclesiástica. Según ella, lo que se necesitaba era más trabajo y más fe, no una revisión doctrinal.
Una cuestión clave en la crítica a sus enseñanzas es su prédica constante del conformismo. Según su visión fundamentalista de la fe, la miseria y el sufrimiento son experiencias que deben ser aceptadas como parte de la providencia divina. En el plano espiritual, Hitchens considera que su forma de misericordia, ayuda y compasión para con los pobres, no tenía tanto de altruista como de expansión del catolicismo por el Tercer Mundo. No aspiraba a erradicar la pobreza ni le buscaba soluciones, sino que regodeaba sus valores católicos en personas condenadas a la muerte. Como ejemplo más conocido, después de la explosión de la planta de pesticidas de la multinacional Union Carbide en Bhopal, India (cf. infra), que se cobró muchos miles de vidas, la Madre Teresa fue al lugar del hecho y, apenas bajó del avión, repitió "perdonad, perdonad, perdonad", sin motivar a que se iniciaran acciones legales o se persiguiera a los culpables. Pese a que su Orden ya era inmensamente rica, no envió ayuda económica alguna para asistir a las víctimas de Bhopal. Tan solo oraciones y medallas de la Virgen María. Otro ejemplo citado por Hitchens: "Estás sufriendo como Cristo en la cruz, así que Jesús te debe estar besando", dijo Teresa a un enfermo de cáncer que se retorcía de dolor ante las cámaras. Éste, desde su lecho, le respondió: "Por favor, dígale que pare de besarme". Teresa sentía que el sufrimiento en las personas las hacía acercarse más a Jesús. Si solo lo hubiese aplicado sobre ella, en su vida, no habría ningún problema, era libre de hacerlo. Pero lo grave es que lo aplicaba sobre los demás, sin el consentimiento de éstos.
El libro de Hitchens recibió no pocas opiniones aprobadoras. El London Review of Books lo elogió diciendo: "Las investigaciones de Hitchens han sido un esfuerzo solitario y valiente. El libro está extremadamente bien escrito, con una cordura y simpatía que atemperan su ironía". En The New York Times se lee: "Como todos los buenos panfletos, es muy corto y celosamente escrito". El Sunday Times dijo: "Un trabajo sucio, pero alguien tuvo que hacerlo". The New York Review of Books proporcionó una serie de evaluaciones contrastantes de los puntos de vista de la Madre Teresa y de Hitchens, comenzando con una revisión de su libro, al que encontró "muy persuasivo sobre que el amor de la Madre Teresa por los pobres está curiosamente separado de cada expectativa o incluso del deseo de mejorar su suerte mortal". James Martin, editor de Cultura de la revista América, reconoció que la Madre Teresa "aceptó donaciones de dictadores y otros personajes desagradables [y] tolera condiciones médicas deficientes en sus hospicios".
Prestigiosas revistas médicas y muchos académicos afirman que las condiciones de atención a los enfermos en los centros de las Misioneras de la Caridad eran y son deficientes. El Doctor Robin Fox, editor de la revista científica The Lancet, tras su visita a los centros de Calcuta en 1994, los atacó con dureza, constatando que a los pacientes no se les diagnosticaban correctamente las enfermedades ni se les administraban analgésicos eficientes. Describió la atención médica como "fortuita, con voluntarios sin conocimientos médicos que tuvieron que tomar decisiones sobre el cuidado del enfermo debido a la falta de médicos". Señaló que los pacientes se hallaban hacinados en estancias donde se mezclaban los enfermos terminales y/o contagiosos, con otros potencialmente curables, por lo que gente que podía sobrevivir corría el riesgo de morir por infecciones o falta de tratamientos sistemáticos. El texto completo de estas declaraciones figura en el artículo «Teresa del poder», de José M. Bustamante, publicado en el periódico español El Mundo el 31 de diciembre de 1995. Las afirmaciones de Fox fueron respaldadas dos años después por Mary Loudon, investigadora del British Medical Journal y voluntaria de la Congregación de la monja en Calcuta, quien describió una serie de prácticas aberrantes, como la reutilización de agujas hipodérmicas, el uso de agua fría para el aseo de los internados, la negación de analgésicos incluso en los casos difíciles, las pésimas condiciones de salubridad de los hospicios y un mal enfoque sobre la enfermedad y el sufrimiento, ya que se inhibía el uso de equipamiento médico moderno. A su vez Sanal Edamaruku, Presidente de Rationalist International, también criticó por escrito el hecho que en algunos casos no se otorgaban analgésicos y que podían oírse gritos de sufrimiento por parte de quienes no obtenían alivio para su dolor.
Colette Livermore, una ex-Misionera de la Caridad, describió las razones por las cuales abandonó la Congregación, en su libro Hope Endures: Leaving Mother Teresa, Losing Faith, and Searching for Meaning (Free Press, NY, 2008). Se encontró con lo que la religiosa denominaba la «teología del sufrimiento», a la que definió como defectuosa. Sin embargo, calificó a Teresa como una persona buena y valiente. Aunque la monja instruía a sus seguidores sobre la importancia de la difusión del Evangelio a través de acciones en lugar de lecciones teológicas, Livermore no podía conciliar esto con algunas prácticas de la organización, como negarse innecesariamente a ayudar a los necesitados cuando éstos se acercaban a las monjas en un momento equivocado, de acuerdo con sus agendas de horarios, y desalentar a las monjas de buscar formación médica para tratar las enfermedades que enfrentaban, con la justificación de que "Dios ama a los débiles e ignorantes".
El Doctor Aroup Chatterjee, nacido en Calcuta y residente en Londres, ha sido su crítico más consistente, basado en cerca de 100 entrevistas con personas vinculadas con la Congregación. Escribió el libro Mother Teresa, The Final Verdict (Madre Teresa, El Veredicto Final, Meteor Books, India, 2002) y fue él quien contactó a Bandung Productions, una empresa del cineasta Tariq Ali para filmar, conjuntamente con Hitchens, el documental de 1994 sobre el trabajo de Teresa de Calcuta (cf. supra). Chatterjee confesó que la Madre y sus biógrafos oficiales se habían negado a colaborar en sus investigaciones, y que Teresa no pudo "defenderse" de la opinión crítica de la prensa occidental, como el informe publicado por el diario británico The Guardian, que atacó la condición de sus orfanatos, y el documental Mother Teresa: Time for Change?, difundido en varios países europeos. Criticar a un icono global de la paz, la fe y la caridad no es fácil. Pero es lo que ha hecho Chatterjee durante gran parte de su vida. Sus objeciones son tanto sobre la percepción que tiene Occidente sobre la Madre Teresa, como sobre el propio trabajo de la monja. Tras cientos de horas dedicadas a la investigación, Chaterjee considera que Teresa de Calcuta dedicó su vida a expandir el catolicismo más fundamentalista, pregonando el culto al sufrimiento. “A los moribundos no se les daba ningún analgésico fuerte y los cuidados no eran profesionales, carecían de la más básica higiene, sufrían condiciones de tortura, ataban niños a las camas y el único medicamento que le daban a los pacientes terminales era aspirina. A los pobres les pidió resignación y los ayudó a morir, pero sin darles cuidado profesional”. No solo él sino también otros, dicen que la Madre Teresa llevó su vocación por la frugalidad y la simplicidad a extremos increíbles, permitiendo prácticas peligrosas, como la reutilización de agujas hipodérmicas, y tolerando instalaciones en las que los pacientes tenían que defecar frente otros. En sus entrevistas, escuchó historias sobre personas que, sin la formación necesaria, administraban medicinas con más de diez años de antigüedad, o cómo sábanas llenas de heces se lavaban a mano en los mismos lugares que los platos. Las Misioneras de la Caridad no han negado estas informaciones pero han dicho que trataban de solucionarlo. Hoy dicen que consultan habitualmente con psiquiatras y fisioterapeutas para cuidar a personas con discapacidades físicas y mentales, y que a menudo llevan a los pacientes que necesitan cirugía o mayores cuidados a hospitales cercanos. Chatterjee calificó de "caótico" el mantenimiento de las instalaciones de los centros, aunque reconoce que las prácticas sanitarias han mejorado en los últimos años, tras la muerte de la Madre Teresa, pero recalca que todavía son pésimas.
Algunos voluntarios que trabajaron con las misioneras también han acusado a los centros de acogida como lugares donde ensalzaban el sufrimiento y la pobreza, así como de malgastar los fondos donados. El cubano-estadounidense Hemley González, que en el 2008 trabajó como voluntario durante dos meses en Nirmal Hriday, hogar para moribundos dirigido por las Misioneras de la Caridad en Calcuta, creó posteriormente la ONG Caridad Responsable en Calcuta, porque quedó "impresionado al descubrir la horrible y negligente manera en que la organización opera, su falta de higiene sanitaria, la baja o nula calidad de las medicinas y la falta de capacitación en el manejo de enfermos, y la contradicción entre eso y la forma en que el público general percibe su trabajo". "Me di cuenta que se trataba de una violación sistemática de los derechos humanos y de un escándalo financiero”, asegura. También él cuenta que vio cómo las agujas solo eran lavadas con agua para ser usadas de nuevo y que a los enfermos se les daban medicinas caducadas. "Los voluntarios no tenían preparación ni experiencia médica ni había recibido ningún entrenamiento. Uno de ellos le dio de comer a un paralítico que se atragantó y murió. Yo estuve en la cremación de 12 personas, algunas de las cuales creo que pudieron haber sobrevivido”. En su opinión, "con una oposición firme contra la maternidad planificada, contra la modernización de equipos y contra muchas otras iniciativas que buscan soluciones, la Madre Teresa no era una amiga de los pobres, sino más bien una promotora de la pobreza". “Las misioneras podrían hacer mucho más con todo lo que reciben” (sobre este tema las Misioneras de la Caridad han rechazado responder a las preguntas del diario El País de Madrid). “A las ONG se les exige transparencia y profesionalidad. ¿Por qué a las Misioneras de la Caridad no? A veinte años de la muerte de la madre Teresa hacen más daño que ayuda”, dice González. La página web de su ONG intenta informar y alertar sobre esta Congregación a "donantes desprevenidos".
Sally Warner, voluntaria durante más de diez años en locales de las Misioneras de la Caridad dedicados a la infancia, describe con detalle multitud de negligencias en el cuidado, la alimentación y el tratamiento a los niños: comida deficiente, juguetes en vitrinas para que los niños sólo los vieran (y así evitar que los rompieran), niños atados a sus cunas, negativas rotundas a proporcionar tratamientos médicos externos, impedimento de adopciones a las voluntarias europeas que querían llevarse a algún niño (recordemos lo dicho por Teresa: "no le daría un bebé en adopción a una pareja que usa anticonceptivos", cf. infra). Increíblemente, las Misioneras utilizan el Monidyne, una leche en polvo fabricada por la compañía belga Belgomilk, exclusivamente para la Orden de la Madre Teresa, un producto inapropiado para bebés, pobre en grasa y vitaminas, y con un exceso de almidón que complica su digestión y puede agudizar las diarreas. El producto no cumple con los estándares mínimos de calidad y no se autorizaría dentro de la Unión Europea. ¿Qué resultados alimenticios puede tener esa leche en los bebés abandonados y desnutridos?
El Doctor Reeti Biswas, Director de la Cathedral Relief Service, que trabaja en Calcuta, ha presentado serios reparos a la obra de la Madre Teresa. Dice: "Toda su agenda era espectáculo y propaganda. Tenía una fascinación por la gente haciendo cola por mendrugos fuera de su albergue y lo mantenía para que otros, especialmente extranjeros, pudieran verlo y maravillarse. Adoraba esa imagen del mendigo con un tazón, que resulta tan deshumanizante para los pobres. Pienso que desean que la gente siga siendo pobre y desvalida para que sigan llegando, les lancen unos mendrugos y reciban crédito por ello. Es muy triste. Con sus recursos, la Madre pudo haber transformado las vidas de los pobres de Calcuta, pero en vez de ello eligió los gestos".
El reconocido racionalista Debasis Bhattacharya apunta que la Madre Teresa sostenía una extraña teología medieval: permitir que los pobres sufran haría que reciban el perdón de Dios, quien los habría castigado a cada uno con su enfermedad. “Pero ella nunca esperó. Cuando estuvo enferma acudió a servicios de salud modernos y costosos” (cf. infra). Krithika Varagur (Editora Asociada, What's Working, The Huffington Post, USA) escribe: "La Madre Teresa no fue ninguna santa. Canonizarla es sellar su problemático legado, que incluye conversiones forzadas, relaciones cuestionables con dictadores, una mala gestión y unos pésimos cuidados médicos".
La revista canadiense Studies in Religion / Sciences Religieuses publicó en 2013, en su número 42, un estudio de Serge Larivée y Genevieve Chenard, del Departamento de Psicoeducación de la Universidad de Montreal, y Carole Sénéchal, de la Facultad de Educación de la Universidad de Ottawa, con el título "Mother Teresa: anything but a saint (Madre Teresa: cualquier cosa menos una santa). Para llevar a cabo su análisis, los autores recopilaron 502 documentos y libros sobre la vida y obra de Teresa, que representan el 96% de la literatura acerca de la fundadora de las Misioneras de la Caridad. Las conclusiones del trabajo avalaron, dos décadas después, todos los testimonios de Hitchens en su documental de 1994 y las observaciones de Fox en el mismo año (cf. supra). Los canadienses desmontaron el "mito de altruismo y generosidad" que rodea a la Madre Teresa, encontrando que su santificada imagen no se correspondía con los hechos, y que era básicamente el resultado de una potente campaña de los medios por parte de una Iglesia católica descompuesta: su glorificación "no resiste el análisis de los hechos, fue fabricada, y su beatificación orquestada por una efectiva campaña mediática". Aunque Teresa tenía 517 misiones en 100 países en ese momento, el estudio reveló que casi nadie que iba buscando cuidados médicos los encontró allí. Los médicos observaron condiciones antihigiénicas, incluso insalubres, comida inapropiada y casi ningún analgésico, no por falta de financiación -ese no era un problema para la orden de la Madre Teresa-, sino por lo que los autores del estudio califican como una "concepción particular del sufrimiento y la muerte". La extraordinaria reputación de la monja era tal que se había vuelto intocable para la población, que ya la había declarado santa. Larivée y sus colegas se preguntan: "¿Qué podría ser mejor que la beatificación seguida de la canonización de este modelo para revitalizar la Iglesia e inspirar a los fieles, especialmente en un momento en que las iglesias están vacías y la autoridad romana está en declive?" A pesar de estos hechos inquietantes, ¿cómo logró la Madre Teresa construir una imagen de santidad e infinita bondad? Según los tres investigadores, su reunión en Londres en 1968 con el periodista Malcom Muggeridge de la BBC, fue crucial. Muggeridge decidió promocionar a Teresa, con la que compartía sus creencias fanáticas y fundamentalistas católicas, que en consecuencia descubrió el poder de los medios de comunicación (cf. infra).
En 2016, el Profesor de Historia y escritor español Eduardo Luis Junquera, creyente pero muy crítico con la religión, publicó "La Madre Teresa, el final de un mito", escrito que puede leerse en www.infolibre.es. Resumo parte de su texto.
"Prefiero la verdad, por dolorosa que sea, a creer irracionalmente en un mito, y lo que he leído últimamente acerca de la Madre Teresa no me deja lugar a dudas acerca de lo erróneo que ha sido ensalzarla de un modo tan desmesurado. No cuestiono, claro está, su ayuda a los enfermos pobres, sino el hecho de no proporcionar una asistencia mejor y más humana, en virtud de una interpretación integrista del cristianismo según la cual el dolor es hermoso a los ojos de Dios. Las personas que han visitado la Casa de los Moribundos en Calcuta o cualquier otro de sus centros, declaran que no había personal médico calificado, ni siquiera con conocimientos básicos de medicina; no había suficiente material para atender a los enfermos; los pacientes (algunos con cáncer terminal), solo recibían medicamentos como aspirinas o ibuprofeno; la ropa sucia, incluso sábanas manchadas con orina y heces, se lavaba a mano en la misma estancia donde eran limpiados los utensilios de cocina; pacientes con dolencias respiratorias debían bañarse en agua fría porque sólo existía un calentador de agua en todo el edificio. Los ofrecimientos para colocar más calentadores por parte de los visitantes siempre recibían la misma respuesta: "Nosotras no hacemos eso aquí. Ésta es la manera en que Jesús lo quiere". Algunos pacientes no terminales simplemente morían porque no se les trasladaba a un hospital. Las monjas alegaban que "si se hacía eso con uno, debería hacerse con todos". Los enfermos, tanto los curables como los incurables, se hacinaban en las mismas habitaciones en colchones en el suelo. La Madre carecía de una idea de solidaridad capaz de contraponerse a la caridad, esto es, tratar de entender las causas de la pobreza contra las cuales es posible luchar. Glorificar el sufrimiento en vez de combatir sus orígenes, no parece que sea la forma más juiciosa de tratar este problema. Al día de hoy, sus discípulos repiten sus mismas palabras, de lo cual se deduce que la ideología de la Orden es que la austeridad extrema, la miseria, la precariedad en los tratamientos y el sufrimiento, constituyen una particular manera de amar a Dios.
Sus cuestionadas relaciones socio-políticas
La filosofía de la Madre Teresa, que pedía a los pobres aceptar pasivamente su destino, era extremadamente útil para que los ricos y los poderosos mantuvieran a los oprimidos en cadenas, en total concordancia con las prédicas de la Iglesia católica. ¿Qué podría ser mejor que enseñar a los explotados a abrazar su suerte con la esperanza de una vida mejor en el más allá, sin cuestionar la injusticia terrenal y a quienes con su accionar contribuían a mantener la pobreza? Sobran ejemplos de esta actitud.
El 3 de diciembre de 1984 una fábrica de pesticidas de la multinacional Union Carbide, ubicada en la ciudad de Bhopal (India), tuvo una falla de seguridad y una fuga de isocianato de metilo en la planta generó gases muy tóxicos en la atmósfera. Se estima que entre 6.000 y 8.000 personas murieron en la primera semana, y al menos otras 12.000 fallecieron posteriormente como consecuencia directa de la catástrofe, que además afectó a las 600.000 personas de la ciudad, 150.000 de las cuales sufrieron graves secuelas. Las investigaciones posteriores mostraron que el accidente fue claramente provocado por la política de la empresa de ahorrar dinero con las medidas de seguridad. La Madre Teresa se presentó inmediatamente en el lugar de la tragedia, cuando ya 2.500 personas habían muerto. Su comentario fue: "Esto pudo haber sido un accidente, es como un incendio que pudo estallar en cualquier lugar. Es por eso que es importante perdonar. El perdón nos ofrece un corazón limpio y la gente será cien veces mejor después de darlo". De modo que en lugar de organizarse para luchar contra la empresa responsable, las víctimas de este terrible crimen debían simplemente aceptar su suerte. Es una clara prueba de su falta de interés para retar al status quo y para defender al débil.
No deja de sorprender que la Madre Teresa se haya hecho amiga de dictadores y asesinos, y haya aceptado donaciones lujosas de mafiosos y oligarcas. Aceptó dinero de la familia Duvalier, François (Papá Doc) y su hijo Jean-Claude (Baby Doc), corruptos y brutales dictadores de Haití, y los elogió públicamente. Era una habitual en las recepciones de los Duvalier. En 1981, viajó a Haití para ser galardonada por Baby Doc con la Legión de Honor. Durante su visita, en el programa de la CBS Sixty Minutes, afirmó públicamente que "nunca había visto a la gente pobre mostrarse tan familiar con sus Jefes de Estado. Para mí es una bella lección. Los Duvalier aman a los pobres". Las imágenes de Teresa de Calcuta pronunciando estas palabras fueron reproducidas durante al menos una semana por la televisión pública haitiana. Este Jefe de Estado, tan familiar con su pueblo, sería derrocado cinco años después en una insurrección popular.
Teresa también recibió enormes donaciones de mafiosos y ladrones como el financiero y asesor de Nixon, Charles Keating, que había estafado en 252 millones de dólares a 17.000 pequeños inversores, en uno de los mayores escándalos de Estados Unidos. Hitchens señaló que la Madre Teresa aceptó 1,25 millones de dólares de Keating, quien también le concedió el uso de un avión y portaba un crucifijo que ella le regalara. Teresa intercedió en su favor ante el juez de California que lo enjuiciaba, enviándole una carta manuscrita en la que describía a este estafador como "amable y generoso ante los pobres de Dios", y predicó al juez acerca de las virtudes del perdón. En enero de 1992, la justicia no atendió la "petición de clemencia" de Teresa y Keating fue condenado a diez años de cárcel. En Calcuta, la monja recibió una carta del fiscal en la que se le informaba de la naturaleza del dinero estafado: "Haga lo que haría Jesús si estuviera en posesión de dinero robado... Le ruego que devuelva el dinero que robó Keating a las personas que lo ganaron con su trabajo". La Madre Teresa no contestó nunca y tampoco, por supuesto, devolvió el dinero.
Oscura gestión de las donaciones
La caridad de la madre Teresa era notoriamente opaca en el tema pecuniario. Las solicitudes de los periodistas para acceder a los libros contables de la organización siguen siendo constantemente denegadas. Resulta imposible calcular con exactitud cuánto dinero llegó a acumular la Congregación; lo intentó el semanario alemán Stern, pero el Gobierno indio se negó a facilitar los datos alegando que se trataba de información confidencial; lo intentó la Hacienda británica, pero esta vez fue la Banca Vaticana, institución a la que fueron transferidos los fondos de la comunidad tras el fallecimiento de su líder, quien se opuso. Uno puede preguntarse dónde va a parar el dinero de esta Congregación, la décima más rica de la India: ciertamente no se utiliza en la mejora de sus centros. Uno de los puntos importantes del estudio de la revista canadiense del 2013 (cf. supra) concluye en una postura dudosa sobre el manejo de las enormes sumas de dinero que le fueron entregadas para los refugios. Algunas pistas hay: según el sitio web católico Aciprensa, cada vez que la madre Teresa viajaba a Roma, daba inmensas donaciones en dólares al Papa Juan Pablo II.
La Congregación nunca ha dado datos sobre el dinero que ha recibido a lo largo de su historia. Tampoco existen informes sobre cuanto se destina a las diferentes áreas de la organización, ni dónde y cómo se utilizan los fondos. Las cifras publicadas por el Gobierno de la India en 2015, señalan que la Orden de la Madre Teresa recibió cerca de 85 millones de dólares entre 2006 y 2014, pero esas cifras corresponden tan solo a donaciones extranjeras que fueron recibidas en la Administración del país asiático. No incluyen ni las donaciones internas, bienes, artículos de valor financiero, terrenos y concesiones otorgados por empresas privadas y entidades gubernamentales de la India, ni los donativos registrados en las filiales fuera del país durante los últimos sesenta y seis años. Las Misioneras de la Caridad son una de las diez ONG de la India que más fondos reciben del extranjero. Este dato es particularmente llamativo y hace imposible no preguntarse por qué con semejantes ingresos las Misioneras de la Caridad ofrecen unos servicios tan deficientes y paupérrimos.
En 1998, primer aniversario del deceso de la Madre, la revista alemana Stern lanzó un artículo que hablaba sobre las cuestiones financieras y el uso de las donaciones. El informe precisaba que en ese año la inversión de la Congregación hacia los pobres no superaba el 7% de lo recibido. El resto del dinero iba a parar a las cuentas del Vaticano, que controla desde hace 50 años los asuntos monetarios de la Orden. Hitchens y el informe Stern expresaron que la Madre Teresa no centró el uso del dinero en la reducción de la pobreza o en la mejora de las condiciones de sus centros, sino que lo utilizó con fines administrativos, el aumento de la labor misionera, alojamientos para su personal y apertura de más albergues, donde las condiciones eran igual de miserables que en los demás. Otros comentarios similares provinieron de Tariq Ali, un miembro del comité de la editorial New Left Review, y del periodista de investigación irlandés Donald MacIntyre. Chatterjee afirma que es imposible saber el monto de las donaciones que han recibido las Misioneras de la Caridad, pero asegura que son millones y millones de dólares. “Con esa fortuna podría haber ayudado a los enfermos a vivir mejor”, dice. Es muy claro que los fondos eran utilizados con el fin prioritario de expandir la organización de la Madre Teresa por todo el mundo para, a su vez, propagar su reaccionaria visión del cristianismo y su radical interpretación de los textos bíblicos.
Muchas otras fuentes de información testifican de lo mismo. Susan Shields, ex-colaboradora estadounidense que trabajó nueve años en las sedes de la Orden en San Francisco, Nueva York y Roma, habla de la enorme frecuencia en la recepción de cheques, cuya cuantía superaba de forma habitual los 50.000 dólares. En el libro El Club de los Execrables (cf. infra) se recogen las palabras de otra ex-trabajadora de la Orden en el barrio neoyorquino del Bronx, que cifra en 50 millones de dólares la fortuna de las Misioneras, sólo en los Estados Unidos. Según la voluntaria alemana Maria Tingkhoff, que fue responsable de la contabilidad de la organización en ese país en 1981, en un año recibían cerca de 3 millones de dólares de la época. El control económico del Vaticano aumentó a partir de la muerte de la Madre Teresa en 1997. Periodistas y antiguos colaboradores de la Orden valoran su patrimonio, como mínimo, en unos mil millones de dólares. En el 2016 se habían censado 5.161 hermanas y 416 hermanos, gestionándose 758 centros en 139 países. Pese a semejante volumen, la organización no facilita datos económicos de ninguna clase a ningún organismo estatal o privado. En comparación, otras organizaciones en la India similares a las Misioneras de la Caridad presentan resultados muchísimo más positivos sobre el terreno. Entre ellas, la Misión Ramakrishna (también dedicada a la atención y educación de los pobres y víctimas de desastres), Bharat Sevashram Sangha (BSS, «Sociedad Asistencial de la India»), la Nari Seva Sangha («Organización para el Bienestar de la Mujer»), la Saroj Nalini Dutt Memorial Association (SNDMA) y la All Bengal Women's Union (ABWU). Todas ellas, al contrario de la Orden de la Madre Teresa, ofrecen transparencia tanto en su financiación como en las operaciones que desarrollan. En definitiva, las misiones de la Madre Teresa son hoy una multinacional con ingresos anuales de millones de dólares.
Rol de los gobiernos occidentales y de la Iglesia católica
Otra consideración que saltó al tapete, trasciende las intenciones de la Madre Teresa, e involucra directamente a la jerarquía católica y a muchos gobiernos y organizaciones occidentales. Se habla de colonialismo racista, como era de esperar dado el lugar donde centró su trabajo. Krithika Varagur (cf. supra) escribe: "La Madre Teresa fue una mártir, pero no por India y los pobres del sur, sino por la culpa blanca y burguesa. Su imagen se encuentra completamente circunscrita en la lógica colonial: la del salvador blanco que enciende una luz entre los negritos más pobres del mundo. La Madre Teresa será la santa patrona de los blancos... pero no de ninguna persona de color. Su imagen es una reliquia de la supremacía blanca occidental". Es en la India donde esta mujer se convirtió en lo que el historiador indio Vijay Prakash llamó "la imagen por antonomasia de la mujer blanca de las colonias, que trabaja para salvar a los cuerpos negros de sus propias tentaciones y fracasos" (en "White women in racialized spaces", Ed. S. Najmi y R. Srikanth, State University of New York Press, Albany, 2002). Como afirma Prakash, funcionó así en vez de como un "desafío auténtico a las fuerzas que provocan y mantienen la pobreza". Y agrega: "Lo peor de todo es que ella fue la persona blanca por excelencia que se puso al servicio del Tercer Mundo -la razón de su imagen pública- y la fuente de desmesuradas cicatrices en la psique poscolonial de India y su diáspora. Su glorificación se produce a costa de la psique india, forzada a creer que todo es mejor cuando los blancos nos ayudan, que una conversión forzada te da vía libre. Y descubrimos el indignante dato que uno de los cinco "indios" premiados con un Nóbel, es una mujer que dejaba morir a los enfermos. La pobreza no es bella, es terrible". Ella dañó la imagen internacional de la India, mostrando a todo el mundo su pobreza y ejerciendo de bálsamo a la miseria del Tercer Mundo, para calmar la conciencia de las sociedades occidentales. Prakash investigó las fuentes del estatus heroico otorgado a una monja albanesa cuyo único deseo declarado era servir a Dios, y se pregunta si las buenas obras de la Madre Teresa no responden en realidad a la necesidad de que el mundo tenga el privilegio de ver a alguien, en algún lugar, haciendo algo por el Tercer Mundo. El sitio web marxist.com fue aún más lejos, publicando en septiembre del 2016 un artículo de Arturo Rodríguez titulado "Santa" Teresa de Calcuta: una títere fanática de la clase dominante". Allí se lee: "Estas enfermerías nauseabundas no estaban destinadas a curar a los pobres. Muchos entraban a estos centros con problemas menores y salían muertos. Eran lugares donde los pobres eran traídos a morir, incapaces de pagar por algo más fuera de la podredumbre del capitalismo de la India. Ellos también recibían su respectiva dosis de proselitismo católico".
Y la adjudicación del premio Nóbel por parte de los gobiernos occidentales, ¿no apuntó también en este sentido? ¿Por qué, con estos antecedentes, obtuvo el Premio Nóbel de la Paz? ¿Cuales fueron las razones que esgrimió el Comité Noruego del Nóbel para justificar esta distinción? Según indica el sitio web oficial del Premio Nóbel, el Comité tuvo en especial consideración “el espíritu que ha inspirado sus actividades y que es una expresión tangible de su actitud personal y sus cualidades humanas” y "su trabajo emprendido en la lucha por superar la pobreza y la angustia, que también constituyen una amenaza para la paz". A los ojos del Comité Noruego del Nóbel, "los esfuerzos constructivos para acabar con el hambre y la pobreza y para garantizar a la humanidad una comunidad mundial más segura y mejor en la cual desarrollarse, deben ser inspirados por el espíritu de la Madre Teresa, por el respeto del valor y la dignidad de cada ser humano”. ¿Superar la pobreza? ¿Respeto a la dignidad de cada ser humano? ¡Qué poca información recabó el Comité Nóbel! Claro, las primeras críticas fundadas a la ideología de Teresa y su obra recién aparecieron y fueron hechas públicas varios años después, como vimos, en forma de documentales, entrevistas filmadas y libros. Pero, ¿no debía el Comité investigar en profundidad los antecedentes, las manifestaciones, el posicionamiento socio-político y la gestión y características de la obra de Teresa antes de otorgarle tan significativo galardón?
La Iglesia católica desarrolló, ya durante su vida, una incansable campaña por hacer de ella algo más trascendente, por transformarla en un ícono religioso. En ese sentido, el periodista británico católico anti-abortista Malcolm Muggeridge (1903-1990) convirtió la imagen pública de la Madre Teresa en una piadosa cruz que portar, primero con un documental hagiográfico sobre su vida en 1969 para la BBC, y luego con un libro en 1971 (Something Beautiful for God, HarperOne, Harper & Row Pbk. Ed.), que abogaría por el reconocimiento mundial de Teresa con el beneplácito explícito de la jerarquía católica. Esta fue solo la primera de muchas hagiografías y textos de propaganda de este autor, que ayudaron a construir el mito de la Madre Teresa. En su libro Hitchens cita las conversaciones entre Muggeridge y la monja, y la descripción de Muggeridge de "una luz técnicamente inexplicable", que el equipo de la BBC captó en un ambiente oscuro en el interior de la Home of the Dying (Casa para los Moribundos, en el barrio Kalighat de Calcuta, el primer sitio de las Misioneras de la Caridad), que calificó como "el primer milagro fotográfico auténtico". Hitchens contrasta esto con la declaración del camarógrafo, que dice que simplemente fue el resultado de usar la nueva película ultrasensible de Kodak.
La beatificación póstuma de Teresa se llevó a cabo con el fervor y la premura de quien quería aprovechar el momento. Juan Pablo II no aplicó los cinco años de espera reglamentarios tras su muerte para comenzar el proceso, y lo lanzó sólo un año después de que muriera. Para ello, aplicó una "dispensa" al procedimiento. Es el proceso de beatificación más rápido que se recuerda en el Vaticano (incluso Juan Pablo II había tanteado la posibilidad de elevarla a la categoría de santa sin pasar antes por la beatificación: algo revolucionario). A pesar de las numerosas voces que se alzaron para decir que no era una santa, los católicos han preferido ignorar esas acusaciones, y 300 mil personas acudieron al Vaticano para presenciar su beatificación. Es cínico e hipócrita el intento por parte del Papa Francisco de mostrar a la Madre Teresa como una defensora de la justicia social. Esta demagogia responde a "la presión hirviente desde abajo", a medida que las bases católicas quedan expuestas a la actual ola de descrédito y ateísmo, y pierden la fe en las corruptas autoridades de la Iglesia. Desde que Bergoglio la declaró santa, en una de esas pomposas ceremonias tan propias del folclore religioso, una ampolla con la sangre de la monja se guarda a modo de reliquia en el museo del Vaticano (¿candidata a licuarse?).
Bautismos y conversiones forzadas "in extremis"
Chatterjee cuenta que Teresa reconoció, en privado, que había convertido a más de 29.000 personas que murieron en su centro. Las monjas bautizaban a los agonizantes sin importar a qué religión pertenecían. Existen registros que documentan que ella y sus monjas intentaron (y lograron) bautizar a personas agonizantes, incluso cuando su estado ya no era lúcido. Hitchens en su libro cita a un ex-miembro de la Orden que describe los bautismos de los moribundos realizados sin su consentimiento. En un vídeo, la religiosa explica que los bautizó "para que San Pedro los deje entrar en el cielo". Y concluye que “es muy bonito ver a la gente morir con tanta alegría”. Claramente, tenía un "motivo superior" para convertir al cristianismo a parte de la población hindú más vulnerable y enferma.
Era de esperar que muchas voces de la religión hinduista se alzaran para denunciar esta práctica. Es en la India donde algunos políticos y opinadores son más tajantes contra la obra de Teresa de Calcuta. Partidos como la Asociación de Voluntarios Nacionales, con representación parlamentaria y de carácter nacionalista, ultraderechista (y obviamente hindú), acusan a Teresa de Calcuta de acudir a los moribundos tan sólo para convertirles al cristianismo, "fingiendo cuidados paliativos terminales en forma de bautismo".
Militancia contra el aborto, la contracepción y el divorcio
La Madre Teresa, al pertenecer a la extrema derecha de la ideología católica, se opuso firmemente al aborto, a la contracepción, al matrimonio homosexual y al divorcio. Encabezó la cruzada mundial del Vaticano contra el aborto y los anticonceptivos. En el discurso pronunciado después de recibir el premio Nóbel de la Paz, realizó una afirmación absurda, que no tiene asidero en la realidad: se refirió al aborto como "la más grande amenaza para la paz mundial" porque “si una madre puede matar a su propio hijo, ¿qué falta para que yo te mate a ti y tú me mates a mí? No hay nada en el medio”. Parece que la única vez que ella realmente se preocupó por la vida era cuando ésta estaba en el útero. Cuantitativamente, la principal consecuencia de estas prédicas es traer más pobres al mundo para que, según su filosofía, haya más personas sufriendo por amor a Dios. Al recibir un premio de la Organización Mundial de la Salud, se refirió al SIDA como "la justa retribución por la inapropiada conducta sexual". Igualmente, su oposición a la inseminación artificial y la contracepción fue objeto de críticas. Predicó a lo largo de su vida contra los derechos de las mujeres a usar anticonceptivos. En sus palabras: "Yo no le daría un bebé de una de mis casas en adopción a una pareja que usa anticonceptivos. Los que usan anticonceptivos no comprenden el amor". Estas posturas resultan inconcebibles en un país como la India, nación superpoblada con graves problemas demográficos. Con su rechazo categórico a la planificación familiar, al control de la natalidad y a soluciones útiles y realistas para resolver problemas de índole mundial, la Madre Teresa se convirtió en la práctica, más en una promotora de la pobreza que en una luchadora contra la misma.
En noviembre de 1995, Irlanda celebró un referendum acerca de si su Constitución debería seguir prohibiendo el divorcio. La mayoría de los partidos políticos en un país cada vez más laico, instaban a los votantes a aprobar la enmienda legislativa. La Madre Teresa tomó un avión desde Calcuta para aconsejar a los irlandeses que se opusieran al divorcio civil y nuevo matrimonio (el referéndum reformó finalmente la Constitución, aunque por una mayoría muy exigua). Sin embargo unos meses después, en abril de 1996, Teresa dio la bienvenida al divorcio de la princesa Diana (filántropa de su causa), diciendo que confiaba en que su amiga Diana de Gales fuera más feliz una vez que se hubiera librado de lo que evidentemente era un matrimonio desafortunado. Parece que ese derecho no era capaz de reconocérselo a millones de mujeres de todo el mundo que no son felices en su matrimonio. Esto muestra que la Madre Teresa predicó diferentes Evangelios a los ricos y a los pobres. ¿Hipocresía?
Los dos "milagros"
La canonización por la Iglesia católica requiere haber llevado a cabo dos milagros: con el primero la persona es declarada beata, con el segundo, santa. El primer milagro de la Madre Teresa fue reconocido por Juan Pablo II y le permitió la beatificación en el 2003. Se trató de la cura de un tumor a Mónica Besra, una india de 32 años de la tribu de los Santhal del estado de Bengala Occidental, quien en 1998 (un año después de la muerte de Teresa) fue curada "inexplicablemente" de un fuerte dolor abdominal hipotéticamente producido por un cáncer, después que una monja de las Misioneras le pusiera sobre su estómago una medalla que había pertenecido a la Madre Teresa. Casi 20 años después, Besra cuenta su historia. Estaba siendo atendida en un centro de las Misioneras de la Caridad, al menos un año después de la muerte de la Madre Teresa cuando, extenuada por la enfermedad, fue llevada a un hospital, al que ingresó con dolor abdominal severo. Luego dice haber percibido una "luz cegadora", proveniente de la medalla de la Madre, que le curó el cáncer. A la mañana siguiente "andaba como una persona normal".
Pero esta historia no es corroborada en absoluto por los médicos. El relato de Monica Besra causa estupor entre quienes la atendieron, para los que no se trata de un milagro. Varios médicos, entre los que se encuentran Manju Murshed, Director del Hospital, T. K. Biswas y el ginecólogo Ranjan Mustafi, han reportado al gobierno de Bengala Occidental, que la Sra. Besra sufría de tuberculosis y tenía un quiste ovárico, y siguió recibiendo tratamiento, con éxito terapéutico, mucho después que la Madre Teresa murió. El ginecólogo confirmó que la paciente regresó al hospital en mayo de 1999 y que, en un nuevo reconocimiento, se observó que sus males habían desaparecido. Este galeno no fue entrevistado por el Vaticano. Pero además, según se lee en el libro de Hitchens (cf. supra), "el Doctor Murshed declaró haber recibido numerosas llamadas de las Misioneras de la Caridad presionándolo para que dijera que la curación había sido un milagro". El "milagro" fue puesto en duda por gran parte de la sociedad e incluso el marido de la afectada, Selku Murmu, declaró a un medio de comunicación internacional que la curación se produjo gracias al tratamiento que ella había seguido durante un largo período. En el 2002, el ex-Ministro de Salud de Bengala Occidental, Partho De, declaró a la AFP: “La señora Besra se deshizo de su mal gracias a medicamentos muy fuertes y a varios días de tratamiento en un hospital. No quiero faltarle al respeto a la Madre Teresa, pero es una deformación de la verdad decir que fue un milagro suyo”. En Calcuta, la Asociación de Ciencias y Racionalismo de la India opinó que la curación se debió al tratamiento médico. Su Secretario General, Prabir Ghosh, denunció que “los milagros atribuidos a la Madre Teresa para su canonización son completamente ficticios (…) Las Misioneras de la Caridad han falseado los hechos (...) El Vaticano ha precintado el cajón de una trampa". La Orden de la Madre Teresa prefiere no pronunciarse. Besra es consciente de las críticas pero las ignora. "Madre Teresa realiza milagros sólo para los que creen y yo siempre creí”, asegura.
El segundo milagro es aún más oscuro. Se dice que un brasileño, cuya identidad no ha sido revelada para mantener la discreción necesaria para la investigación, según afirma la Agencia Católica de Noticias, se curó inesperadamente de tumores cerebrales en 2008, después que su sacerdote oró por la intervención de la Madre Teresa. La diócesis brasileña de Santos se encargó de investigarlo y de recopilar los testimonios necesarios para demostrar que realmente se trató de una curación inexplicable. Hay muy pocos detalles sobre la recuperación de este hombre. Pero lo que sí se difundió, muy convenientemente, fue que el médico que atendió al enfermo aseguró que "nunca había visto un caso como éste" durante sus diecisiete años de profesión. Todos los pacientes con la misma enfermedad habían muerto. El enfermo no sólo se habría curado en cuestión de días, sino que no le quedaron secuelas y pudo retomar su vida normal. Esto bastó para que el Vaticano, en la persona del Papa Francisco, aceptara este segundo milagro en 2015. En años recientes, nacionalistas indios como Sanal Edamaruku, Presidente de la organización Rationalist International, cuestionaron los milagros que llevaron a la monja a la santidad. Se pregunta cómo una mujer pudo ser curada por una foto de la monja colocada en su estómago, cuando había pruebas que indican que estaba siendo tratada con medicamentos. Y Chatterjee es lapidario: "los llamados milagros son demasiado poco serios y pueriles incluso para ser rebatidos".
Tratamiento de su enfermedad
En el pensamiento de Teresa el sufrimiento es un regalo de Dios y no debe acortarse ni aliviarse. Consecuentemente, impuso en sus albergues una cultura del sufrimiento. Pero esta cultura no la adoptó para sí misma cuando la enfermedad hizo estragos en su salud, puesto que tuvo acceso a todos los modernos y costosos servicios de salud privados de las mejores clínicas del mundo. Fue tratada en clínicas privadas que no están al alcance de la inmensa mayoría de los mortales. En numerosas ocasiones declaró que quería morir como los pobres, en la casa de los muertos de Kalighat, pero ya recibía costosos tratamientos en algunos de los lugares más caros, como la clínica Scripps en La Jolla, California, el hospital Gemelli en Roma o el hospital Saint Vincent de Nueva York. En Calcuta, solía ser atendida en las clínicas Woodlands y Belle Vue, lugares inaccesibles para el 99% de los habitantes de la ciudad, así como en el Instituto Birla del Corazón. Cuando murió, estaba rodeada de un caro y moderno equipo cardiológico, adaptado a sus exactas necesidades. Que quede bien claro que no me opongo al hecho que haya buscado los tratamientos más avanzados para atender su enfermedad, al contrario, todo el mundo debería poder acceder a los progresos de la tecnología y la ciencia médica al servicio de la humanidad. Pero lo que no admite más que una severísima reprobación es que predique lo contrario y, sobre todo, en la persona de los demás.
El pensamiento fundamentalista, fanático y retrógrado de Teresa de Calcuta... en exacta sintonía con las prédicas milenarias de la Iglesia católica
Si bien he presentado las críticas sobre distintos aspectos de la vida y la obra de la Madre Teresa, mi interés principal aquí es atacar la apología que ella hace del sufrimiento sobre la base de sus creencias religiosas. Los otros aspectos evocados, socio-políticos, manejo de los fondos, carencias sanitarias, vínculos con dictadores, políticos y gente de la alta sociedad, son igualmente graves, pero en mi condición de ateo entiendo fundamental contribuir a mostrar al mundo cómo Teresa fue un instrumento de la funesta apología católica de la pobreza y el sufrimiento, para agradar a Dios y lograr la salvación eterna. Ella colaboró gustosamente con los intereses y designios de una Iglesia necesitada de nuevas y actuales figuras emblemáticas (con milagros incluidos), para revitalizar las alicaídas creencias de un mundo moderno cada vez más alejado de ella.
No dudo de la autenticidad de la Madre Teresa, su sinceridad y convencimiento, que vivió su vida según su fe y sus principios. Tampoco dudo que los médicos digan la verdad cuando denuncian los horrores y sacrificios que eran la norma en los centros de atención. Creo que el fanatismo de Teresa la llevó a cometer, con sus semejantes, actos que podrían ser comparados con los realizados por los "bienintencionados" ministros de la Inquisición. Ella quería que sus enfermos sufrieran, y esto la hacía feliz, porque de esa forma "los acercaba más a Dios". Esto es algo muy próximo al sadismo, ¿no? Sacrificó a miles de enfermos pobres en aras de su creencia primitiva y oscurantista. "Nuestros sufrimientos son caricias bondadosas de Dios, llamándonos para que nos volvamos a él, y para hacernos reconocer que no somos nosotros los que controlamos nuestras vidas, sino que es Dios quien tiene el control, y podemos confiar plenamente en él". Creo que es intolerable... Execrable...
"Hay algo bello en ver cómo los pobres aceptan su suerte de sufrir como en la Pasión de Cristo. El mundo gana mucho de su sufrimiento", dijo una vez la Madre Teresa a un extrañado Hitchens. Incluso teniendo en cuenta la noción cristiana de la humildad, ¿qué tipo de pensamiento perverso subyace tras este razonamiento? Esta frase sugiere agrado ante ese sufrimiento, como si no fuera necesario luchar contra sus causas porque ese dolor puede convertirse en una ofrenda a Dios. Ese "culto a la muerte y el sufrimiento", esa forma de aceptación resignada de los males, es central al catolicismo. Se comprenden y justifican bien las críticas que se ciernen desde algunos grupos políticos de la India contra su visión de la pobreza, en la que se realizan pocos o nulos esfuerzos para erradicarla y muchos para crear una celebridad mundial, expandiendo el catolicismo. Es difícil permanecer indiferente cuando las fantasías religiosas delirantes de la Madre Teresa se presentan en marcado contraste con sus actos reales, cuando se sabe que los bautismos "encubiertos" de los moribundos son comunes en hospicios con absoluta falta de atención médica. ¿Cómo concebir misioneras que lavan agujas bajo un chorro de agua para reutilizarlas, mientras millones de dólares se acumulan en cuentas bancarias de las organizaciones de la Madre Teresa o se entregan al Vaticano? Creo que son absurdos el Nóbel y la santidad. Me quedan muy claras las razones de la Iglesia, no así los juicios emitidos por el Tribunal del Nóbel.
A modo de síntesis, son muy apropiadas las palabras con las que Malcolm Otero y Santi Giménez, en su libro El club de los execrables: el lado oscuro de los personajes más idolatrados de la humanidad (Ediciones B, 2018), definen a la Madre Teresa: “Una ultracatólica retrógrada que creía necesario el sufrimiento de los pobres, sólo aceptaba el divorcio en las casas reales, consideraba que el aborto era el principal problema de la humanidad y adoraba el dinero de los ricos, a quienes siempre apoyó, incluyendo dictaduras sanguinarias”.
Alberto Cirio
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(*) Nota Final:
El autor de esta publicación es "Alberto Cirio", fiel seguidor y colaborador de este Blog; quien amablemente me solicitó el compartir este artículo con el resto de los lectores; y al no estar en contra de la filosofía del Blog, es un honor para mí el poder publicarlo. El mismo "Alberto" se encargará de responder las dudas de los lectores a través de los comentarios.
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Ver:
La Madre Teresa de Calcuta... Una Santa poco ejemplar. (Actualidad y Noticias)
Ver:
Estudio Canadiense revela: “Todo menos una santa” sobre la Madre Teresa de Calcuta (Noticias)
Ver: La Madre Teresa de Calcuta: Entre el Ateísmo y la Corrupción
Ver: Marcial Maciel. Los Pecados y Delitos de un Sacerdote Católico ejemplar
Ver: Top 10 de los Papas que murieron Violentamente
Ver: Top 10 de los Papas más Perversos y Malvados
Ver: Los 10 Momentos más Vergonzosos del Catolicismo
Ver: Los 10 Aspectos más Bizarros del Catolicismo
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Ver: Jesus en el Infierno
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Señor, mi Dios, ¿quién soy yo para que me abandones? […] “Si no hay Dios, no hay alma, si no hay alma, entonces, Jesús, tú tampoco eres verdadero”. El silencio y el vacío es tan grande que miro y no veo, escucho y no oigo.
Teresa de Calcuta
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