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En Nombre de la Fe (Colaboración)

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Nota Inicial:
La presente publicación fue escrita y elaborada por un colaborador y amable lector de este Blog. Este artículo NO fue escrito por el habitual escritor y responsable de este sitio Noé Molina. (*)


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En Nombre de la Fe


El presente artículo tiene más de 100 años, pero es tan actual como el primer día que se escribió y publicó, unas pinceladas como retoque para con los tiempos actuales y ser así mejor comprendido. Ha ido de un periódico e idioma para otro, es por lo que desconocemos el nombre del autor, pero que de seguro él quedaría muy satisfecho si pudiera saber que aún está siendo divulgado, es tan necesario hoy como lo fue en su época el escribirlo, ocurre que la religión no ha menguado lo suficiente para ser ella archivada. Obviamente al caer en nuestras manos es de razón que una vez más y todas las que sean necesarias, debe ser dado a conocer a los ciudadanos del siglo XXI. Veamos el interesante contenido pues a pesar del tiempo transcurrido la religión continúa sus inquisitoriales caminos, aún con el agravante recochineo de insistir y darnos en la “otra mejilla” la bofetada del insecular seculorum… Veamos el interesante artículo.  


Afirmar, sin bases concluyentes y aún menos científicas que un Dios infinito creó todas las cosas, y que sus criaturas deben ser obedientes y gratas a ese creador; que el tal ser superior exige ciertos deberes y obligaciones a todas aquellas personas que están sientes con tales demandas, son pues ellas religiosas. Este tipo de religión ha sido substancialmente universal.  

Durante siglos y en muchos pueblos de la antigüedad existió la creencia que el tal Dios exigía sacrificios, que le agradaba cuando los padres derramaban la sangre de sus hijos. Posteriormente se supuso que también quería sacrificios con la sangre de bueyes, corderos, palomos, etc., fue cambiada en consideración a tales sacrificios humanos. A todo esto, a cambio Dios daba la lluvia, el sol y las cosechas eran abundantes. Pero los hombres creían que, si los sacrificios no fuesen hechos con pomposidades, entonces este Dios enviaba pestilencias, hambres, inundaciones, terremotos, etc. 

El último “acuerdo” de Dios y los hombres, sobre estas creencias relacionadas con los sacrificios, y dentro de la actitud doctrinal cristiana, fue que Dios aceptó la sangre de su único hijo, Jesús, por lo que desde los etéreos cielos él lo mandó a la Tierra para que fuese asesinado injustamente. Desde entonces, Dios, ya satisfecho, dejó de desear sangre, aunque indirecta o indirectamente continúa siendo derramada como ríos en guerras y toda clase de conflictos y persecuciones en su santo nombre.  

Durante largos años, siglos y aún hoy día, esos pueblos tienen las creencias de que este Dios escucha y responde a las oraciones de los verdaderos fieles. Eso de un modo genérico y como definición en las santas religiones cristianas y católica. 

Vayamos por parte. ¿Será que la religión fue fundamentada en algún factor conocido, sólido? ¿Será que ese tipo de ser, Dios, ¿existe realmente? ¿Será que fue él quien nos creó? ¿Será que alguna oración ya fue respondida alguna vez? ¿Será que algún sacrificio humano o animal aseguraron las mercedes de este Dios, que por cierto es invisible?

Primero: ¿Un Dios infinito creó a los hombres? Entonces, ¿por qué los creó intelectualmente inferiores? ¿Por qué creó los deformados y desvalidos? ¿Por qué creó los criminales, delincuentes, corruptores? ¿El poder y las sabidurías infinitas pueden presentar cualquier justificación para la creación de esos abominables fallos? 

Segundo: ¿Un Dios infinito es el gobernante de este mundo? ¿Es él responsable de todos y de cada cual, de los jefes de gobiernos, reyes, emperadores del pasado y presente? ¿Es él responsable por todas las guerras habidas y por haber y de las sangres derramadas de inocentes? ¿Es él responsable por los siglos de esclavitud; por las espaldas que fueron flageladas, por las criaturas vendidas y aún arrancadas de sus padres; por las familias que fueron separadas y destruidas?  

¿Este Dios es el responsable por las persecuciones religiosas y políticas hechas en su nombre; por el santo tribunal de la inquisición y por todos los instrumentos de torturas inventados para ese sagrado ministerio? ¿Ese Dios ha permitido que los crueles y viles destruyesen a los bravos y virtuosos? ¿Él permitió y permite que tiranos derramen la sangre de patriotas? 

¿Qué vale un Dios de esa especie? 


Si como dicen que un Dios bondadoso e infinitamente poderoso gobierna este mundo, ¿cómo podemos justificar los ciclones, terremotos, hambres, enfermedades…? ¿Cómo podemos justificar el cáncer, los microbios, difterias y los miles de otras enfermedades no “fabricadas” por el hombre, pero que les atacan durante toda su vida? ¿Cómo podemos justificar las bestias salvajes que devoran seres humanos y las serpientes, arañas, cuyas mordeduras son letales? ¿Cómo podemos justificar un mundo donde la vida se alimenta de la propia vida, es decir, comer y ser comido? ¿Será que los depredadores, sus garras, dientes y presas fueron inventados por la infinita misericordia divina? ¿Esa bondad divina creó a los animales de rapiña con la intención de que ellos devorasen a los endebles y desamparados? ¿La bondad infinita creó las innumerables criaturas inútiles que se reproducen dentro de otros seres, humano o animal y se alimentan de esa carne? 

Continuamos haciéndonos preguntas tras pregunta. ¿Esa sabiduría infinita produjo intencionadamente los seres microscópicos que se alimentan del nervio óptico? ¡Piensen, piensen señores creyentes, pues nosotros como ateos lo hemos hecho!, ¿la idea de cegar a los hombres para satisfacer el apetito de un microbio? ¡Piensen en la vida alimentándose de la propia vida! ¡Piensen en esas víctimas! ¡Piensen en las cataratas de sangre derramadas en los precipicios de la crueldad! Teniendo presente tales cotidianos hechos, al final: ¿Quién es ese Dios y su santa religión que ampara todas esas y otras muchas calamidades? ¡ES EL MIEDO! El miedo construye altares y ahí se ofrecen sacrificios. El miedo construye catedrales y todo tipo de templos para que se curven las cabezas de los hombres en adoración. El miedo dobla las rodillas y se pronuncian las oraciones. El miedo falsea el amor. La religión enseña “virtudes y dogmas” esclavizantes, es decir, obediencia ciega en la fe, humildad, auto negación, perdón, conformismos… Los labios de los religiosos tienen temores y recelos, por lo que repiten esta frase: “Aunque él me mate, en él confiaré”. Eso es un abismo de degradación. 

Como estamos viendo las religiones no enseñan la auto confianza, independencia, hombría, coraje, auto defensa. Ellas hacen de Dios un monstruo, un tirano y al hombre su ciervo. Y resulta que ese tal monstruo-tirano no consigue ser suficientemente grandioso para hacer de la esclavitud algo apacible y agradable. 

En consecuencias, si Dios existe, ¿cómo podemos saber si es bueno? ¿Cómo podemos probar que es misericordioso, que le importa su creación? Si el tal Dios existe, entonces ha tenido muchas ocasiones de ver a millones de sus pobres criaturas trabajando los campos sembrando el grano a sabiendas que perderían la cosecha para poder sobrevivir. Pero así mismo, ese bondadoso Dios, ese ser compasivo, nos les mandó la lluvia que esperaban. Hizo el sol nacer, robándole a la tierra toda la humedad, pero no envió la tan necesaria lluvia. Vio a sus “amadas” criaturas como estaban tristes por la esterilidad de la tierra, así mismo no les envió la lluvia. Asistió impasible como los hombres lentamente devoraban lo poco que tenían y vio cuando llegaron los días de hambres. Les vio las hambrunas, escuchó sus plegarias; vio devorar a los últimos y miserables animales que quedaban; vio a los padres enloquecer por el hambre matando y comiéndose a sus débiles bebés… A pesar de todo eso el cielo continuaba como bronce y la tierra bajo sus pies como el hierro candente, no envió las esperanzadoras lluvias. ¿Podemos pensar que en el corazón de ese Dios hay piedad? 

Y seguimos penando. ¿Constituye una prueba de que ese Dios es bondadoso al enviar ciclones que destruyen ciudades y campos cubriéndolos de cuerpos humanos desfigurados? ¿Constituye una prueba de su bondad ver el abrirse precipicios en la tierra engullendo criaturas indefensas que encuentra a su paso? ¿O será que él es bondadoso porque volcanes con sus ríos de lava lo cubre todo? ¿Se puede decir, con firmeza, que ese Dios es bondadoso a partir de todo lo que conocemos?

Según los teólogos, Dios no ha hecho a todos los hombres iguales. Hay razas que se diferencian en inteligencia, estatura, color de la piel, etc. ¿Puede ser creíble que haya algo de bondad, sabiduría en eso? ¿Deberían las razas superiores agradecer a Dios por el hecho de no ser inferiores? Si decimos que sí, entonces cabe preguntar: ¿deberían las razas inferiores agradecerles a Dios por no ser superiores, o tal vez deberían agradecerles a Dios por no ser bestias salvajes? Razonamos de que cuando Dios hizo a las razas diferentes, sabía que las superiores esclavizarían a las inferiores; sabía que las inferiores serían conquistadas y hasta destruidas. 



Si Dios hizo todo eso conscientemente, sabía la sangre que sería derramada, las agonías enfrentadas, los incontables campos y ciudades repletas de cadáveres, las espaldas y cuerpos ensangrentados y mutilados de los esclavos, todos los corazones partidos de las madres cuyos hijos fueron robados…, si Dios vio y sabía de todas esas calamidades, ¿será que conseguiremos concebir un Lucifer más malévolo? 

Primero: Tales hechos aterrorizantes y muchos más, ya que no nos he posible numerarlos todos, niegan la existencia de cualquier Dios que posea poderes para proteger su propia creación: la Raza Humana. Segundo: ¿Es lícito, entonces, decir que ese Dios es bondadoso, omnipotente y demás omni…?
 
La mayor parte de las personas se apegan a lo sobrenatural. Aún, si les convienen, por lo motivos que sean, abandonan a un determinado Dios por otro. Hoy el denominado cristianismo tiene a Jehová sacado del judaísmo agregándole su “hijo” Jesús y el denominado Espíritu Santo. Eso fue adoptado posteriormente al paganismo, ese mismo que ya como cristiano destruyó convirtiéndose en catolicismo.  

La experiencia acumulada del mundo es el poder y la fuerza que trabaja por el bien, como así debería ser siempre. Esta fuerza no es consciente, no es inteligente. No tiene voluntad ni objetivos. Es solamente un resultado. Miles de hombres intentaron establecer la existencia de Dios por el hecho de que tenemos aquello que denominan moral, o sea, una conciencia. 

Teólogos y muchos así de los denominados “filósofos”, insisten que esta sensatez moral, esta prudencia del deber, de la obligación, vino de fuera y que la conciencia es algo especial. Partiendo de la idea de que esta sensatez moral no fue producida aquí, ni por el hombre, entonces imaginemos un Dios del cual tuvo que proceder. 

Los hombres son seres sociales. Vivimos juntos, en familias, tribus, ciudades, naciones. Los miembros de estos colectivos son considerados buenas personas. Son elogiados, admirados y respetados. Son considerados buenos, es decir, morales. Los miembros que producen miserias, guerras, inestabilidades, etc., todas ellas conjuntas son considerados malos miembros, por lo que son acusados, despreciados, inmorales y punidos, como así debería ser en el 100% de los casos, pero no lo son. En concreto, la sociedad crea padrones de conducta, de moralidad; no hay nada de sobrenatural en todo eso. Muchos hombres han llegado a decir: “La conciencia nace del amor”, y tienen toda la razón. Esta sensatez en la obligación, el saber, fue producido naturalmente. 

En los pueblos denominados salvajes, las consecuencias inmediatas de las acciones son llevadas en consideración. En la medida en que los pueblos avanzaron los acontecimientos más distantes son percibidos. El padrón de conducta se vuelve más elevado. El hombre es capaz de colocarse así mismo en el lugar del otro. El hombre pasa a juzgarse así mismo. 

El ser humano ama y el amor es el principio, son los fundamentos más elevados de las virtudes. Si hieres a alguien que ama, entonces viene el remordimiento, el arrepentimiento, la tristeza, la conciencia. En todo eso no hay nada de sobrenatural. El hombre se ha engañado así mismo. La naturaleza es un espejo en el cual el hombre ve su propia imagen, y todas las religiones sobrenaturales se fundamentan en la pretensión de que la imagen, que parece estar por detrás de ese espejo, fue alcanzada. Todos los metafísicos espirituales, desde Platón a Swedenborg, manifestaron sus hechos, y todos fundadores de religiones han hecho lo mismo. 

Supongamos por un instante de que un Dios infinito exista. ¿Lo qué podemos hacer por él? Siendo infinito, también es incondicional; siendo incondicional, no puede ser beneficiado ni perjudicado. Dios, si existiera, no podría querer. Piensen en el egoísmo de un hombre (o de millones como es en realidad), en que creen que ¡son seres infinitos y desean sus oraciones, suplicas, perdones…, como así viene ocurriendo…! 


¿Qué es lo que la religión cristiana, al encontrarnos en sus dominios, llega o ha llegado a producir? Obviamente los cristianos admiten que todas las otras religiones son falsas, inclusive entre los propios cristianos conocemos sus divisiones, por lo que en consecuencias necesitamos examinar apenas esta. 

¿El cristianismo dio luz a algo bueno? ¿Ha hecho al hombre más noble, compasivo, honesto? ¿Cuándo la iglesia tenía el total control, eso hizo que los hombres fuesen mejores y felices? Recordemos por unos instantes los hechos del cristianismo - catolicismo - protestantismo en Italia, España, Portugal, Irlanda, Polonia, Hungría, Austria, Suiza, los Países Bajos, Gran Bretaña, las Américas, África, etc. Seamos hombres honestos y sinceros. ¿Esos países mencionados y muchos más podrían haber sido peores sin religión? ¿Podrían haber sido peores si tuviesen cualquier otra religión que no fuese el cristianismo? ¿Torquemada tendría sido peor si hubiese sido discípulo de Zoroastro? ¿Calvino hubiese sido más sanguinario de haber creído en la religión de los aborígenes australianos? 

Veamos un algo de los compasivos patriarcas puritanos. ¿Qué ha hecho el cristianismo por ellos? Pues odiar el placer. En el portal de la vida han colgado las mortajas de la muerte. Ellos silenciaron todas las músicas de la alegría. Han hecho cunas como si fuesen cajones mortuorios. Tentaron hacer desaparecer la infancia y la juventud, el canto del bebé y la melodía de la mañana. 

La religión de los puritanos es una pura maldición. Ellos creen que la Biblia es la palabra de Dios y estas creencias siempre hacen que aporten maldades y vicios. ¿Ellos hubieran sido peores si hubiesen adoptado la religión de los indios de la América del Norte?

Citemos un capítulo, algo reciente, de la historia, la que demuestra, una vez más, la influencia ejercida por la Biblia en los seres, no tan humanos. “En el día de la coronación de la reina Isabel I de Inglaterra, le regalaron una Biblia por intermedio de un viejo hombre representando el Tiempo con la verdad. Ella recibió el libro, lo besó y se empeñó en leerlo rápidamente. Dedicada devotamente a esta bendita Biblia la reina fue piamente exhortada a pasar por el filo de la espada a todos los creyentes papistas”. Es este incidente, como en millares similares incluyendo la quema de herejes, vemos el verdadero espíritu del protestantismo que aman a la Biblia. En otras palabras, ellos son tan inquisidores e infames como los católicos. La religión es utilizada en todos los países, lo fue en todos los tiempos y aún continúa. 

Ella nunca ha hecho al hombre misericordioso. Recordemos una vez más y las que sean menester, a la inquisición, cruzadas y holocaustos en nombre de la religión. ¿Qué hizo la religión para evitar la esclavitud?, nada, pues consta en la Biblia como un hecho creado por Dios. Ella siempre ha sido y continúa siendo enemiga de la ciencia, la investigación, el progreso y el libre pensador. La religión nunca ha hecho a los hombres libres…, nunca les ha dado moral, moderación, laboriosidad, honestidad. Para aquellas personas que creen en la uniformidad de la Naturaleza, la religión es un concepto abominable de poder creerse. 

¿Es posible enfrentar a la naturaleza y las características de la materia a través de la oración? ¿Podemos adelantar o atrasar el ciclo de las mareas a través de la penitencia? ¿Podemos mudar la dirección de los vientos ofreciendo sacrificios? Si nos arrodillamos horas y horas con fervor, eso nos puede acarrear inestabilidad en el esqueleto. ¿Es posible curar una enfermedad grave o simple a través de las suplicas delante de alguna imagen? ¿Podemos enriquecer nuestros conocimientos culturales a través de ceremonias pías? ¿Podemos recibir virtudes y honras dando limosnas, precisamente porque esa religión acapara todas las riquezas? 

La religión se apoya en la idea de que la naturaleza tiene un Maestro, que éste escucha las plegarias y oraciones; que este Maestro pune y recompensa, que aman a los que les adoran con adulación y odia a los que no les hace caso como libres pensadores. ¿Los hombres han obtenido algunas veces cualquier ayuda de los celestes paraísos celestiales? 

No hay inteligencia sin fuerza. No hay fuerza sin materia. Concretamente no hay, no ha habido cualquier posibilidad de una inteligencia, una fuerza por detrás de la materia. 

Es correcto afirmar rotundamente, lo sobrenatural no existe y no puede existir. La Naturaleza no tiene maestros. Si la materia y la fuerza son eternas es obvio que Dios no existe, que ningún Dios creó o gobierna el Universo, que ningún Dios existe para responder a las oraciones, que ningún Dios socorre a los oprimidos, que ningún Dios se compadece de los sufrimientos de inocentes, que a ningún Dios le importa los malos tratos dispensados a los esclavos o a las madres que perdieron a sus retoños, que ningún Dios socorre a los torturados y que ningún Dios salvó a los inocentes de las llamas inquisitoriales. En conclusión, eso prueba que el hombre nunca jamás ha recibido cualquier ayuda del cielo, que todos los sacrificios fueron en vanos y que todas las plegarias fueron proferidas a los vientos sin que nadie las hubiese escuchado. No estamos diciendo barbaridades, ni levantando calumnias, apenas lo que pensamos, aperas exponiendo la realidad. 

La materia y las fuerzas son eternas, todo lo que es posible ya ha ocurrido, todo lo que es posible está ocurriendo y todo lo que sea posible ocurrirá. En el Universo no hay improvisaciones, no hay caprichos. Todo acontecimiento tiene su antecedente. Aquello que nunca ocurrió no podrá ocurrir. El presente es el producto necesario de todo el pasado, la causa necesaria de todo el futuro. 

En la infinita cadena de los acontecimientos no hay – y no puede haber – cualquier eslabón quebrado, cualquier eslabón faltando. La forma y el movimiento de cada estrella, el clima en el planeta – a pesar del efecto nocivo y contaminante – todas las formas de vida humana, animal y vegetal; todos los instintos, las inteligencias y consciencias; las afirmaciones y negaciones; todas las esperanzas y miedos, son necesarios. Ninguna de las incontables cosas y reacciones del Universo podrían ser diferentes. 

Si las materias y las fuerzas son eternas, entonces podemos decir categóricamente que el hombre no tuvo un creador inteligente, que él no fue una creación especial. Sabemos – si es que sabemos alguna cosa ante la inmensidad del cosmos – que Jehová, el divino albañil, no moldeó barro en forma de hombre y mujer y después les sopló dándole vida. 



Sabemos desde hace mucho tiempo que nuestros ancestrales no fueron “extranjeros” en este mundo. Sabemos que fueron nativos y evolutivos producidos aquí, que sus vidas no fueron creadas por el soplo de cualquier inventada divinidad. Sabemos que el Universo es natural y que los hombres y mujeres surgirán naturalmente. En la actualidad sabemos quiénes fueron nuestros antepasados y por lo tanto podemos reconstruir nuestro árbol genealógico. 

Hoy tenemos todos los eslabones de la cadena, y no fueron obtenidas tales informaciones en los machacones libros sagrados de las tantas religiones. Tenemos hechos inconfundibles: fósiles, formas de vida y el inequívoco DNA.

Desde las criaturas más simples, desde una forma de vida rudimentaria, desde un vago deseo, hasta una única célula con núcleo. Una estructura llena de fluido; estructura con paredes duplas, algo que ya respira; organismos que poseen una médula espinal, un eslabón entre los invertebrados y los vertebrados, los que poseen un cráneo – la casa para el cerebro –, formas dotadas de cartílagos, los reptiles, mamíferos, marsupiales, simiescos y finalmente: el hombre.
 
Conocemos los caminos que la vida recorrió. Conocemos las pisadas de la evolución. El último eslabón fue encontrado. Por eso estamos en débito con los mayores biólogos y científicos que hayan parido madres… Es pues que creemos que el Universo es natural; negamos rotundamente el absurdo y patético invento que engendraron las religiones sobre la existencia de un ser sobrenatural y creador del mundo.

Por millones de años hombres y mujeres (lo poco que ellos pudieron hacer), han tentado reformar el mundo. Crearon dioses y demonios, paraísos e infiernos; escribieron libros sagrados, realizaron milagros, construyeron catedrales y calabozos; coronaron y destronaron toda clase de tiranos como reyes, presidentes, dictadores, papas; maltrataron y aprisionaron; torturaron y quemaron miles de personas vivas; predicaron y rezaron; se valieron de promesas y amenazas; adularon y persuadieron, pregonaron de mil maneras. Se empeñaron en hacer a las personas honestas, temperamentales, laboriosas y virtuosas; construyeron hospitales y asilos, universidades y escuelas. Parece haber hecho lo máximo que estaban a su alcance para hacer a la humanidad mejor y más feliz, sin embargo, aun así, han fallado.   
 
Pero ¿por qué han fallado teniéndolo todo? Veamos los motivos. 

De ignorancias, pobrezas y vicios está poblado el mundo. La alcantarilla se transformó en una cuna. Personas incapaces de sustentarse así mismas llenaron los hogares, casuchas y chabolas de niñ@s, quedando a la merced de “Dios nuestro Señor” o la suerte de la caridad. No son suficientemente inteligentes para pensar en las consecuencias o responsabilidades y poner medios para evitarlos. Al mismo tiempo no quieren tener niñ@s, pues ellos son una maldición para los padres y ellos propios. Esos infantes inconvenientemente abarrotan las casas-cunas, asilos de menores, prisiones y prostíbulos. Pocas son las que se salvan por una casualidad, caridad; la gran mayoría constituyen en fracasos. Viven a través del fraude, violencias, robos y posteriormente transmiten esos vicios a sus hijos. Contra estas inundaciones de calamidades y vicios las fuerzas reformadoras son inútiles y la propia caridad se convierte en una forma inconsciente de promover el crimen. 

¿Por qué hombres y mujeres conciben hijos los cuales no pueden cuidar y terminan siendo una carga maldita? ¿Por qué? Porque poseen más pasión que inteligencia; más que consciencia, más que razón. 

No es posible reformar a estas personas con panfletos o discursos políticos, oraciones y promesas de paraísos celestiales. La pasión siempre fue sorda. Las armas de la reforma son casi siempre inútiles. La criminalidad, prostitución, mendicidad y malogros aumentan diariamente. Las prisiones, asilos de menores delincuentes y abrigos para los pobres están llenos. Las leyes pueden punir, más no pueden reformar al criminoso ni tampoco impedir el crimen. La marea de vicios está subiendo. La guerra que está siendo hecha contra las fuerzas de la delincuencia es tan inútil como las interminables guerras políticas-religiosas-imperialistas. 

Las ignorancias, pobrezas, conflictos armados, vicios, etc. tienen que dejar de poblar el mundo. Eso no puede ser hecho por la moral, ni a través de discursos y ejemplos inalcanzables, ni por leyes ni religiones, por sacerdotes o verdugos. 

Para alcanzar tales objetivos apenas hay una manera. La ciencia debe hacer de la mujer la dueña absoluta y señora. La ciencia es la única posible solución, ella debe conceder a la mujer el poder de decidir por sí misma el deseo de no ser madre. Eso solucionaría la cuestión en gran parte y principio. Eso liberaría a la mujer. Los hijos que nacieren serían bien venidos y recibidos y con todas las felicitaciones. De esa manera se llenarían los hogares de luces y dichas.


Individuos que piensan y creen que la luz es enemiga de la virtud; que la pureza yace en la oscuridad; que es peligroso que los seres humanos se conozcan a sí mismos y los fenómenos naturales que afectan su bienestar quedaron horrorizados con la idea de hacer de la inteligencia el maestro de la prisión.

A todo eso, deseamos que llegue el día en que hombres y mujeres, guiados por las nociones de las consecuencias futuras, por la moralidad nacida de la inteligencia, se recusen a perpetuar aflicciones y dolores, y de llenar al mundo con frustraciones. Llegado ese tiempo, caerán las paredes de las prisiones, los calabozos se inundarán de luz y la sombra de los patíbulos nunca más injuriará a la Tierra. Las pobrezas y los crímenes no se perpetuarán. Las manos enmagrecidas no se extenderán pidiendo limosnas. Todo eso pasará a ser polvo. El mundo será inteligente, virtuoso y libre. 

Pruebas de miles de años ya llevamos, las religiones nunca han reformado a la humanidad porque ella misma es la esclavitud y la perpetua ignorancia. Es mucho mejor ser libre, abandonar las empalizadas y barricadas del miedo, levantarnos con firmeza y encarar el futuro con un gran sonriso. Es mucho mejor, algunas veces, darse a sí mismo momentos de desprendimientos, para divagar y navegar según la marea con la fuerza ciega del mundo. Pensar y soñar, olvidar las cadenas y limitaciones de la vida, olvidar propósitos y objetivos y viajar por la galería de imágenes en nuestra mente; sentir nuevamente los abrazos y besos del pasado, recordar al ayer de nuestras vidas; ver nuevamente a nuestros ante queridos que marcharon; olvidar todos los dioses que nos obligaron a aceptar sus vanas promesas dentro de unas constantes amenazas; sentir nuevamente en nuestras venas el fluir de la felicidad y escuchar las músicas alegres con el latir de un corazón intrépido. 

Es que entonces nos colocaremos al servicio de todas las cosas útiles, a través del pensamiento y de la acción, alcanzar el ideal, dar alas a nuestros sueños para que ellos, como abejas, puedan realizar el arte de encontrar el néctar de las cosas más comunes. Aumentar el conocimiento, aliviar los fardos de pesados fracasos, desenvolver el cerebro, defender la justicia, construir un palacio para nuestro ego. Esa podría ser llamada religión, esa sería la verdadera adoración y no lo que venimos padeciendo, directa o indirectamente durante tantos siglos conforme los conocimientos que cada cual tenga o halla padecido a consecuencias de ese nocivo opio que es la religión y el sistema que la sustenta.                     


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(*) Nota Final:

El autor de esta publicación es "Zerimar Ilosit", fiel seguidor y colaborador de este Blog; quien amablemente me solicitó el compartir este artículo con el resto de los lectores; y al no estar en contra de la filosofía del Blog, es un honor para mí el poder publicarlo.

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Ver:

Ver:
Carta Abierta a los Creyentes 
(Colaboración)

Ver:
Buenas Razones para No Creer
(Colaboración)

Ver:

Los "Milagros" de Jesús 
(Colaboración)

El Misterio de la Trinidad 
(Colaboración)

Ver:
Ateísmo… ¿Eso qué es? 
(Colaboración)

Ver:
Quien es Dios?

Ver:
¿Existió Jesús? 
¡Claro, existieron muchos!


Ver:
Top 10 “Metidas de Pata” de la Biblia.

Ver:
Top 10 Características Indeseables de Dios.




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