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Análisis del desarrollo mítico de la divinización cristiana (Colaboración)

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Nota Inicial:
La presente publicación fue escrita y elaborada por un colaborador y amable lector de este Blog. Este artículo NO fue escrito por el habitual escritor y responsable de este sitio Noé Molina. (*)

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Análisis del desarrollo mítico de la divinización cristiana

 

La divinidad de Jesús es un elemento extraño para la religión judía pero no de otras culturas religiosas vecinas. Desconocemos muchos datos para poder llegar a conclusiones definitivas sobre la manera en la que se fue desarrollando un capítulo tan importante del Nuevo Testamento. Sin embargo, la Biblia nos va brindar la oportunidad de reconstruir cronológicamente el desarrollo del mito, puesto que se trata de una parte protagonista de un libro magníficamente conservado.

 

Vamos a analizar a cada autor que escribió sobre Jesús y tendremos la oportunidad de ver como la deificación va formándose con el tiempo. Cada autor agrega un elemento para este fin. Para ello, cada uno va adelantando el contacto de Jesús con “El Padre” para desarrollar la divinización en la biografía de Jesús, agigantando el mito.

 

Para un correcto análisis tendremos que comenzar por los primeros escritos sobre Jesús, que provienen de Pablo de Tarso, alrededor de 20 a 25 años después de su muerte. En las trece epístolas que se conservan no menciona nada de su nacimiento, aunque insiste en que "si Cristo no resucitó, vacía es nuestra predicación, vacía es también nuestra fe". La cristología es el centro de la teología paulina, una teología cristocéntrica, es decir, una teología cuyo eje principal es Cristo muerto y resucitado. En ese momento de la resurrección toma Jesús su divinidad, cuando su Padre lo resucita y lo lleva con él. Por tanto, indirectamente niega el relato milagroso y divino del nacimiento en Belén (ni lo nombra ni es necesario).


Es de reseñar que no todas las epístolas parecen ser de Pablo, sino solo siete. No obstante, todas tienen elementos comunes en este tema; en ningún lugar hay mención a un Jesús divino antes de su resurrección



Portada del libro "JESÚS, hijo de mujer"


Posteriormente tenemos los escritos del primer evangelista, Marcos, en torno al año 70, que comienza su relato cuando Jesús es adulto. Bautizado en las aguas del Río Jordán por su primo, desciende sobre él el Espíritu Santo. En ese momento inicia su ministerio lleno de la gracia de Dios. Otra vez se niega indirectamente el relato sobre el nacimiento divino. Parece claro que en estas épocas, décadas después de la muerte de Jesús, no se sabía nada sobre sus primeros años.

 

Ya se puede apreciar cómo se va configurando un contacto con la divinidad más temprano en Jesús; ya no es en la resurrección, sino al inicio de su ministerio, de adulto.

 

El evangelio de Mateo es el siguiente en orden cronológico, avanzada la década de los 70 o al final de ella. La tradición bíblica lo ha publicado siempre en el primer lugar pero no por autoría cronológica. El de Mateo es más largo y elaborado que Marcos, además de que los muchos elementos comunes se entienden mejor si son tomados sobre el de Marcos.


En Mateo se incluye el nacimiento de Jesús en Belén y la unión con Dios desde el momento de la concepción. Considerando que Mateo escribe a judíos para demostrarles que Jesús es el Mesías predicho por el A.T., se puede analizar como se ha diseñado este capítulo: nace en Belén (como indica la profecía del A.T.), con matanza de niños (como le ocurrió a Moisés), con señales en el cielo (como indica la profecía del A.T.), de una mujer virgen (como indica la profecía del A.T.), con visita de magos de oriente (elemento común de reconocimiento a los profetas, como en el A.T.), con éxodo por el desierto a Egipto (¿nos suena otra vez a Moisés?).

 

El evangelio de Lucas copia los anteriores, como reconoce el propio Lucas al inicio, y reproduce el nacimiento dado por Mateo aunque con diferencias de detalle. En ellas concreta que nació en tiempos de César Augusto (27 a.C. a 14 d.C) cuando Cirino era gobernador de Siria. Mateo fijó el nacimiento en época de Herodes el Grande, lo cual no concuerda con Lucas, pues el primero reinó de –40 a –4, mientras Cirino gobernó a partir del 6 d.C. Además, cita una genealogía que no coincide con Mateo (56 generaciones por 42 dadas por Mateo y con diferencias en las líneas intermedias). ¿Ambos inspirados por Dios?.

 

Los estudiosos dicen que Lucas era un médico que no conocía la zona de los hechos, por lo que comete imprecisiones espaciales y temporales. Y suavizó el relato suprimiendo a los magos de oriente, la estrella de Belén y la matanza de inocentes, poniendo en su lugar una visita de pastores que dormían al raso.

 

Por último, Juan adelanta aún más el contacto con la divinidad diciendo que al principio era la Palabra... y la Palabra era Dios... y la Palabra se hizo carne. Por tanto, Jesús es Dios. Pero no menciona ni una palabra del nacimiento que, tal como lo cuentan Mateo y Lucas, debió ser el momento más glorioso de la historia humana. Simplemente lo despreció cuando escribió su relato al final del siglo I. Consecuentemente con Juan, en el momento de la concepción no se produjo la divinización de Jesús, porque ya era Dios desde el principio de los tiempos.

 

De una parte desconocida de la vida de Jesús se diseña un relleno midráshico (demostrativo de que el protagonista cumple lo dicho por el A.T.) para dar más autoridad al mensaje cristiano. Y conforme pasa el tiempo se profundiza en la divinidad de Jesús de una forma continua e irreversible y, después, la iglesia lo establece como dogma de fe (siglo IV), aceptando todos los elementos de estos cuatro evangelios aunque tengan claras contradicciones. Es curioso que los evangelistas más cercanos al grupo de Jesús, que parecen ser Marcos y Juan, no citen su nacimiento divino...

 


Fuentes

- John Shelby Spong, fue obispo episcopaliano. Nunca ha dejado de ser cristiano pero ha sido criticado y rechazado en su propia congregación por pretender desnudar de mitos al cristianismo. ¿Pero se puede desmitificar una religión mítica? ¿Qué quedaría? Quizá la respuesta airada de su congregación es comprensible y lógica: ¡No me toques el mito!

- Antonio Piñero, catedrático de filología griega, especializado en lengua y literatura del cristianismo primitivo.



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(*) Nota Final:

El autor de esta publicación es "Riskov", fiel seguidor y colaborador de este Blog; quien amablemente me solicitó el compartir este artículo con el resto de los lectores; y al no estar en contra de la filosofía del Blog, es un honor para mí el poder publicarlo.

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