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La anécdota del tren: Louis Pasteur (Colaboración)

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Nota Inicial:

La presente publicación fue escrita y elaborada por un colaborador y amable lector de este Blog. Este artículo NO fue escrito por el habitual escritor y responsable de este sitio Noé Molina. (*)

___________________

 

La anécdota del tren:

Louis Pasteur

 

Ya era un poco tarde, mis ganas de hacer algo se miraban mermadas por el aburrimiento y el único medio de entretenimiento que tenía en mi alcance, era la chismografía y las banalidades que ofrece Facebook, mientras mi dedo pasaba sin interés alguna cada publicación, cada tontería que ofrecía la red social, mis ojos de pronto se vieron atento antes una publicación titulada “Lección de fe y humildad de Pasteur,” pues la historia va más o menos así:

 

La Historia de la Ciencia nunca deja de sorprendernos.

 

En el año 1892, un anciano de barba blanca y un joven universitario coincidieron en el mismo vagón de tren en Europa. El anciano leía pausadamente un libro. El joven también: estudiaba un voluminoso ejemplar de Ciencias.

En un determinado momento, el joven se percató de que el libro que leía su acompañante era la Biblia y le preguntó:

-¿Usted todavía cree en ese libro lleno de fábulas y de cuentos?

El anciano le respondió:

-Sí, por supuesto, pero este no es un libro lleno de fábulas ni de cuentos. Es la Palabra de Dios. ¿Cree usted que estoy equivocado?

-Claro que está equivocado, respondió el chico. Usted, señor, debería dedicarse a estudiar Ciencias e Historia Universal. Vería cómo la Revolución Francesa, ocurrida hace más de 100 años, mostró la miopía, la estupidez y las mentiras de la religión.

Y agregó el joven:

-Solo personas sin cultura o fanáticas todavía creen en esas tonterías. Usted, señor, debería conocer un poco más lo que dicen los científicos de esas cosas.

El anciano le dijo entonces:

-Dígame, joven, ¿es eso lo que nuestros científicos dicen sobre la Biblia?

-Mire, dijo el joven, como me voy a bajar en la próxima estación, no tengo tiempo de explicarle, pero déjeme su tarjeta con su dirección para que le pueda enviar algún material científico por correo. Así se ilustra un poco sobre los temas que realmente importan al mundo.

El hombre anciano sacó una tarjeta de visita de su bolsillo y se la dio al joven.

El joven quedó estupefacto al leer en la tarjeta quién era aquel anciano. El texto impreso no engañaba:


Profesor Louis Pasteur

Director general Instituto Nacional Investigaciones Científicas

Universidad Nacional de Francia

 

Desde ese entonces me volví un creyente y ahora voy a misa todos los domingos... ¡Nah!




Eso ni yo mismo me lo creo, pero bueno, el asunto de esta historia es que tiene algo curioso y un detalle similar que comparte con otras historias de procedencia dudosa, es el viejo cliché del cristiano ecuánime y buena onda versus el vómito ateo pertinente, cuento que usted podrá encontrar cierta similitud con la del profesor ateo y Albert Einstein.

Vea amigo creyente, está en su decisión creer o no en estas historias, a fin de cuenta esto no cambia nada, sin lugar a duda Louis Pasteur era un católico confeso, incluso se dice que de vez en cuando encaminaba una oración mientras hacia sus estudios científicos, pero estemos de algo muy claro señores, él nunca mezclo sus creencias religiosas con sus investigaciones científica, siempre utilizo el método científico para logra encontrar sus grandes descubrimiento y que gracias a él, hoy podemos gozar de una vida más prolongada.

Por otro lado, no piense usted estimado amigo que, por el hecho de que Pasteur fuera católico, usted tenga la razón, vea, me explico, esto no quiere decir que usted acudir a la falacia de la autoridad que consiste en decir: “Si alguien inteligente cree lo mismo que yo, entonces tengo razón”. Usando el mismo criterio, podría decir “Si alguien malvado como Hitler era católico, entonces el catolicismo es malvado” ¿Verdad que no tiene sentido?

Pues volviendo al meollo del asunto, la historia como tal, no podemos verificarla como real, puesto que la mayoría de este relato se encuentra alojado a paginas enteramente cristiana y que en cierto modo cuando acudimos a una información seria y verificada acerca del tema solo encontraremos su biografía y sus grandes aportaciones a la ciencia.

Otro dato asombroso, es que el instituto de investigación científicas Universidad Nacional de Francia, no existe y me atrevo a decir que en su biografía en páginas serias se logra encontrar este lugar como casa de estudio, véase algo importante, no confundir con el centro nacional para investigación científica, centro de estudio en Francia y que de hecho es la más gran del país… ¿o me dirá usted que es la misma? De ser así, vaya que conveniente no.

Estimado amigo, antes de leer cualquier contenido por internet, es vital y necesario corroborar la información, para mí, es un acto irresponsable que un grupo de fanáticos que por escuchar una historia como está la quieran pasar como real cuando realmente no es así, normalmente este fenómeno de compartir a ciegas información dudosa ya es maña vieja por parte de algunos creyentes, paso lo mismo; con la historia del agujero del diablo en Rusia, la famosa historia del profesor ateo o aquella historia del científico que no encontraba un día faltante en la historia de humana, sea a como sea, estos relatos fantásticos jamás los verá en páginas responsable y honesta, cuando mucho las pueda encontrar en las cadenas de Whatsapp que le envían a su abuelita acompañada con un dibujito de piolín.


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(*) Nota Final:

El autor de esta publicación es "Yamil", fiel seguidor y colaborador de este Blog; quien amablemente me solicitó el compartir este artículo con el resto de los lectores; y al no estar en contra de la filosofía del Blog, es un honor para mí el poder publicarlo.

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