Nota
Inicial:
La
presente publicación fue escrita y elaborada por un colaborador y
amable lector de este Blog.
___________________
La
hipocresía de la Iglesia Católica
Haz
lo que yo digo, pero no lo que yo hago
(PARTE I)
Una
manera muy eficaz de desacreditar la religión católica es mediante
la risa: reírse de su "autoridad", que nadie le ha
concedido, reírse de las "verdades eternas y reveladas",
que no son eternas, ni reveladas, y ni siquiera son verdades. Reírse
de su hipocresía, de sus continuas mentiras y hasta de sus
tradiciones
Fernando
de Orbaneja, "Lo que oculta la Iglesia"
Hay
dos maneras de dejarse engañar. Una es creerse lo que no es cierto.
La otra, negarse a creer lo que es verdad
Søren
Kierkegaard
Bajo
muchos aspectos la Iglesia no es democrática porque en ella el poder
proviene de Cristo
José
Vidamor Yu, Profesor de Teología, Manila
Es
difícil encontrar un solo escritor de la Edad Media o del
Renacimiento que no dé por supuesto que la mayoría de los
religiosos, desde los principales prelados hasta el más humilde
fraile, estaban podridos hasta la médula
Aldous
Huxley
La
hipocresía es uno de los rasgos característicos del cristianismo.
Junto a su poder criminal, sus guerras y sus explotaciones, forma la
parte principal de su fisonomía, constituye su misma esencia
Karlheinz
Deschner
La
hipocresía es el
miedo a decir abiertamente la verdad, es fingir o aparentar para
quedar bien a los ojos de los demás.
La
hipocresía en la Iglesia es particularmente detestable, y por
desgracia la hay, y hay muchos cristianos y muchos ministros
hipócritas
Papa
Francisco
El
catolicismo es una de las mayores escuelas de hipocresía individual
y social que se conocen. Para que quede claro desde un principio,
aunque sea bastante obvio, según el Diccionario de la Real Academia
Española, hipocresía es el fingimiento
de cualidades o sentimientos contrarios a los que verdaderamente se
tienen o realizan.
Y esto le calza a la perfección a la Iglesia católica.
Pido
disculpas al lector si retomo aquí los conceptos que escribí en el
capítulo Historia
de vida de un ateo,
pero vienen muy bien como introducción al tema. Una de las mayores
perversidades de la Iglesia católica desde sus comienzos históricos,
y que engloba la totalidad de sus crímenes, atrocidades y
disparates, es la HIPOCRESÍA. Así, con mayúscula. Asesinar,
torturar, perseguir, despreciar, a quienes no comulgan con sus ideas,
pero rasgarse las vestiduras diciendo que se debe amar al prójimo y
respetar toda vida desde su concepción. Permitir, encubrir y
justificar las conductas sexuales del clero, pero que ellos mismos
definen como aberrantes y contrarias a la ley de Dios. Ser una de las
Instituciones más ricas y fastuosas desde hace casi 2000 años, pero
alabar la pobreza y los pobres "porque de ellos será el reino
de los cielos". Funcionar bajo un sistema férreamente
totalitario, dictatorial y absolutista (cuya legitimidad no proviene
del pueblo sino de Dios), plasmado en el sagrado juramento de
obediencia en la ordenación sacerdotal, en el "dogma" de
la infalibilidad del Papa en temas teológicos por inspiración
divina (que desde el Cardenal más encumbrado hasta el último curita
de pueblo deben acatar y obedecer)(1), pero ensalzar y defender la
democracia y la libertad de los pueblos. Segregar y despreciar desde
sus orígenes a la mujer, una historia de persecución, menosprecio,
muerte, dolor y misoginia, relegando aún hoy su papel dentro de las
estructuras cristianas, machistas y patriarcales, pero al mismo
tiempo ensalzar la dignidad y la misión de la mujer cristiana,
preconizando su igualdad con el hombre.
El
propio Papa Francisco denuncia la hipocresía de la Iglesia. Además
de la frase que encabeza este capítulo, en un sermón pronunciado en
San Pablo Extramuros, en Roma, poco tiempo después de su elección
en 2013, dijo: La
incoherencia de los fieles y los pastores entre lo que dicen y lo que
hacen, entre la palabra y el modo de vivir, mina la credibilidad de
la Iglesia. Quien nos escucha y nos ve, debe poder leer en nuestros
actos eso mismo que oye de nuestros labios.
Pero
vayamos paso a paso, tratemos de analizar cada situación, cada idea,
encarando los dogmas, las doctrinas y las prédicas eclesiásticas,
ayer y hoy, según lo que se dice... y lo que se hace. Por razones de
espacio, abordaremos solo seis (tal vez las principales) de las
tantas hipocresías desarrolladas a lo largo de los siglos: la
violencia, la riqueza, las mujeres, el sexo, el racismo y los
derechos humanos.
Guerra,
paz, violencia, asesinatos
Haz
lo que yo digo...
El
Catecismo de la Iglesia católica en 2258 dice: “La
vida humana ha de ser tenida como sagrada, porque desde su inicio es
fruto de la acción creadora de Dios y permanece siempre en una
especial relación con el Creador, su único fin. Sólo Dios es Señor
de la vida desde su comienzo hasta su término; nadie, en ninguna
circunstancia, puede atribuirse el derecho de matar de modo directo a
un ser humano inocente”(Congregación
para la Doctrina de la Fe(2), Instr. Donum
vitae,
intr. 5). En 2261 dice: "La
Escritura precisa lo que el quinto mandamiento prohíbe: “No quites
la vida del inocente y justo” (Ex 23, 7). El homicidio
voluntario de un inocente es gravemente contrario a la dignidad del
ser humano, a la regla de oro y a la santidad del Creador. La ley que
lo proscribe posee una validez universal: obliga a todos y a cada
uno, siempre y en todas partes".
Y en 2307 y siguientes, bajo el título "Evitar la guerra",
dice: "Toda
esta reflexión está enmarcada en el quinto mandamiento que condena
la destrucción voluntaria de la vida humana. La Iglesia invita a
todo cristiano a orar y actuar para que no seamos presa de la antigua
servidumbre de la guerra. Nos recalca que todo ciudadano y todo
gobernante están obligados a trabajar para evitar las guerras".
En
la actualidad, el pensamiento de la Iglesia ha avanzando hacia la
idea que toda guerra es injusta, y considera la guerra de agresión
como el mal mayor. Por eso, desde hace algunas décadas, los papas
han insistido en la necesidad de una instancia mundial con suficiente
autoridad para resolver mediante el diálogo los conflictos entre
pueblos y naciones. El Papa Francisco, en su Encíclica Fratelli
tutti,
afirma lo siguiente: “La
posibilidad de alguna forma de autoridad mundial regulada por el
derecho [...] debería incluir la gestación de organizaciones
mundiales más eficaces, dotadas de autoridad para asegurar el bien
común mundial, la erradicación del hambre y la miseria, y la
defensa cierta de los derechos humanos elementales”.
Y añade que ante el potencial mortífero y destructivo de las armas
actuales, “es
muy difícil sostener los criterios racionales madurados en otros
siglos para hablar de una posible guerra justa”.
Y ha
repetido en varias oportunidades, que la guerra es una falta de
diálogo y entiende que se debe reconsiderar el concepto de guerra
justa.
La
Doctrina Social de la Iglesia ha puesto límites muy estrictos no
sólo al inicio de una guerra, sino también al uso de las armas una
vez que ésta ha estallado. Se requiere que no hayan tenido éxito
todas las medidas posibles para evitar la necesidad de utilizar las
armas, también en la defensa. No hay derecho a una guerra de
agresión, e incluso una guerra de defensa está sujeta a
limitaciones muy exigentes. El uso de armamento por razones
defensivas no debe tener lugar mientras se descuida el deber de
buscar enérgicamente acuerdos internacionales para un desarme
equilibrado y progresivo. De acuerdo con el derecho internacional
humanitario, los civiles deben ser preservados, tanto por el agresor
como por quienes se defienden. Se debe evitar el uso de milicias
civiles y de la resistencia civil, especialmente el uso de mujeres y
niños. Según Juan Pablo II, hay que volver atrás, mirar el pasado,
aclararlo a la luz de la razón y perdonarlo a la luz de la fe. Las
ideologías políticas ateas e inhumanas han sido y son grandes
causas de guerras. Revisar y purificar el pasado también implica
liberarse de él, para lo cual el cristianismo y la Iglesia nos
iluminan con su reflexión nacida del evangelio.
Según
el Concilio Vaticano II (1962-1965), "la fuerza no crea el
derecho" y "la violencia no es digna del ser humano".
La violencia destruye el tejido social, atenta contra los valores
básicos, la libertad y la vida. De allí surge el discurso actual de
la Iglesia, que presenta una doctrina fundamentada acerca de la
guerra, de la no violencia y de la construcción de la paz.
...pero
no lo que yo hago
La
Biblia dice (Mt
10:34) que
Jesús
no vino a traer la paz, sino la espada(según
Reina Valera y otras versiones), o ...sino
la guerra(según
la Biblia de las Sociedades Bíblicas Unidas o la de Dios Habla Hoy y
otras versiones). Esto se pasa por alto en las homilías domingueras
de las misas, es difícil de explicar, aunque los privilegiados
intérpretes de las escrituras dicen que espada o guerra son imágenes
literarias que indican división o conflicto, cosa de suavizar
convenientemente la frase. Aún aceptando esta interpretación, Jesús
vino a provocar enfrentamientos para imponer sus ideas. Violencia en
nombre de Dios en la Biblia hay mucha, demasiada, atroz. Ya he citado
muchos ejemplos en el capítulo "La
bondad de Dios según la Biblia".
Solo menciono aquí el episodio en que el profeta Elías conduce a
450 sacerdotes de Baal al arroyo de Cisón, en el Monte Carmelo, y
allí los degüella (1Reyes, 18:20-40). No es una carnicería
sanguinaria, es un justo castigo para los enemigos del verdadero
Dios, magnífica forma de banalizar el genocidio calificándolo de
"violencia al servicio de Dios".
Durante
los tres primeros siglos de cristianismo, los cristianos se oponían
radicalmente a la guerra. Atenágoras, un apologista cristiano de
mitad del siglo II, prohibía a los cristianos acudir al circo romano
a presenciar las luchas entre gladiadores, porque “ver matar es
casi como matar”. Tertuliano, otro gran escritor de casi la misma
época, insistía en que no se podía ser soldado y ser cristiano,
dado que el soldado tiene el oficio de matar. El pacifismo cristiano
fue una de las fuentes permanentes de conflicto con el Imperio romano
en los primeros siglos. Pero con la llegada del Emperador Constantino
todo cambió. El cristianismo se hizo oficial, la religión del
Imperio romano, adquirió poder y buscó su feroz expansión en el
mundo antiguo. Y empezaron las guerras cristianas de conquista.No
creo necesario recordar aquí todas las matanzas perpetradas en
nombre de Dios a lo largo de las épocas.
La
historia de la humanidad está plagada de injusticias, de venganzas,
de ambiciones, de guerras, de crueldad. Si se analizan sus motivos,
se llega a la conclusión de que, en la mayoría de los casos, son
las religiones las causantes, en especial las religiones monoteístas.
Estas son la razón primera y la justificación de casi todas las
guerras de conquista. En su libro El
espejismo de Dios,
el biólogo británico Richard Dawkins plantea que "las
personas devotas han muerto por sus dioses y han matado por ellos;
han azotado sus espaldas hasta sangrar, se han jurado a sí mismas
una vida de celibato o de silencio, todo al servicio de la religión.
¿Para qué sirve todo esto? ¿Cuál es el beneficio de la
religión?".
Las masacres genocidas perpetradas en nombre de la religión son los
episodios de las acciones humanas que más resalta la historia.
Principalmente en lo que se conoce como civilización occidental y
cristiana. Sobre este punto, John Hartung señala que "la
Biblia es una guía para la moralidad de grupo, completada con
instrucciones para el genocidio, para la esclavización de los grupos
ajenos y para la dominación del mundo".
Si
nos enfocamos en la conquista de América, las masacres, torturas y
asesinatos de los nativos a manos de los ejércitos españoles y
portugueses (denunciados valientemente por el fraile Bartolomé de
las Casas), es innegable que se hacían en nombre de la Iglesia
católica y con su autorización y bendición. Los conquistadores
españoles leían en forma pública (¡en castellano!) y certificado
por un notario, el llamado "Requerimiento", frente a los
monarcas indígenas y sus pueblos que iban a conquistar, del cual
copio un extracto:
"Os
hacemos saber que Dios nuestro Señor, uno y eterno, creó el cielo y
la tierra, y un hombre y una mujer, de quienes todos los hombres son
descendientes... Por ende, como mejor puedo os ruego y requiero que
reconozcáis a la Iglesia por Señora y Superiora del universo mundo
y al sumo pontífice llamado Papa en su nombre y al Rey y la Reina
nuestros señores como Superiores y Señores y Reyes... Si no lo
hicieres o en ello dilación maliciosamente pusieres, os certifico
que con la ayuda de Dios entraré poderosamente contra vosotros y os
haré guerra por todas las partes y maneras que tuviere y os sujetaré
al yugo y obediencias de la Iglesia y de sus Altezas y tomaré
vuestras personas y las de vuestras mujeres e hijos y los haré
esclavos y como tales los venderé... y tomaré vuestros bienes, y os
haré todos los males y daños que pudiere como vasallos que no
obedecen y que no quieren recibir a su Señor y le resisten y
contradicen y protesto que las muertes y daños que de ello se
registraren serán a culpa vuestra y no de sus Altezas ni mía, y de
como lo digo pido alpresente
Escribano que me lo dé como testimonio firmado y a los presentes
ruego que de ello sean testigo"
Y
acto seguido saqueaban sus reinos y asesinaban o esclavizaban a la
población.
Pero
vengamos a los tiempos actuales, contemporáneos con las bellas
palabras e intenciones indicadas en "Haz lo que yo digo...".
En los primeros veinte años de este siglo hay una buena media docena
de conflictos religiosos en el mundo. La religión amplifica y
exacerba la división histórica entre muchas naciones, como está
ocurriendo en nuestros días en India y Medio Oriente. La masacre en
Irlanda del Norte, si bien con un componente geopolítico importante,
estuvo plagada de conflictos religiosos entre protestantes y
católicos durante 30 años (1968-1998), y las atrocidades
étnico-religiosas en la ex-Yugoslavia durante 10 años (1991-2001)
no necesitan de ningún recordatorio, por citar solo los escenarios
donde la violencia religiosa ha sido extrema. Como expone el
historiador Ángel García García, no son sólo diferencias étnicas
y lingüísticas, sino también religiosas las que han favorecido el
proceso balcánico, pues la coexistencia de diferentes religiones
hace que las creencias operen como definidoras de grupo. Dejando de
lado la religión islámica, demonizada por el cristianismo, muchos
conflictos explotaron allí entre iglesias cristianas, católicos y
ortodoxos. La Iglesia católica mostró una conducta discriminatoria
de exclusión frente a las Iglesias de la Europa del Este, en
especial durante el papado de Juan Pablo II. Por su parte, el
manifiesto de la Iglesia ortodoxa al respecto es clarísimo: en marzo
de 1992, en pleno conflicto, su obispo Banat dijo "La
Iglesia ortodoxa no es una organización política [...] pero en este
momento intervenir en política es una lucha por la existencia misma
de nuestro pueblo".
Estas son las formas de entender la espiritualidad y la identidad que
en suelo yugoslavo se enfrentaron a vida o muerte (El
componente religioso en los conflictos étnicos de la ex-Yugoslavia,
Á. García García, Anales de Historia Contemporánea, 18, 2002).
Todo
ciudadano puede profesar el credo que más le acomode, pero no puede
admitirse que, en nombre de sus dioses, coaccione el derecho de los
demás a tener su fe o proclamarse ateos o agnósticos, y menos que
se llegue a su eliminación física como ocurrió (y ocurre) en los
lugares citados. No me voy a extender sobre estos, son hechos muy
difundidos y bien conocidos. Pero sí me referiré al genocidio tutsi
de 1994, tal vez no tan presente en nuestra memoria. En abril de 1994
y durante tres meses, más de un millón de personas de la etnia
tutsi fueron asesinadas en Ruanda, por no pertenecer a la "raza
buena" hutu. El objetivo declarado del "Hutu Power"
era el exterminio de la minoría tutsi, con violaciones y torturas
incluidas. Jean-Paul Gouteux, periodista especializado en el
genocidio ruandés, lo describe en su libroApología
de la blasfemia. En peligro de creer(Ed.
Syllepse, Paris, 2006):
Escribe
François Schlosser (le Nouvel Observateur, n° 2056, 1/4/2004):
"Ningún crimen del siglo XX responde tan exactamente a la
definición moderna del genocidio (aparte del exterminio nazi de los
judíos), como la masacre de los tutsi de Ruanda, realizada de abril
a julio de 1994". Allí se alcanzaron excesos de crueldad sin
precedentes. Y ese genocidio fue apoyado por los seguidores
cristianos del Hutu Power, indudablemente basado en la banalización
bíblica de esas matanzas. Este racismo proviene directamente de los
textos bíblicos. ¿No es significativo que uno de los más
difundidos textos que exhortan al asesinato de los tutsi se titule
"Los Diez Mandamientos del Hutu"? El mismo título se
encuentra en un documento, hallado por las autoridades británicas en
1919, perteneciente al movimiento de los Jóvenes Turcos, exhortando
a la guerra santa o yihad,
justificando el exterminio de los armenios. En Ruanda, donde el 95%
de la población es cristiana, la propaganda genocida estaba llena de
referencias e invocaciones a la voluntad divina de Dios.
En
1950 la élite tutsi manifestó sus deseos de independencia,
impugnando la omnipresencia de la Iglesia. Esto era intolerable para
las autoridades eclesiásticas, en un país convertido en una
teocracia católica, un reino dedicado al "Cristo-Rey". La
Iglesia católica idealizará a los hutu como un pueblo creyente,
honesto y trabajador, sometido por "crueles feudales tutsi".
Se desató así en la prensa católica, el catecismo y las escuelas,
una fuerte propaganda anti-tutsi, estableciendo una doctrina racial
institucional. Los Padres Blancos(3)instalados
en el país controlaron la interpretación racial de la realidad
sociológica ruandesa, y la difundieron en amplia escala a través de
varios libros escritos por sacerdotes, de sus discursos y de manuales
escolares. Promotores del fratricidio ruandés desde sus inicios, los
Padres Blancos continuaron con su demagogia racista en su boletín,
incluso durante el genocidio.
Los
religiosos y el gobierno ruandés hutu inventaron apariciones de la
Virgen María respaldando la masacre, principalmente en Kibeho, al
suroeste del país. Una de esas videntes místicas, entrevistada por
Radio Rwanda mientras el genocidio se llevaba a cabo, y presentada
como una médium que se comunicaba con la madre de Dios, dijo:"Por
supuesto que a Cristo no le gusta que se mate. Pero la Virgen María
va a interceder ante su Hijo para que nos comprenda".
La frase fue simbólica y terriblemente eficaz. El abad Maindron,
organizador del proyecto "Lourdes de Ruanda", se dedicó a
canalizar la cándida fe de la población para apoyar
incondicionalmente al régimen. Expresa haber visto durante el
genocidio a asesinos llevando rosarios "para que la Virgen los
ayudara a encontrar los tutsi sobrevivientes" y que muchos se
recogían delante de la estatua de la Virgen antes de lanzarse a la
más abominable de las carnicerías. Estas apariciones marianas serán
oficialmente reconocidas (Nuestra Señora de Kibeho) en 2001, por las
autoridades del Vaticano. Muchos sacerdotes católicos participaron
directamente en las matanzas machete en mano. La implicación de las
jerarquías en el genocidio, y el apoyo dado por ellas a los
religiosos acusados de asesinato, resultan verdaderamente increíbles
para los que sostienen la idea que la religión es algo puro y moral.
La Iglesia en general, y los Padres Blancos en particular, ayudan,
defienden y financian a criminales capaces de semejantes atrocidades.
Muchísimos
otros detalles de la complicidad de la Iglesia católica en este
genocidio son presentados en el libro de Jean-Paul Gouteux, pero no
creo necesario mencionarlos aquí porque no agregarían nada a esta
macabra historia. Recomiendo sí, su lectura. ¿Qué dijo el Vaticano
sobre el genocidio de los tutsi? Nada. La utilización de temas
religiosos en la incitación al genocidio, no obtuvo reacción por
parte de las todopoderosas autoridades católicas de Ruanda. La
Asociación African
Rightsinformó
a Juan Pablo II de las acciones criminales cometidas por sus
sacerdotes reciclados en Europa, pero jamás recibió respuesta. En
otra carta abierta a Juan Pablo II, en ocasión de la décima
conmemoración del genocidio, la Asociación expresa: "No
logramos comprender por qué la Iglesia católica no ha realizado aún
un examen de conciencia, ni ha tratado de identificar a los miembros
del clero que faltaron a sus deberes como cristianos".
El Cardenal Etchegaray, enviado del Papa a Ruanda en 1994, pronunció
las palabras bíblicas "La
sangre de los mártires es simiente de cristianos",
cuando aún chorreaban sangre las iglesias transformadas en mataderos
por el Hutu Power. Esa frase cínica indica claramente que el
Vaticano niega toda implicación y responsabilidad en esa masacre de
dimensiones bíblicas. Aberrante, monstruoso, despiadado, brutal,
sanguinario, no encuentro calificativos suficientemente fuertes para
esas palabras.
La
religión es responsable, en buena parte, de las grandes diferencias
culturales y de toda la desconfianza que separan grupos cuyos
orígenes son sin embargo comunes (israelitas y palestinos, indios y
paquistaníes). Muchos historiadores (por supuesto independientes, no
apologéticos) concuerdan en que la Iglesia católica sostuvo a la
Alemania nazi. La Iglesia alemana abrió sus archivos genealógicos
al Tercer Reich para permitir identificar a quienes tenían
ascendencia judía. Ningún católico alemán fue excomulgado, ni
siquiera Hitler, por haber cometido crímenes contra la humanidad. El
Führer pretendía servir a Dios, como lo dice su libro Mein Kampf.
¿Podemos
hablar de hipocresía?
Riqueza,
pobreza, caridad
Haz
lo que yo digo...
La
web “World Population Review” calcula que alrededor de 700
millones de personas viven en situación de pobreza. Frente a ello,
la Iglesia denuncia esa situación injusta y el pecado que la
engendra. El Papa Francisco se ha pronunciado multitud de veces
denunciando la situación de los pobres. En 2013 mencionó que “entre
nuestras tareas, como testigos del amor de Cristo, está la de dar
voz al clamor de los pobres”. “No amemos de palabra sino con
obras”.
La Iglesia católica siempre se ha preocupado por las personas que
viven en situación de pobreza. Por ello, cada año celebra la
Jornada Mundial de los Pobres. En la de 2023, el Papa Francisco
escogió como lema “No apartes tu rostro del pobre”, expresado en
el mensaje publicado para esta jornada.
La
Iglesia católica, consciente de que los actos importan, tiene
multitud de iniciativas para hacer frente a la pobreza. Una de ellas,
quizá la más conocida, es la organización Cáritas(ONG
católica).
Es un servicio a la comunidad. Como indica su página web, Cáritas
responde a las catástrofes, promueve el desarrollo humano integral y
busca disminuir la pobreza y los conflictos. Entre sus diversos
proyectos está la asistencia en las zonas dañadas por los desastres
naturales y la guerra, el reparto de alimentos, la atención médica
en todo el mundo, la acogida a los inmigrantes y la promoción de
programas para el desarrollo de sistemas justos que permitan escapar
de la pobreza. Seguramente existirán otras organizaciones similares
en distintos países.
El
Catecismo de la Iglesia católica nos ilustra diciendo:
2443 Dios
bendice a los que ayudan a los pobres y reprueba a los que se niegan
a hacerlo: “A quien te pide da, al que desee que le prestes algo no
le vuelvas la espalda” (Mt 5,
42). “Gratis lo recibisteis, dadlo gratis” (Mt 10,
8). Jesucristo reconocerá a sus elegidos en lo que hayan hecho por
los pobres (Mt 25,
31-36). La buena nueva “anunciada a los pobres” (Mt 11,
5; Lc 4,
18)) es el signo de la presencia de Cristo.
2444 “El
amor de la Iglesia por los pobres [...] pertenece a su constante
tradición”. Está inspirado en el Evangelio de las
bienaventuranzas (Lc 6,
20-22), en la pobreza de Jesús (Mt 8,
20), y en su atención a los pobres (Mc 12,
41-44).
2445 El
amor a los pobres es incompatible con el amor desordenado de las
riquezas o su uso egoísta: «Ahora bien, vosotros, ricos, llorad y
dad alaridos por las desgracias que están para caer sobre vosotros.
Vuestra riqueza está podrida y vuestros vestidos están apolillados;
vuestro oro y vuestra plata están tomados de herrumbre y su
herrumbre será testimonio contra vosotros y devorará vuestras
carnes como fuego. Habéis acumulado riquezas en estos días que son
los últimos. Habéis vivido sobre la tierra regaladamente y os
habéis entregado a los placeres» (St 5,
1-6).
Hermoso,
¿no? Son las loables enseñanzas que la Iglesia inculca a los niños
y los jóvenes que buscan formarse con sus lecturas y asistiendo a
sus reuniones dominicales. Que poco tiempo después conocerán la
verdadera realidad...
...pero
no lo que yo hago
Tal
vez este sea el tema en que la hipocresía sea más flagrante y a la
vista de todo el mundo, por ser no solo histórica sino de una
actualidad innegable. Lo que sigue es un resumen de la publicación
de agosto del 2023 Cristianos
libres por el Cristo del Sermón de la Montaña, Información Nº
3, La riqueza de la Iglesia es dinero manchado con sangre
(Hiltrud Beil, M.-Braun-Straße 4, 97828 Marktheidenfeld, Alemania),basada
en 35 referencias documentales, y que se puede leer in extenso en
http://www.freie-christen.com/riqueza_ de_la_iglesia.html.
En
la revista italiana Oggi en 1952, se ubicó al tesoro del
Vaticano como el segundo más grande del mundo, detrás del de los
EE.UU. En el 2012 se le calcularon unas 8.100 toneladas de oro, o sea
410 mil millones de euros. Una contraposición a Jesús de Nazaret,
puesto que él enseñó: "No debéis acumular tesoros en la
tierra". Las reservas financieras exteriores del Vaticano se
encuentran concentradas principalmente en Wallstreet. El patrimonio
de la Iglesia en acciones y otras participaciones en capitales, debe
representar hoy más de 100 mil millones de euros. El Vaticano es hoy
el consorcio económico-religioso más grande del mundo y está
sólidamente asociado con innumerables empresas. Los rubros son
variados: inmobiliarias, plástico, electrónica, acero, cemento,
textiles, química, alimentos, construcción, hierro, destilerías,
agua potable, hornos a gas, hornos industriales, entre otros. Además,
es dueño de muchos de los bancos más influyentes de Roma y
participa en Europa, Norte y Sudamérica, de una abrumadora cantidad
de poderosas empresas, algunas de las cuales pertenecen
mayoritariamente al Vaticano, como por ejemplo Alitalia y Fiat.
La
Iglesia es el mayor terrateniente del mundo occidental, siendo dueña
de miles de millones de hectáreas de terrenos agrarios en todo el
mundo. El Vaticano es el mayor propietario de inmuebles, en tal
cantidad que hay que hablar de ciudades o barrios. Según Paolo
Ojetti, en la revista L´Europeoel
1/7/1977, la cuarta parte de Roma pertenece al Vaticano. Registró
miles de palacios, que en parte pertenecen a las 325 congregaciones
de monjas católicas y órdenes de monjes. En el plano de Verona
constató que casi la mitad de las propiedades son de la Iglesia, y
en otras ciudades italianas la situación es similar (el Vaticano
calificó el artículo como confuso, irresponsable, escandaloso,
anticlerical e inculto y el director de la revista fue despedido). En
1998, Max Parisi en el periódico La
Padaniaconstató
que 1/3 de todos los inmuebles de Roma están en poder del Vaticano.
¿Cómo
llegó el Vaticano a estas inconmensurables riquezas? Hagamos una
lista de las principales fuentes, desde los orígenes del
cristianismo hasta nuestros días.
-
Posesión y tráfico de esclavos (ver
el item Derechos humanos..., cf. infra).
-
Bendiciones y títulos. La
venta de bendiciones, títulos, audiencias, sigue aumentando hoy la
fortuna de la Iglesia. El Vaticano tiene una "lista de precios"
bastante onerosa: por una bendición firmada personalmente por el
Papa (con certificado), por una audiencia privada con el Papa
(incluye video), donación por un título de Doctor
Honoris Causa,
por una condecoración eclesiástica, por misas especiales, por
procesos de beatificación o santificación. Sólo por los
innumerables procesos de canonización hechos por Juan Pablo II (más
que en los últimos 400 años) deben haber ingresado en las arcas
vaticanas ceca de 116 millones de euros.
-
Tráfico de indulgencias.Con
el invento del purgatorio, millones de euros (o monedas de distinta
época y lugar) han fluido a Roma por concepto de indulgencias.
También los monasterios reciben dinero por servicios de rezos, para
que los fallecidos se quemen menos tiempo en el purgatorio. El
Vaticano decidió que quien no estaba en condiciones de viajar a Roma
para obtener la indulgencia, podía obtenerla si pagaba 1/3 del costo
del viaje del representante papal hacia su domicilio. Miles de
personas hicieron esto.
-
Oro robado. Una
considerable cantidad de oro y plata sangrienta fluyó al tesoro
eclesiástico, principalmente proveniente de la conquista de América.
Entre otras cosas, con ese oro el Papa Alejandro VI hizo decorar el
cielorraso de Santa María Maggiore en Roma, y el Cardenal
Cisneros hizo construir una custodia de casi tres metros de alto con
el oro “que Colón había encontrado en sus viajes”
-
Las Inquisiciones y la caza de brujas. Una
de las maneras más infames del Vaticano para amontonar dinero
sangriento y riquezas, fue mediante las Inquisiciones. En el
Concilio de Tours en 1136, el Papa Alejandro III ordenó a príncipes
y gobernantes encarcelar a los que tenían otra creencia, los
herejes, y confiscarles sus bienes. La Inquisición aplicó "justicia
y castigos", robando y asesinando en nombre de la “fe
verdadera". En 1486, Inocencio VIII aprobó el "Malleus
maleficarum"("Martillo
de brujas"), donde se ordenaba confiscar los bienes de las
brujas, apropiárselos y desheredar a sus hijos. Los bienes de los
acusados eran inventariados e iban a parar al Vaticano. Se asesinaba
preferentemente a herejes que poseían dinero y fortuna. En España
eran perseguidos y despojados los ricos “conversos”, o sea,
judíos cristianizados. A veces, y mediante el pago de cifras
astronómicas, se podían liberar por algún tiempo. También los
muertos podían ser acusados de herejía y los bienes del fallecido
podían ser incautados a los herederos. Especialmente perverso y
cruel era que la alimentación de los torturadores y cada acción de
las brutales torturas, las debían pagar las víctimas o sus
parientes, según una lista de precios para cada tortura(4).
-
Falsificaciones. Si
un alto dignatario eclesiástico o un convento querían aumentar su
propiedad, muchas veces se confeccionaba una falsificación, que
luego era “encontrada” en el archivo y que demostraba que
personas ricas habían legado el terreno correspondiente. Había
monjes que habían aprendido el arte de falsificar y que recorrían
el país de convento en convento para ejercer su oficio(5).
-
Herencias fraudulentas. En
el siglo IV, el apoderarse fraudulentamente de herencias por el Papa
Dámaso fue tan terrible, que incluso tuvo que intervenir el
Emperador. Para no entrar en sospecha de herejía y comprometer
a su familia, cada terrateniente o arrendatario al morir, dejaba una
parte de sus propiedades a la Iglesia. Las herencias testamentarias
valían para reducir el tiempo en el purgatorio. El Padre de la
Iglesia Salvien de Marseille predicaba en el siglo V: ”Aquel
que deja su fortuna a sus hijos, en vez de entregarla a la Iglesia,
actúa en contra de la voluntad de Dios. Mientras cuida por el
bienestar terrenal de sus hijos, defrauda su propio bienestar en el
cielo". Pero
el negocio de las herencias se practica hasta en la actualidad.
Adultos mayores que están solos en hogares de ancianos, son
especialmente receptivos al consejo de los sacerdotes.
-
El diezmo. En
la Edad Media, los propietarios de tierras estaban obligados a
entregar una décima parte de su producción o de sus ingresos a la
iglesia local. El que no pagaba se arriesgaba a una condenación
y excomunión. Los curas salían a recaudar las deudas sin
conmiseración, mientras predicaban hipócritamente contra intereses
y usuras. El Papa Pío V les daba las siguientes instrucciones: “Un
hombre común que no puede pagar su multa en dinero, deberá
permanecer durante un día con las manos atadas a la espalda frente a
la puerta de la Iglesia, la segunda vez será flagelado por las
calles. La tercera vez le será perforada la lengua y enviado a las
galeras“. Por
rehusar pagar el diezmo, en algunos lugares (Stedinger, Alemania) se
llegó al asesinato en masa y al saqueo por parte de la Iglesia. Y el
diezmo sigue con total vigencia al día de hoy, principalmente en
muchas sectas e iglesias cristianas.
-
La simonía.La
simonía (venta de cargos) trajo a los papas mucho dinero y
propiedades. Según los historiadores, Inocencio III creó más de 50
nuevos secretariados, que vendió por 79.000 florines de oro. León
X creó 39 nuevos cargos cardenalicios y se embolsó 511.000 ducados.
El caso más sonado fue el de Rodrigo Borges (luego Borgia), para
transformarse en el Papa Alejandro VI: para obtener los votos de los
cardenales ofreció sobornos fastuosos, abadías ricas, villas
lujosas, castillos, enormes sumas de dinero y ascensos muy
lucrativos.
-
La prostitución.Hubo
papas y obispos que se enriquecieron manteniendo prostíbulos
propios. Para poder financiar una guerra contra los turcos, Sixto IV
construyó en Roma un elegante prostíbulo para ambos sexos, que le
aportaba unos 26.000 ducados anuales. El Papa Julio II dispuso
en una bula papal en 1510, la instalación de un burdel donde mujeres
jóvenes podían ejercer su profesión. La prostitución en los
templos fue reestablecida en Roma en el siglo XIII: las prostitutas
locales fueron enviadas a trabajar a la capilla subterránea de la
Iglesia de Santa María. Los siguientes papas, León X y Clemente
VII, consentían igualmente este establecimiento, bajo la condición
de que un cuarto del total de los bienes de las mujeres que allí
trabajaban pasaran, después de su muerte, a las monjas de
Sainte-Marie-Madeleine.
-
Subvenciones del Estado.Históricamente
y hasta el día de hoy, la Iglesia católica se ha visto beneficiada
con innumerables privilegios fiscales, exoneración de impuestos,
aporte de dinero estatal para sueldos eclesiásticos, subsidios para
escuelas religiosas y seminarios, y varios otros tratamientos
especiales. Estas ventajas fiscales reducen los montos que ingresan a
las rentas generales del país, con el consiguiente detrimento de la
disponibilidad de fondos estatales para obras públicas y
emprendimientos sociales y culturales. El dinero eclesiástico
proviene de los aportes de los ciudadanos, voluntarios o
involuntarios, creyentes o no. Musulmanes, practicantes de otras
religiones, ateos o indiferentes, tienen que pagar los sueldos de los
obispos católicos, ya que el dinero es tomado del arca común de los
impuestos. En España, los
datos de Hacienda para el año 2023 cifran la asignación recibida
del Estado por la Iglesia católica en el último trienio en 1.059
millones de euros,
un monto que supera el de periodos anteriores. Sin embargo, en las
últimas negociaciones en 2024, estos privilegios han comenzado a
disminuir. En Argentina también ha habido un retroceso en los
gigantescos aportes del Estado a la Iglesia católica y, desde el
comienzo del 2024, los arzobispos y obispos no reciben más la
asignación mensual. En Alemania se han estimado estas
"colaboraciones" en centenares de millones de euros
anuales(6).
También
Fernando de Orbaneja (Lo
que oculta la Iglesia. El Credo a examen,
Brand Editorial, S.L., Madrid, 2001, p. 136) se explaya sobre el
tema:
La
Iglesia llegó a ser dueña de la tercera parte de las tierras de
Europa y hoy día es la mayor terrateniente privada del mundo. A
comienzos del siglo XX controlaba en España un 40% del capital. El
Vaticano es actualmente una de las primeras potencias financieras del
mundo, con evidentes e íntimos contactos con el mundo de la mafia.
La inmunidad de que goza le permite realizar toda clase de negocios,
lícitos e ilícitos. Los lujos, las malversaciones del patrimonio
eclesiástico o estatal, la simonía, el negociado de dignidades
eclesiásticas y políticas, las ventas de vino, cerveza, obras de
arte, preservativos, píldoras abortivas o reguladoras, las bulas,
las colectas, la captación de herencias, figuran entre otras
fechorías. Sin olvidar los ingresos económicos por la milagrería,
las reliquias, las peregrinaciones, las donaciones pías, las
exequias y otros.
Si
nos referimos a los antecedentes históricos del cristianismo, las
cosas eran sensiblemente peores. Nada mejor que recurrir a Karlheinz
Deschner, tal vez elcrítico
más destacado de la religión y la Iglesia, autor de la monumental
obra “Historia
criminal del cristianismo”,
publicada en 10 volúmenes (Ed. Martínez Roca S.A., Barcelona,
1990-1998). En las páginas 53 y 54 de su tomo 9 (Siglo
X: Desde las grandes invasiones normandas hasta la muerte de Otón
III),
nos dice:
Los
prelados nadaban en la abundancia y en un lujo desenfrenado, como el
que Gregorovius describe a finales del Siglo IX. Los obispos de toda
Italia vivían en residencias suntuosas, que resplandecían de oro,
púrpura y terciopelo; comían como príncipes en vajilla de oro;
bebían su vino en cálices o cuernas costosísimas. Dormían en
brazos de sus concubinas sobre cojines de seda en lechos recamados en
oro, mientras que sus vasallos, colonos y esclavos cuidaban de su
residencia principesca. Jugaban a los dados, cazaban y disparaban con
arcos. Cuando viajaban les rodeaba el enjambre de sus cortesanos y lo
hacían en carros lujosos con corceles de los que ningún rey se
habría avergonzado.
Y
volviendo a nuestros días, Julio Boffano (ob.cit., 2021) denuncia:
Juicios
abiertos contra el Vaticano por estafas, malversación de fondos,
lavado de activos, están pendientes en los tribunales italianos.
Inversiones internacionales, empresas off
shoreen
Luxemburgo y Panamá, entre otras, son negocios cuya ética social
está en las antípodas de lo que promulga la Santa Sede... Hay
gastos millonarios, residencias palaciegas, cardenales que se visten
y viven como reyes, con súper autos, con religiosos y religiosas a
su servicio, secretarios y mucamas que los atienden.
Y
cita el libroAvaricia.
Los documentos que revelan las fortunas, los escándalos y secretos
del Vaticano de Francisco(E.
Fittipaldi, Ed. Foca, Buenos Aires, 2015), realizado a partir de los
documentos filtrados del Vaticano (Vatileaks II), a los efectos de
presentar hechos concretos y bien documentados:
La
Fondazione del Bambino Gesú, nacida para recaudar donaciones
destinadas a niños enfermos, ha pagado parte de las obras realizadas
en la nueva casa del cardenal Tarcisio Bertone. El Vaticano posee
casas en Roma que valen 4000 millones de euros. Dentro de ellas no
hay refugiados, como quería el Papa Francisco, sino un montón de
enchufados y vips que pagan alquileres ridículos.
En
los Museos Vaticanos se atesoran enormes riquezas. Muchas piezas son
obsequios y donaciones de familias adineradas, artistas o Jefes de
Estado, pero la mayoría son símbolos del fasto y el despilfarro que
hizo la Iglesia de los pobres durante siglos: cálices, cruces,
mitras, báculos, monedas, cuadros, esculturas, tapices, carruajes.
En eso se iba la plata en vez de a los pobres, para impresionar a los
feligreses. Valor incalculable, no solo como objeto de arte de una
época sino por el material: oro, diamantes y piedras preciosas. El
Vaticano no vende sus obras de arte, ya que forman parte del
patrimonio cultural de Italia y el derecho internacional se lo
impide. Nadie pretende su venta, pero sí son símbolos y pruebas del
lujo y la fastuosidad en que vivía el clero, con el dinero robado a
la gente, crédulos o incrédulos.
Y
ya que más arriba nos referimos a la ONG Cáritas,
mencionada como importante contribución de la Iglesia para la lucha
contra la pobreza, veamos cómo se financia. Lo esencial de los
fondos que permiten el accionarde
Cáritas no es provisto por las arcas del Vaticano, sino por
contribucionesprivadas
de empresas y cooperativas, a
través de donaciones y otras propuestas relacionadas con su
actividad, y de donaciones realizadas en testamento o por personas u
organizaciones filantrópicas. Como dato ilustrativo, en el 2012 el
Director de Cáritas Diocesana de Barcelona, Jordi Roglá, recuerda
que"la
Conferencia Episcopal Española (CEE) aporta sólo 5 de los 270
millones de las 68 Cáritas que hay en España, menos de un 2% del
presupuesto anual de la organización. El resto proviene de
contribuciones
de las organizaciones miembros y donativos privados: el 70% de los
gastos de Cáritas son financiados por aportes particulares y entre
un 15% y un 20% proviene de los fondos que las diócesis recogen en
las colectas de Navidad y del Corpus. El aportede
la CEE a las diferentes Cáritas se acordó hace cuatro años, ante
al aumento de las necesidades de atención a las personas, pero se
trata "de un donativo extraordinario temporalizado".
En
el colmo de la desfachatez, leemos en la página católica ømnes(https://
omnesmag.com/foco/pobreza-iglesia-catolica-iniciativas/):
Es
muy conocido que Francisco impulsa personalmente varias iniciativas
para ayudar a las personas que carecen de los recursos necesarios. El
Papa organiza varias veces al año almuerzos con personas pobres en
el Vaticano. El Santo Padre atiende a miles de personas a las que
acoge en el Aula Pablo VI. Francisco también ha pedido que el centro
sanitario del Vaticano amplíe su horario entre el 13 y el 18 de
noviembre. Durante esos días, en ocasión de la Jornada Mundial de
los Pobres, el personal sanitario atendió gratuitamente a las
personas sin recursos. La agencia Zenit informa que se ofrecieron
exámenes de medicina general y especializada, vacunas y
medicamentos. Además, el Dicasterio para la Evangelización se ha
encargado de pagar las facturas de algunas familias con ingresos
mínimos. Por
otro lado, la Limosnería Apostólica dispone de duchas abiertas
todos los días (salvo los días de audiencia general o de grandes
celebraciones) para las personas que pasan necesidad. Los pobres que
acuden reciben ropa interior limpia, productos de higiene personal y
una toalla. Al servicio de duchas se añade una peluquería gratuita
que abre todos los lunes de nueve de la mañana a tres de la tarde.
¡¡Impresionante
el aporte del Vaticano en la lucha contra la pobreza!!
La
Iglesia católica jamás ha acudido, ni como Institución ni como el
Estado más rico de la Tierra, a ayudar económicamente a los pueblos
damnificados por catástrofes naturales o producidas por el hombre.
La caridad del Vaticano, que dice "si no tengo caridad nada
soy", parece que se refiere a los medios y el dinero de los
demás, pero no a sus propios recursos. Pero no solo no concurre con
fondos propios en ayuda de los más necesitados, sino que desvía en
su provecho el dinero recaudado para atender la pobreza, aportado por
los incautos creyentes bienintencionados. Esto ya es más que
hipocresía, es derivación ilícita de fondos, o sea robo, pillaje,
estafa.
Homosexualidad
Haz
lo que yo digo...
Si
bien para la Iglesia
católicalos
actos y conductas homosexuales(y
la sodomíaen
particular) constituyen un grave pecado
mortal,debido
a que atentan contra el orden
naturalde
la sexualidad
creado
por Dios,
no es así con la condición homosexual. El Papa Francisco, en enero
del 2023, precisó que la inclinación homosexual es desordenada,
pero no objetivamente pecaminosa, invitando por ello a estas personas
a la castidad, agregando que toda discriminación injusta contra
personas homosexuales debe ser condenada. En el mismo sentido, el
Catecismo (párrafos
2357 a 2359) distingue entre homosexualidad y actos homosexuales. La
homosexualidad en sí misma no es considerada incompatible con el
catolicismo, pero es definida como "objetivamente desordenada",
razón por la cual las personas homosexuales deben mantenerse castas.
El catecismo ordena también que los homosexuales "deben
ser acogidos con respeto, compasión y delicadeza. Se evitará todo
signo de discriminación injusta. Mediante virtudes de dominio de sí
mismo que eduquen la libertad interior, y a veces mediante el apoyo
de una amistad desinteresada, de la oración y la gracia sacramental,
pueden y deben acercarse gradual y resueltamente a la perfección
cristiana".
No obstante, el catecismo católico desaprueba los actos
homosexuales: apoyándose en la Sagrada Escritura que los presenta
como depravaciones graves (Gn19, 1-29; Rm1, 24-27; 1Co6, 10;
1Tm1,10). Los actos homosexuales son contrarios a la ley natural, no
proceden de una verdadera complementariedad afectiva y sexual, no
pueden recibir aprobación en ningún caso.
La
Congregación para la Educación Católica,junto
con la Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los
Sacramentos, prohíbe que sean admitidas a las sagradas órdenes las
personas que practiquen la homosexualidad o sostengan la llamada
cultura
gay.
Afirma que tales personas no están en condiciones de relacionarse
correctamente con los demás al modo de Cristo. Si se trata en cambio
de tendencias homosexuales que son expresión de una dificultad
transitoria, los candidatos podrían ser admitidos a los ministerios,
siempre y cuando lleven al menos tres años de superación de esa
condición. En 2008 el observador de la Santa
Sedeen
las Naciones
Unidas, Celestino
Migliore, comentó que la Iglesia católica se opone a una
proposición de Francia en la ONU,
para legalizar
la homosexualidad en todos los países.
En
el 2009, el Cardenal Varkey Vithayathil, Presidente de la Conferencia
Episcopal católica de la India, afirmó, en una verdadera "joya
dogmática" que no tiene desperdicio:
El
gobierno no debería dar la impresión de que la homosexualidad está
autorizada. Hay individuos con una orientación hacia su mismo sexo
que es adquirida por las circunstancias, y en una pequeña proporción
de ellos es innata. En ambos casos es una condición patológica, de
las que la adquirida puede ser revertida por métodos terapéuticos
[...] Sin embargo, esto no significa que los actos homosexuales sean
morales; son intrínsecamente malvados. El llamado matrimonio
homosexual es inmoral en cualquier contexto [...] «Derechos
gays» es un término equivocado, al igual que no hay «derecho»
para una minoría de personas que son cleptómanas o asesinos en
serie, que dicen que tienen tendencias innatas a robar o matar.
Incluso todas las personas heterosexuales no tienen derecho a casarse
si son impotentes, dementes o personas con enfermedades
peligrosas incurables. Dar
la impresión de que la homosexualidad es moral traerá la anarquía
sexual, incluyendo el abuso de menores en la sociedad.
En
2016, la Conferencia Episcopal de Malawi emitió una carta
pastoral que complementa los dichos anteriores. En ella se considera
que:
La
homosexualidad es uno de los principales problemas del país.
Coincidimos con todos aquellos que han reprochado al Gobierno la
imposición de una moratoria en las leyes que rigen los actos
homosexuales. Ello significa que los culpables de actos o uniones
homosexuales no pueden ser procesados. El Gobierno se ha inclinado
ante la presión de la comunidad de donantes, los organismos
internacionales y los activistas locales de derechos humanos. Como
pastores, encontramos este camino muy desafortunado. Es un acto de
traición por parte de quienes tienen el poder de vender por dinero
nuestro país a prácticas extranjeras y a tendencias contrarias a la
voluntad de Dios.
...pero
no lo que yo hago
Julio
César Boffano, un ex-cura gay uruguayo, publicó en el 2021
"Conocerme
me hizo libre"(Ed.
Planeta, Montevideo), donde da testimonio de primera mano de quien ha
formado parte de la institución y hoy se ha separado. Veamos algunos
párrafos:
Dentro
de la Iglesia católica abunda la mentira, la avaricia, los
privilegios y el silencio que encubre, en una red de complicidad, las
peores aberraciones. El sexo es moneda corriente y a partir de esos
vínculos uno puede ascender y asegurarse una vida de privilegios. Mi
gran sorpresa al llegar a Roma fue ingresar al centro católico del
mundo gay. Descubrí que en el Vaticano la gran mayoría de los
obispos y cardenales son homosexuales, y muchos son practicantes. Me
acosté con obispos y cardenales que de la boca para afuera eran
homofóbicos. En los alrededores de Termini, la estación central de
trenes de Roma, curas, obispos y cardenales, van a contratar
trabajadores sexuales, muchas veces jóvenes inmigrantes
indocumentados que proponen sexo por unos euros. Martel (cf. infra)
entrevistó a más de sesenta inmigrantes que se prostituyen en la
capital italiana. Muchos tienen clientes en el Vaticano y cuentan que
con el SMS y el whatsapp de los últimos tiempos, los contactos son
más fáciles y menos arriesgados. Los curas no quieren italianos,
quieren inmigrantes porque es más discreto, no denuncian en la
comisaría. Y si están en situación irregular mucho menos. Hay
saunas, parques, playas y lugares de encuentro para homosexuales, muy
frecuentados por los curas de todo rango.
Nunca
tuve tanto sexo como en Roma. Mi primera pareja fue un cura. En Roma,
al no conocer a nadie, la sexualidad de los religiosos y curas se
vive de forma más libre, pero sin duda de forma mucho más
hipócrita. Podía tener sexo en todos lados, sobre todo en el
Vaticano. Conocía al obispo y al cardenal con quienes ir, qué
puertas tocar, las orgías, todo. Los jesuitas están llenos de gays.
Puedes hacer lo que te dé la gana siempre que no te descubran. Y si
te pillan, los superiores hacen la vista gorda. No importa con quién
te acuestes, lo que importa es que no se sepa. En la Universidad
Pontificia de San Anselmo la mayoría del profesorado es gay. Pero
mientras reine la discreción no pasa nada. Pero es muy difícil ser
un homosexual asumido dentro de la iglesia: por un lado es un mundo
cerrado lleno de hombres y de gays, pero al mismo tiempo se es parte
de una institución que condena la homosexualidad como una práctica
aberrante. Paradójicamente, es el entorno más fácil y permisivo
para tener prácticas homosexuales sin jamás hacerlo explícito.
Sobre esa gran mentira se funda nuestra iglesia.
Pero
mucho más grave, porque hace temblar los fundamentos de la
multinacional, es la denuncia de Boffano que la mayoría de los
obispos y muchos cardenales, no creen en la religión que dicen
profesar, aunque predican y la defienden a ultranza, porque la
Iglesia les proporciona poder y un nivel de vida inalcanzables fuera
de ella.
Yo
tenía que dar misa, administrar pecados y castigos, administrar una
justicia divina, pero horas más tarde podía estar desnudo en la
cama con un cardenal en su apartamento rodeado de todos los lujos, y
escucharlo reírse de los evangelios, del amor y de Dios. Algunos de
ellos manifestaban no creer en nada.
Es
explosivo, brutal, increíble, lapidario, tiemblan los cimientos,
pero es dramáticamente cierto. Y no es uno solo el que denuncia,
sino muchos. El periodista francés Frédéric Martel publicó en
2019 una muy seria investigación sobre los intereses y las pujas de
poder en el Vaticano (Sodoma:Poder
y escándalo en el Vaticano,
Ed. Robert Laffont, Francia). Encontró que la proporción de
homosexuales aumenta a medida que se asciende en la jerarquía
católica, y en el colegio cardenalicio esta es la regla, la
heterosexualidad es la excepción. Y esto es así por lo menos
durante los últimos cuatro papados. Esos papas, conociendo la
realidad y rodeados de tantos homosexuales, mantuvieron un fuerte
discurso homofóbico. La Iglesia intenta, y por fortuna lo logra cada
vez menos, que la homosexualidad, el lesbianismo (que abunda en los
conventos de monjas) y la pedofilia sean percibidos por la sociedad
como una excepción(7). Martel sostiene que:
En
la mayoría de los casos de abusos sexuales aparecen sacerdotes,
obispos y superiores religiosos que han protegido a los agresores
debido a su propia homosexualidad y por miedo a que esta saliera a
relucir si estallaba el escándalo. La cultura del secreto, necesaria
para guardar silencio sobre la fuerte prevalencia de la
homosexualidad en la Iglesia, ha propiciado el ocultamiento de los
abusos sexuales y la actuación de los depredadores.
Boffano
no es el único sacerdote que tiene el valor de denunciar. Krysztof
Charamsa, secretario adjunto de la Comisión Teológica Internacional
Vaticana y oficial de la Congregación para la Doctrina de la Fe, fue
expulsado del Vaticano en 2015 por asumir públicamente su
homosexualidad. En su libro La
Prima Pietra(Ed.
Rizzoli, 2016) emitió un feroz ataque a la Iglesia católica,
contando detalles de su hipocresía y su regla de ocultamiento. En
una carta al Papa Francisco, acusó a la Iglesia de convertir
"en un infierno" la vida de millones de católicos gays en
el mundo. Criticó lo que llamó la hipocresía del Vaticano al
prohibir los sacerdotes homosexuales cuando, según dijo, "el
clero está lleno de homosexuales". Este teólogo de 43 años
indica que, a pesar de ello, el clero es "frecuente y
violentamente homofóbico". Y pide a "todos los cardenales
gays, obispos gays y sacerdotes gays que tengan el coraje de
abandonar esta Iglesia insensible, injusta y brutal". Afirma que
ya no soporta "el odio homofóbico de la Iglesia, la exclusión,
la marginalización y el estigma de personas como yo, cuyos derechos
humanos son negados por la institución"
(https://www.bbc.com/mundo/noticias/
2015/10/151028_iglesia_catolica_sacerdote_gay_men). Otro que se
reconoció abiertamente homosexual fue el cardenal de Edimburgo Keith
Patrick O'Brien, fanático predicador contra el matrimonio gay y todo
lo que pudiera facilitar o promover las relaciones del mismo sexo.
Tuvo que dimitir al ser acusado de "acercamientos inapropiados"
a sacerdotes jóvenes, y reconoció que su conducta sexual "había
caído por debajo de los estándares que se esperaban de él",
no solo en los días de joven sacerdote sino más recientemente...
como arzobispo y cardenal.
A
lo largo del tiempo se ha registrado una considerable cantidad de
sacerdotes y monjas homosexuales. Y no solo de las bajas jerarquías.
Está bien documentado que algunos papas fueron homosexuales o
tuvieron compañeros sexuales varones: Benedicto IX, Paulo II, Sixto
IV, León X, Julio II, Julio III, y algunos otros de los que hay
sospechas pero no pruebas fehacientes. En el año 2000, el padre
jesuita Donald Cozzens estimó el porcentaje de sacerdotes
homosexuales entre 23 y 58 %, considerando que su proporción es
mayor que en la sociedad civil.En
2013 el Papa Francisco reconoció la existencia de un "lobby
gay" y de una "corriente de corrupción" en el
Vaticano, según informaciones publicadas en medios católicos que no
han sido desmentidas por el Vaticano. "En
la Curia hay gente santa, pero también hay una corriente de
corrupción. Se habla del 'lobby gay', y es verdad, está ahí, …hay
que ver qué podemos hacer".
Después que el informe inicial fuera recogido y traducido por varias
páginas web católicas, el portavoz del Vaticano, el padre Federico
Lombardi dijo convenientemente: "Fue una reunión privada, por
lo tanto no tengo comentarios que hacer sobre los contenidos de la
conversación".
Se
sabe de muchos casos actuales en que personas de la comunidad LGBT
han sido despedidas de sus trabajos en organizaciones católicas.
Algunos grupos de apoyo a católicos LGBT han sido expulsados de
parroquias. Para información, basta recorrer la web. En particular,
la opinión de un católico gay, Michael
O’Loughlin,
corresponsal
de una organización de noticias católica, autor de Hidden
Mercy: AIDS, Catholics, and the Untold Stories of Compassion in the
Face of the Fear,
que se puede leer en
https://www.nytimes.com/es/2021/11/16/espanol/opinion/iglesia-catolica-gay.html.
Pedofilia
Haz
lo que yo digo...
La
Iglesia católica reconoce hoy la pedofilia de sus clérigos,
imposible de ocultar dada la enorme cantidad de casos denunciados y
su extensión geográfica. En el encuentro "La protección de
los menores en la Iglesia", en febrero 2019, el Papa Francisco
pronunció un alegato del que extraigo algunos pasajes:
La
inhumanidad del fenómeno a escala mundial es todavía más grave y
más escandalosa en la Iglesia, porque contrasta con su autoridad
moral y su credibilidad ética. El consagrado, elegido por Dios
para guiar las almas a la salvación, se deja subyugar por su
fragilidad humana, o por su enfermedad, convirtiéndose en
instrumento de satanás. En los abusos, nosotros vemos la mano del
mal que no perdona ni siquiera la inocencia de los niños.
Humildemente y con valor debemos reconocer que estamos delante del
misterio del mal, que se ensaña contra los más débiles porque son
imagen de Jesús. Por eso ha crecido actualmente en la Iglesia la
conciencia de que se debe no solo intentar limitar los gravísimos
abusos con medidas disciplinares y procesos civiles y canónicos,
sino también afrontar con decisión el fenómeno tanto dentro como
fuera de la Iglesia. La Iglesia se siente llamada a combatir este mal
que toca el núcleo de su misión: anunciar el Evangelio a los
pequeños y protegerlos de los lobos voraces. No se puede, por
tanto, comprender el fenómeno de los abusos sexuales a menores sin
tomar en consideración el poder, en cuanto estos abusos son siempre
la consecuencia del abuso de poder, aprovechando una posición de
inferioridad del indefenso abusado que permite la manipulación de su
conciencia y de su fragilidad psicológica y física. ¿Cuál
es, por tanto, el “significado” existencial de este fenómeno
criminal? Teniendo en cuenta su amplitud y profundidad humana, hoy no
puede ser otro que la manifestación del espíritu del mal. Si no
tenemos presente esta dimensión estaremos lejos de la verdad y sin
verdaderas soluciones. Hermanos y hermanas, hoy estamos delante de
una manifestación del mal, descarada, agresiva y destructiva. Detrás
y dentro de esto está satanás, que en su orgullo y en su soberbia
se siente el señor del mundo y piensa que ha vencido. Así pues, el
objetivo de la Iglesia será escuchar, tutelar, proteger y cuidar a
los menores abusados, explotados y olvidados, allí donde se
encuentren. La Iglesia se centrará en las siguientes dimensiones:
- La
protección de los menores:
el objetivo principal de cualquier medida es el de proteger a los
menores e impedir que sean víctimas de cualquier abuso psicológico
y físico. Por lo tanto, es necesario cambiar la mentalidad para
combatir la actitud defensiva-reaccionaria de salvaguardar la
Institución, en beneficio de una búsqueda sincera y decisiva del
bien de la comunidad, dando prioridad a las víctimas de los abusos
en todos los sentidos.
-
Seriedad
impecable:
deseo reiterar ahora que la Iglesia no se cansará de hacer todo lo
necesario para llevar ante la justicia a cualquiera que
haya cometido tales crímenes. La Iglesia nunca intentará encubrir o
subestimar ningún caso.
-
Una
verdadera purificación:
se necesita imponer un renovado y perenne empeño hacia la santidad
en los pastores [...] continuando, con toda su fuerza, en el camino
de la purificación.
-
Acompañar
a las personas abusadas:
El mal que vivieron deja en ellos heridas indelebles que se
manifiestan en rencor y tendencia a la autodestrucción. Por lo
tanto, la Iglesia tiene el deber de ofrecerles todo el apoyo
necesario, valiéndose de expertos en esta materia.
En
el 2022, el Dicasterio para la Doctrina de la Fe publicó el
"Vademécum.
Sobre algunas cuestiones procesales ante los casos de abuso sexual a
menores cometidos por clérigos".
El objetivo es "responder
a las numerosas cuestiones sobre los pasos que han de seguirse en las
causas penales de nuestra competencia... y aplicar de forma concreta
la normativa canónica referida a estos casos [...]El
presente Vademécum no es un texto normativo, no modifica
legislación alguna en la materia, sino que se propone clarificar el
itinerario. No obstante, se recomienda su observancia, con la certeza
de que una praxis homogénea contribuye a hacer más clara la
administración de la justicia"(se
puede leer íntegramente en
https://www.vatican.va/roman_curia/congregations/cfaith/
ddf/rc_ddf_doc_20220605_vademecum-casi-abuso -2.0_sp.html).
...pero
no lo que yo hago
A
pesar de las loables intenciones y disposiciones tomadas por la
Iglesia católica, que acabamos de leer, la realidad es muy
diferente. La pedofilia sacerdotal es un tema muy actual que figura
en los primeros puestos de los medios en todo el mundo. No presentaré
ningún caso particular de las decenas de miles que hay, por más
escalofriante que sea. No pretendo hacer aquí una crónica policial.
El sufrimiento de las víctimas muchas veces afectó su vida de tal
modo que se documentan algunos casos de suicidios. Pero me permito
reproducir lo expresado por Michael Kerrigan, en su libro Historia
negra de la Iglesia católica(Edimat
Libros S.A., Madrid, 2015), por considerarlo elocuente, brutal y
lapidario:
"Dame
un niño de hasta siete años y te devolveré un hombre". Este
conocido dicho se atribuye a los jesuitas... Pero cada vez menos
padres confiarían su hijo a un miembro del clero católico. Durante
la década de 1990, empezaron a salir a la luz historias de
brutalidad física y abuso sexual en un sinfín de orfanatos,
escuelas y otras instituciones, sin control durante algunas décadas.
De forma gradual, creció la comprensión que el abuso fue brutal y
generalizado, que implicaba a casi todas las áreas de la vida de la
Iglesia y a todas las órdenes religiosas. En algunos contextos era
más que frecuente, era sistemático... Para los críticos de la
Iglesia, la amable complacencia de las jerarquías ha sido tan
impactante como el abuso. Al conspirar para ocultar estas agresiones
sexuales que salieron a la luz, la Iglesia permitió que se llevaran
a cabo nuevos delitos. Más que eso, se podría decir que los
fomentó: la política de trasladar un sacerdote pedófilo a una
nueva parroquia sin indicar las razones, una vez que se sabía del
delito, le garantizaba un rebaño fresco en el que nadie estaba
prevenido.
Y
nuevamente recurro a Boffano:
La
institución católica ha multiplicado los casos de abusos sexuales
hacia niños y niñas, haciendo de este comportamiento aberrante una
práctica y, aunque intente que la gente crea que fueron excepciones,
todo el mundo sabe, gracias a la gran difusión mediática de estos
tiempos, que en la Iglesia ha sido y continúa siendo una práctica
cotidiana. Toda esa maraña de silencios, protecciones e influencias
que hay dentro de la iglesia, que oculta todos los vínculos amorosos
y sexuales, permite silenciar abusos y, cada vez menos, la pedofilia.
Los curas, obispos y cardenales que se callan conociendo la realidad,
lo hacen principalmente para evitar que estalle un escándalo.
Reconocer que ese mundo de encuentros sexuales existe dentro de la
iglesia y de la Compañía de Jesús (Jesuitas) es muy grave, porque
dejaría de ser un comportamiento excepcional. Esta conducta debe
permanecer en las sombras, esa es la ley. Importa más el prestigio y
la credibilidad de la institución y de las personas que la
representan, que las víctimas y los sobrevivientes. Mantener la
imagen del sacerdote y de la iglesia es más importante que el
sufrimiento de sus propios hijos. Abusar desde una posición de poder
y desde la confianza en quien debería ser ejemplo de ética y moral,
destruye a la víctima, en muchos casos para toda la vida. El
abusador delinque con total impunidad y somete a aquél que confía y
no puede defenderse.
Cultura
de secretismo, política de la Santa Sede a pesar de palabras y
documentos bienintencionados, dedicados a convencer a los
incondicionales. Como denuncia el documental de la BBC, narrado por
Paul Kenyon (lamentablemente ya no disponible en la web), existe un
decreto poco conocido del Vaticano, relativo al tratamiento de los
sacerdotes pedófilos y para silenciar los alegatos de abusos
sexuales, invocando en muchos casos el "secreto de confesión".
Es una Directiva redactada en 1962 por la Congregación para la
Doctrina de la Fe, enviada a todos los obispos del mundo. El
Instructivo "Delito de solicitación", marcado como
"confidencial", con ámbito de aplicación mundial, impone
la obligación de guardar estrictamente el secreto por parte de la
víctima, del sacerdote abusador o de cualquier testigo, so pena de
ser excomulgado (política explícita y escrita). El documento nunca
habla de ayudar a las víctimas. El hombre encargado de hacer cumplir
este decreto durante 20 años fue el Cardenal Ratzinger, hasta que
fue elegido Papa. En el 2001 redactó una modificación de esa
directiva, que no cambió gran cosa, y ordenó que todas las
denuncias se dirigieran al Vaticano, quien tiene competencia
exclusiva... pero que nunca responde. Esto resultó muy frustrante
para la policía y los trabajadores sociales, que intentan procesar a
los sacerdotes pedófilos en el marco de la justicia civil. El
instructivo de la Congregación es para su uso interno y no para
colaborar en las investigaciones. No es solo un tema de pasividad, es
una clara obstrucción para impedir el trabajo de las autoridades
civiles. Incluso se sabe que varios sacerdotes acusados y buscados
por la justicia, están refugiados en el Estado Vaticano, que los
protege y niega su extradición.
En
algunos países, caso de Canadá, existía hasta hace poco tiempo una
ley que prescribía los delitos sexuales luego de cierto tiempo, cosa
de la que se sirvió la Iglesia para no tratar los abusos que salían
a la luz muchos años después, con la víctima ya adulta.
Recientemente, ante la avalancha de casos, el gobierno canadiense
abolió esa ley. El inmenso poder económico del Vaticano le permite
estar pagando cientos de miles de millones de dólares por
indemnizaciones a las víctimas de abusos sexuales. En 1996 pagaron
en USA 4,5 millones de euros para silenciar a las víctimas y su
entorno. Pero en general hacen todo lo posible para evitar los pagos.
En muchos casos solo ofrecen oraciones. El Vaticano no tiene ninguna
política mundial de protección a los menores de los abusos de sus
sacerdotes o de ayuda a los abusados. La única política que tiene
es proteger al delincuente y a sí mismo, mediante el secretismo.
Es
cierto que la pederastia no es privativa de la Iglesia católica. Hay
casos de abuso sexual de menores en distintas instituciones públicas
y privadas, guarderías, centros de albergue, jóvenes equipos
deportivos y otros lugares especialmente creados para recibir a niños
y adolescentes de ambos sexos. Pero es necesario tener en cuenta dos
cosas:
1.
Debido a que la pedofilia es extremadamente hermética y muy poca
gente está dispuesta a admitirla en una encuesta, aunque se mantenga
el anonimato, no hay un método apropiado para obtener una estimación
fiable del número de adictos. Por tanto hay que basarse solo
en los casos denunciados y comprobados, en relación con la población
total estudiada, sacerdotes en un caso y hombres en general en el
otro. Aún así, las cifras no serán perfectas, tanto para el clero
católico como para la población en general. También es preciso
recordar, para estas estimaciones, que la Iglesia oculta
sistemáticamente a sus pedófilos en beneficio propio, por lo que
los casos comprobados suelen ser muchos menos que los reales (essabido
que miles de sacerdotes pederastas permanecen sin identificar). En
cambio, en la sociedad civil no hay motivos para el ocultamiento, por
lo que es más fácil llegar a una estimación más ajustada.
En
un artículo que causó revuelo en el Vaticano recientemente, el
diario italiano La
Repubblica citó
al Papa Franciscodiciendo
que alrededor del 2% de los curas católicos son pedófilos. Existe
un conocido estudio sobre pedofilia entre el clero católico,
realizado por el Colegio John Jay de Justicia Criminal en Nueva York.
Sus investigadores fueron a todas las diócesis en USA y recogieron
todas las historias creíbles de abuso que involucraban a sacerdotes
que sirvieron entre 1950 y 2002. Encontraron que el 4,2% había sido
plausiblemente acusado de abuso de adolescentes y preadolescentes. En
contrapartida Michael Seto, un psicólogo clínico y forense del
grupo Royal Ottawa Healthcare, estimó recientemente que la
prevalencia de la pedofilia en la población general no va más allá
del 1%. Todo lleva a pensar que la pedofilia está significativamente
más presente en el clero católico que en lasociedad
en general.
2.
La Iglesia católica predica lo contrario. Es tal vez el caso de
hipocresía más abyecto, ya que se basa en actuaciones consideradas
delito en la mayor parte de los países.Priman
los intereses del Vaticano por encima de la seguridad y la protección
de niños y adolescentes.
Celibato,
abusos sexuales
Haz
lo que yo digo...
Hasta
el día de hoy, una de las reglas más inflexibles de la ortodoxia
católica occidental, es el celibato sacerdotal obligatorio (estado
no casado ni en pareja y sin mantener relaciones sexuales). La
iglesia primitiva no imponía a ningún clérigo el celibato. Es más,
la inmensa mayoría del primer clero católico eran hombres casados,
con familia, incluso se practicaba el concubinato y la poligamia. El
celibato se empezó a considerar en el siglo IV, con un particular
impulso durante el papado de Gregorio VII en el siglo XI, pero sería
oficialmente instituido en los dos Concilios de Letrán (1123 y 1139)
y confirmado en el Segundo Concilio de Trento (1545-1563). No es un
dogma de fe sino una norma establecida por la Iglesia, por lo que es
pasible de ser modificada.
Pablo
de Tarso fue el primero en abrir el camino al decir que "el
soltero se preocupa de las cosas de Dios; el casado se ocupa de las
cosas del Mundo, de cómo agradar a su mujer; está, por tanto,
dividido",
y esto ha sido ampliamente utilizado por las jerarquías católicas
para fundamentar el celibato sacerdotal. La Iglesia dice hoy, en
términos más elaborados y conceptuales, que el celibato está
justificado porque sus ministros "deben
ser mediadores entre Dios y los hombres, deben estar siempre libres y
dispuestos para asumir misiones y cargos, la labor de Cristo
exige dedicación pura y total hacia los seres humanos y sus
ministros deben ser puros a nivel sexual".
Pablo VI declaraba en 1965: "Tenemos
el propósito no solo de conservar esta antigua ley, santa y
providencial, sino además de reforzar su observancia. Gracias a esta
ley, los sacerdotes pueden consagrar todo su amor únicamente a
Cristo y donarse total y generosamente al servicio de la Iglesia y de
las almas".
Benedicto XVI reafirmó que "con
el voto de castidad los religiosos y religiosas no se consagran al
individualismo, sino que prometen consagrarse plenamente al servicio
del Reino de Dios".
...pero
no lo que yo hago
Ningún
monje o sacerdote debe entrar en tu habitación,
evítalos
pues no hay peor peste... andan en público con
rameras
o, en secreto, con muchachas y mujeres casadas
P.A.
Manzolli, poeta humanista cristiano, 1500-1551, entregado a la
Inquisición
En
Roma la sexualidad de los religiosos y curas se vive
de
otra forma, más libre, pero sin duda de forma mucho más hipócrita
Julio
Boffano, 2021
No
pocos historiadores y teólogos críticos consideran que la verdadera
razón subyacente al discurso que acabamos de leer, es muy distinta,
es de índole económica. Un caso más de hipocresía. A partir del
siglo X la Iglesia se enriquece con el celibato, ya que los bienes de
los prelados (que los tenían, y enormes, como detallamos más abajo)
permanecen a su muerte en las arcas de la Iglesia, evitando que pasen
a sus hijos o a su familia. Se impide con esta medida que los
sacerdotes, cualquiera sea su jerarquía, tengan vínculos
financieros extraclericales: están casados con la Iglesia, a la que
pertenecen su riqueza y las posesiones acumuladas. Además,
colateralmente no se generan gastos vinculados al mantenimiento de
una familia, que deberían ser asumidos por la institución: los
religiosos solteros resultaban más baratos a los obispos que los que
tenían mujer e hijos.
Muchos
ejemplos concretos abonan esta hipótesis. Nos ilustra Karlheinz
Deschneren
su Historia
sexual del cristianismo(Ed.
Yalde, Zaragoza, 1993):
En
el año 528, el emperador Justiniano dispuso que quien tuviera hijos
no podía llegar a ser obispo. La razón era, sin duda, de naturaleza
presupuestaria. Solo dos años después, Justiniano arremetió contra
quienes se casaban tras ser ordenados y engendraban hijos. Declaró
nulos todos los matrimonios celebrados tras la ordenación sacerdotal
y a toda su descendencia ilegítima, infame y sin derecho de
sucesión. A mediados del siglo VI, el Papa Pelagio I consagró
obispo de Siracusa a un padre de familia, pero estableciendo que sus
hijos no podrían heredar ningún bien eclesiástico. Conforme la
cristianización progresaba, se tendió cada vez más a desheredar a
la descendencia de los sacerdotes. En el año 655, el noveno sínodo
de Toledo estableció que todos los hijos de sacerdotes "no
deben heredar de sus padres". En el siglo XVIII, frente a una
propuesta que los sacerdotes que solicitaran permiso para casarse
pagaran por ello, de modo de sanear las finanzas curiales, el Papa la
rechazó aduciendo que los clérigos solteros garantizaban los
negocios del Señor más efectivamente que si tuvieran familia...
¡aunque pagaran por ello! No hay peor enemigo del Papa que quien
reduce su patrimonio, pues el patrimonio garantiza el poder, el poder
dominio feudal y el dominio feudal lo es todo. Y el Papa Juan XXIII
se permitió incluir esta normativa entre las realizaciones
"gloriosas" de la Iglesia, proclamando que la abolición
del celibato estaba fuera de discusión, cosa que años después
reafirmó vehementemente Pablo VI (cf. supra).
En
el Concilio de Trento, Sesión XXIV (año 1563) Canon X se resolvió:
Si
alguno dijere, que el estado del matrimonio debe preferirse al
estado de virginidad o de celibato y que no es mejor ni más feliz
mantenerse en el celibato que casarse, sea excomulgado.
El
celibato contribuye, aunque no parece ser la causa principal, a los
abusos sexuales y la homosexualidad, aunque sí es la principal razón
de las relaciones heterosexuales encubiertas, ya que la prohibición
de estas es una norma claramentecontra
natura.
La abstinencia sexual no es en absoluto imprescindible para un óptimo
desarrollo personal (más bien es lo contrario desde el punto de
vista fisiológico) y es imposible mantenerla toda la vida. El
desenfreno sexual de los clérigos, sus promiscuidad y sus orgías,
que no es mi intención abordar aquí, desde épocas remotas y hasta
hoy en día, es cuidadosamente ocultado por la Iglesia
(obligatoriamente desde la Ilustración): "lo que sucede en
secreto no ha sucedido, solo lo que grita es pecado" (Panizza,
citado por K. Deschner).
Nadie
se salva, ni los más renombrados, respetados e idolatrados
representantes del catolicismo. Como ejemplo de último momento está
el caso del Abbé Pierre, el por todos conocido fundador de EMAÚS,
que salió a luz en julio del 2004. Los detalles de su desenfreno
sexual han sido ampliamente difundidos por la web, no creo necesario
reproducirlos aquí
(https://www.vidanuevadigital.com/2024/09/07/caso-abbe-pierre-17-victimas-mas-y-un-de
predador-sexual-en-serie/). Es muy significativo que el
Papa Francisco haya asegurado que el
Vaticano tuvo conocimiento, después de la muerte del abate en 2007,
de las acusaciones de violencias sexuales cometidas por élentre
los
años 1950 y 2005,calificando
de "feo pecador" al hasta ahora icono de la caridad en
Francia.
Con
la imposición del celibato y la férrea reglamentación de las
relaciones sexuales en los creyentes laicos, la religión católica
reprime los instintos, perjudicando la vida sexual y, por tanto, la
salud mental y nuestra vida toda. La preservación de la castidad es
y fue siempre el más elevado ideal del cristianismo, hostil a los
más elementales instintos. La ciencia moderna sabe que la represión
sexual enferma y aumenta el deseo. La Iglesia ha pervertido casi
todos los valores de la vida sexual: llama al Bien mal y al Mal bien,
trata lo positivo como negativo, lo honesto como deshonesto,
dificulta los deseos naturales y obliga al cumplimiento de mandatos
antinaturales. Dice Deschner: "Con el cristianismo, con la
Iglesia, el mundo tiene que estar enfermo". Lichtenberg dice:
"No puedo decir si mejorará cambiando, pero puedo decir que
tiene que cambiar para mejorar". En la Biblia el adulterio, el
incesto, la homosexualidad y la zoofilia son castigados con la
muerte.
Submundo
infecto, pero no por las diferentes orientaciones y actos sexuales,
que siempre respeté y comprendí gracias a mi formación biológica,
sino infecto por la hipocresía.
(continúa)
___________
(1)"Tienes
que obedecer, tienes que acostumbrarte a obedecer. Si lo dice el
superior, esa es la palabra de Dios. Los Jesuitas exigen en la
obediencia la completa negación del amor propio, les exigen a sus
discípulos que estén dispuestos a recibir y acatar el mandato de
sus superiores como si fuese directo de Cristo. No hay discusión, no
hay cuestionamiento" (Boffano, p. 148-149, cf.infra).
(2)Debe
recordarse que la Congregación
para la Doctrina de la Fe,
creada en 1967 por Pablo VI, es la continuación de la Congregación
del Santo Oficio,
creada en 1908 por Pío X, a su vez heredera de la Santa Inquisición,
que tantos horrendos crímenes cometió a lo largo de sus casi 8
siglos de existencia.
(3)La
Sociedad
de los Misioneros de África,
más conocida como Padres
Blancosen
razón del color de sus hábitos, es una sociedad de vida apostólica
católica fundada en 1868 en Maison Carrée, Argelia. La Sociedad fue
aprobada por la Santa Sede en febrero de 1908, y con ella se inició
la evangelización de muchos países africanos. Los Padres Blancos no
son una orden religiosa en el sentido estricto, sino un instituto
misionero de derecho pontificio.
(4)Ejemplos
de la ciudad alemana de Darmstadt: descuartizar a un vivo, 15
coronas; preparar la hoguera, echar las cenizas del quemado a agua
corriente, 30 coronas; quemar viva a una bruja, 14 coronas; degollar
a una persona con la espada, 10 coronas; colgar a una persona, 18
coronas; estirar violentamente un cuerpo, 5 coronas; cortar nariz y
orejas, 5 coronas; el suplicio del potro, 8 coronas; por cordeles
para tensar sobre el potro, izar y colgar pesas, colocar torniquetes
a las piernas, 30 coronas.
(5)En
su lecho de muerte, el monje Gueron reconoció que había recorrido
toda Francia para confeccionar falsos documentos para monasterios e
iglesias. En el sur de Alemania, el convento benedictino de
Reichenau, en el lago de Constanza, se hizo cargo de este trabajo
criminal.
(6)
En
los países laicos libres de culto, caso de mi país Uruguay, la
exoneración de tributos a la Iglesia católica y otras se justifica
sobre la premisa de que hacen obras sociales, educativas y de
beneficencia. Y esto en muchos casos es así. Aparecen como
organizaciones sin fines de lucro y como tales no pagan impuestos.
Claro, a cambio de un adoctrinamiento más o menos encubierto (nada
es totalmente desinteresado). El capital pasivo (iglesias, edificios,
monasterios, casas parroquiales, seminarios, terrenos y otros
inmuebles) no es considerado generador de lucro. Pero a lo largo y
ancho del mundo, muchas organizaciones religiosas, como órdenes,
monasterios, centros de peregrinación, entre otras, desarrollan
emprendimientos que generan ganancias muy lucrativas, capitales
activos, y estos sí deberían ser imponibles. A la Iglesia le sobra
el dinero para pagar impuestos como cualquier multinacional. En
algunos países laicos los ciudadanos no deben contribuir con sus
impuestos a financiar las necesidades económicas de las iglesias
cristianas y de otras creencias. Sólo lo hacen voluntariamente
aquellos que adhieren a la fe. Pero sí es cierto que esas
organizaciones, al no contribuir al erario público con los fondos
que derivarían de sus enormes propiedades, reducen los montos
disponibles para obras del Estado.
(7)Boffano
recomienda No
se lo digas a nadie,
en Internet, un documental polaco sobre el abuso sexual de la Iglesia
católica en Polonia, en el que los obispos plantean que todo es una
conspiración contra la ICAR. También recomienda en Netflix Examen
de concienciay
la película chilena El
Club(recomendación
a la que me sumo por haberla apreciado en toda su descarnada
crudeza), que relata la historia de un grupo de sacerdotes criminales
a los que la Iglesia confinó y ocultó en un remoto pueblo.
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(*) Nota Final:
El autor de esta publicación es "Alberto Cirio", fiel seguidor y colaborador de este Blog; quien amablemente me solicitó el compartir este artículo con el resto de los lectores; y al no estar en contra de la filosofía del Blog, es un honor para mí el poder publicarlo. El mismo "Alberto" se encargará de responder las dudas de los lectores a través de los comentarios.